Millones de mujeres en todo el mundo salieron a las calles el 8 de marzo para festejar el Día Internacional de la Mujer, y a la vez reclamar, en la mayoría de los casos, el pleno respeto a su condición humana y, de modo particular, el reconocimiento a la igualdad de derechos respecto a los hombres en materia laboral.
Entre las movilizaciones realizadas en numerosos países, reflejo de la creciente conciencia y combatividad de las féminas del orbe, los medios citaron la huelga feminista convocada en España, en la cual participaron al menos seis millones de mujeres, según datos de la Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras, los principales sindicatos de ese país.
Los organizadores denunciaron que las vidas de las mujeres “siguen marcadas por las desigualdades, por la violencia machista y por la precariedad”, tanto en España como en otras naciones del planeta, y las convocaron a detener su actividad y salir a la calle para “subvertir el orden del mundo y el discurso heteropatriarcal, racista y neoliberal”.
OIT respalda demandas femeninas
Las diferencias de género relacionadas con el trabajo no han experimentado una mejoría significativa durante los últimos 20 años, ha revelado un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicado en vísperas del Día Internacional de la Mujer.
El estudio Un paso decisivo hacia la igualdad de género: Para un mejor futuro del trabajo para todos, muestra que en los últimos cinco años la diferencia entre las tasas de empleo de los hombres y las mujeres ha disminuido menos de dos puntos porcentuales. En el 2018, las posibilidades de trabajar eran para las mujeres 26 % inferiores a las de los hombres; y la remuneración sigue siendo en promedio un 20 % más baja para ellas.
Según el documento, la prestación de cuidados no retribuidos es el principal motivo por el que las mujeres están fuera del mercado laboral, calculándose que 647 millones de ellas en edad de trabajar se dedican a tiempo completo a esas tareas sin pago alguno, en comparación con 41 millones de hombres en similar situación.
Tanto estas actividades como las tareas domésticas descendieron apenas 15 minutos por día en 15 años, ritmo al cual tomaría 209 años cerrar la brecha de género relativa a ese tipo de labor.
Otros factores de peso que perpetúan la desigualdad son la violencia y el acoso en el medio laboral, así como la revolución tecnológica y digital, que suele afectar a muchas féminas cuando se automatizan funciones de los sectores que más las emplean, como la hotelería y la restauración, o cuando se trasladan puestos de trabajo de un país a otro.
Los datos de la OIT indican que alrededor del 70 % de una muestra mundial de mujeres preferirían tener un trabajo remunerado y que el 66,5 % de los hombres están de acuerdo; sin embargo, en el 2018 sólo el 45,3 % de ellas tenían un empleo. En ese año, mil 300 millones de mujeres estaban contratadas, mientras que los hombres con trabajo sumaban 2 mil millones.
El reporte señala la necesidad de revocar las leyes que amparan la discriminación de género. La base para exigir y conseguir la equidad son las leyes que establecen iguales derechos para ambos sexos, dice.
Un futuro del trabajo en el cual las mujeres tengan una situación de igualdad con respecto a los hombres no requiere pasos graduales sino un gran salto en el que se ponga fin a la discriminación y las desventajas, y se superen los estereotipos arraigados en cuanto a su papel en la sociedad, el valor del trabajo y su posición en el mercado laboral, proclama el documento de la OIT.