Los trastornos que ocasiona el cambio climático dificultan la labor humanitaria en situaciones de emergencia, advirtió la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC, por su sigla en inglés).
“Las repercusiones del cambio climático tornan más difícil, menos predecible y más compleja la labor humanitaria”, afirma la organización internacional en un comunicado divulgado en su página web.
“En un mundo cuya temperatura aumente en 1,5°C, un mayor número de fenómenos meteorológicos extremos afectará a toda la población, con consecuencias particularmente crueles para aquellas comunidades que intentan hoy sobrevivir con dificultad en medio de los conflictos, la inseguridad y la pobreza”, destaca en el documento Francesco Rocca, presidente de la IFRC.
La advertencia coincidió con la publicación este octubre de un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático, de Naciones Unidas, en el que se exponen las afectaciones que ocasiona el trastorno climático mundial en curso, y las graves consecuencias que acarrearía para la vida en la Tierra el previsible aumento entre 1,5 y 2 grados centígrados de la temperatura media global en este siglo, de no adoptarse con urgencia las medidas requeridas a escala global.
Según Rocca, más de la mitad de las operaciones de su organización, que en el 2017 atendió 110 emergencias y asistió a más de ocho millones de personas, “guardan relación directa con fenómenos climáticos, y muchas más se ven agravadas por presiones y repercusiones derivadas del clima”.
El texto recuerda que el cambio climático también es causa del aumento de los flujos migratorios, y en este sentido apunta que en el 2016 diversos acontecimientos relacionados con el clima dieron lugar al desplazamiento de 23,5 millones de personas.
El máximo dirigente del IFRC lamentó que actualmente se dedique menos del 10 % de los fondos mundiales relativos al clima para financiar la asistencia a las comunidades más vulnerables, y reclamó que se les otorgue una asignación superior en aras de su mejor preparación ante los riesgos que suponen temperaturas más elevadas.
“Millones de vidas —y miles de millones de dólares destinados a la intervención a raíz de desastres— están en juego”, concluye Francesco Rocca.