Desde hace más de seis décadas juristas, expertos, diplomáticos y adultos sensibilizados con los problemas de la infancia y lo vital que resulta esa etapa de la vida para el desempeño futuro de los seres humanos, acordaron la pertenencia de redactar una Declaración de los derechos del niño.
El documento, luego de sucesivas revisiones, fue aprobado por la Asamblea General de la ONU. en 1959, pero carecía de carácter vinculante, lo cual justificó un nuevo impulso legislativo multilateral que condujo a la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada el 20 de noviembre de 1989. Su cumplimiento sí es obligatorio para todos los países que la han firmado.
Cuba es Estado Parte en tal Convención desde 1991. Las políticas, acciones y programas en favor de la infancia y la adolescencia son una confirmación de que la Mayor de las Antillas es consecuente con la letra y el espíritu de ese documento jurídico, uno de los más versionados a nivel internacional.
Casi el 50% del presupuesto estatal de Cuba para el 2018 estuvo destinado a la salud, la educación y la asistencia social. Cada niño que nace en Cuba se inserta, automáticamente, en el esquema nacional de vacunación que le protege de 13 enfermedades transmisibles y se beneficia además del pesquizaje preventivo para la detección temprana de dolencias congénitas. Otro resultado notable del empeño cubano fue la validación, por parte de la Organización Mundial de la Salud, de la eliminación de la transmisión de madre a hijo del VIH/SIDA y la sífilis.
Cada 20 de noviembre, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Onu, y otras organizaciones afines, festejan el Día Universal del Niño. Lo asumen como pretexto para recordarle a los Gobiernos su compromiso con los cientos de millones de infantes olvidados en el mundo.