Aun sin abrazar a sus seres más queridos, porque esos la esperan allá en el propio hogar en el municipio de Fomento, la doctora Lumey Hernández Mirabal, al pisar tierra espirituana, habla de otros afectos.
Esos que fueron prodigados por aquella familia inmensa de más de 1 600 pacientes que dejó atrás en una minúscula comunidad del inmenso Brasil. Un agradecimiento infinito a su trabajo, al pueblo de Cuba y a Fidel como máximo impulsor de la colaboración médica.
Comenta sobre una coincidencia que marcó el inicio y el final de su misión internacionalista en el país suramericano. Recuerda que subió al avión pocos días después de la partida física del Comandante en Jefe Fidel Castro. Ahora regresa a la patria en vísperas del segundo aniversario de su paso a la eternidad.
“Un 24 de noviembre llegué a La Habana para recibir el curso preparatorio, allí me conmocionó la noticia y días después con el corazón enlutado viajé”.
Las personas de esas comunidades viven su cotidianidad sin estar al tanto de lo que pasa en otros lugares del mundo, ni siquiera de su propio país, pero me sorprendió que varios me comentaran sobre Fidel.”
Doctora murió su líder, decían. A todos nosotros nos correspondió, a través de una atención médica de calidad, mostrarle quien fue ese gran hombre”, dijo la galena espirituana.