Cargando...Por: María Caridad Pacheco, investigadora del Centro de Estudios Martianos
El pasado 3 de febrero falleció, en La Habana, el eminente estudioso martiano Luis García Pascual (1922-2019), Premio Nacional de Historia 2016 y galardonado entre otros reconocimientos, con la Distinción “Pensar es Servir” que otorga el Centro de Estudios Martianos por la obra de la vida, ocasión esta última en la que el nonagenario de raíz obrera expresó:
“Aunque llevo más de cincuenta años estudiando e investigando su vida y su obra, nunca me he sentido desanimado, ni cansado. Todo lo contrario. El hacerlo me da mucha más fuerza en mi vida. Porque Martí es Cuba, porque él vivió para Cuba”.
La noticia nos llegó desde la Fragua, donde sus familiares llevaron sus cenizas, en un acto de absoluta justicia por ser este uno de los lugares que más amaba, y donde recibió su inicial formación martiana en el Seminario de la Universidad de La Habana, dirigido por Gonzalo de Quesada y Miranda, en el cual llegó a ser graduado eminente del curso superior.
De formación autodidacta, este obrero electricista de la cervecería del Cotorro contribuyó durante más de medio siglo a engrandecer la figura de nuestro Héroe Nacional, a partir de un trabajo investigativo acucioso y perseverante, realizado en distintas instituciones y centros culturales de la isla, lo que le granjeó la admiración de connotados intelectuales cubanos, estudiosos de la vida del Apóstol, como Cintio Vitier y Fina García Marruz.
El 28 de enero de 1968, estuvo presente en la inauguración de la Sala Martí de la Biblioteca Nacional, y a partir de aquel momento, fue uno de sus más asiduos colaboradores. El primer resultado de su investigación fue una cronología titulada “Por la senda del Apóstol”, la más completa hasta aquel momento (1971). En 1973 apareció el tomo 28 de la edición aún no oficial de las Obras Completas de José Martí, en la que aportó buena parte de sus materiales. En la década de los sesenta del pasado siglo, aquel abnegado obrero diurno e investigador nocturno ya se había ganado la admiración del medio. Testimonio de ello son estas líneas de la periodista Loló de la Torriente, publicadas en la revista Bohemia, el 19 de julio de 1968:
“[…] El obrero García Pascual es un caso admirable de superación cultural, pues robándole horas al descanso y al sueño, levantándose a las cuatro y a las cinco de la mañana cumple sus tareas en la fábrica, y aún encuentra tiempo para concurrir por la noche, a la Sala Martí de la Biblioteca Nacional, que está abierta hasta las diez de la noche […] Busca y encuentra así el mejor tiempo para su desarrollo cultural y político”.
García Pascual centró su trabajo en el vasto epistolario martiano y, a lo largo de muchos años de labor acuciosa y callada, pudo localizar cerca de 120 cartas desconocidas, además de corregir y establecer las fechas de más de 500 cartas escritas por nuestro Héroe Nacional. Este, y como consecuencia de su quehacer dirigente, omitió en muchas ocasiones las fechas de sus misivas “rompiendo” de esa forma el hilo conductor de su obra, algo que no escapó al talento, sagacidad y tenacidad de este obrero-historiador.
A raíz de la aparición, en 1993, de los cinco gruesos tomos del Epistolario de José Martí -la más abarcadora de la ediciones existentes hasta la fecha-, el Comandante en Jefe Fidel Castro le dirigió una carta personal a Luis García Pascual, en la cual le aseguraba haberse percatado “de que se trata verdaderamente de una obra monumental de investigación, erudición y, sobre todo, amor a la historia de nuestra patria y a la inmensa figura de nuestro Apóstol”. Y continuaba Fidel:
Lo logrado por usted y el compañero Moreno Plá, en las condiciones en que he conocido que trabajaron durante muchos años, dedicando a este noble empeño sus horas de descanso, invirtiendo en los aspectos prácticos del colosal trabajo de investigación sus propios recursos familiares, constituye un ejemplo de voluntad y espíritu de trabajo que los enaltece a ustedes y que nos debe enorgullecer a todos nosotros. Ustedes han demostrado lo que puede ser capaz de hacer el hombre cuando se propone una meta y cuenta con las fuerzas morales para alcanzarla, y cómo incluso para una labor intelectual tan compleja como la realizada por ustedes, más importante que la formación académica puede ser en ocasiones la decisión y la tenacidad.
Lo felicito de todo corazón, apreciado compañero, por el tesón, la laboriosidad y la eficiencia con que llevó adelante la hermosa tarea que, junto con su colaborador, se planteó en beneficio de todos nosotros. El resultado de este su trabajo de 35 años, al enriquecer de manera significativa nuestro conocimiento de la vida y obra de José Martí, significa un aporte concreto a la formación ideológica y cultural de las nuevas generaciones de cubanos.
La obra de Luis García Pascual ha llenado un importante espacio bibliográfico dentro de los temas relacionados con el Maestro debido a sus novedosas y excelentes interpretaciones sobre su entorno personal y familiar; este es el caso de sus cuatro libros José Martí. Epistolario, 1993; Destinatario José Martí, 1999; Entorno martiano, 2003, y José Martí: documentos familiares, 2008. Los tres primeros fueron premiados por la Academia de Ciencias de Cuba, el Instituto Cubano del Libro y la Unión de Historiadores de Cuba, respectivamente. Es muy lamentable que no haya podido ver publicado su última obra José Martí: dedicatorias, la que será presentada próximamente en el homenaje póstumo que le rendirán la Unión de Historiadores de Cuba y las instituciones martianas de conjunto con otras instituciones culturales de la capital.
Un hombre bueno y generoso, modesto, y con una aportación sustancial a la vida y la obra de José Martí, ha partido, pero ha dejado una obra maravillosa, que irá creciendo con el tiempo y a la cual se acercarán con admiración y respeto, las sucesivas generaciones de historiadores cubanos.
