En el firme de la Sierra Maestra, no muy lejos de Minas de Frío, residía la familia Mompié, cuya humilde vivienda fue el sitio escogido para la celebración, el 3 de mayo de 1958, de la reunión donde fueron analizadas las causas que condujeron al fracaso de la huelga general revolucionaria del 9 de abril de ese año.
En el pequeño bohío se dio cita la dirección nacional del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7), integrada por Fidel Castro Ruz, Haydée Santamaría Cuadrado, Vilma Espín Guillois, Celia Sánchez Manduley, Faustino Pérez Hernández, René Ramos Latour, David Salvador Manso y Enzo Infante Uribazo; como invitados participaron Ernesto Guevara de la Serna, Antonio Torres Chedebeau, Luis M. Buch Rodríguez y Marcelo Fernández Font.
Convocado a rememorar el encuentro, Enzo Infante Uribazo, por entonces responsable de propaganda del Movimiento en todo el país, le concede importancia capital porque ratificó como línea a seguir la de la lucha armada directa contra la tiranía y determinó la reestructuración de la dirección nacional del (MR-26-7).
“Consecuentemente con esa línea, de sumo interés resultaron la ratificación de Fidel como secretario general del Movimiento, la cual ostentaba de hecho, y de Comandante en Jefe del brazo armado de esa organización, el cual desde ese momento cambió su denominación de Ejército Revolucionario del Movimiento 26 de Julio por la de Ejército Rebelde, más abarcador, con vistas a propiciar la incorporación de cuantos quisieran a la lucha en las montañas.
“Otra cuestión trascendental fue la determinación de que la lucha armada directa contra las fuerzas de la tiranía sería el factor decisivo, y los aparatos de acción de las ciudades, hasta ese momento con cierta independencia, quedaron subordinados al Ejército Rebelde, de modo que los jefes de milicias de las provincias, municipios y regiones tenían que coordinar su actividad con los jefes rebeldes de sus respectivos territorios”.
Al referirse a los cambios estructurales efectuados, Infante Uribazo apunta:
“Entre las decisiones adoptadas en Alto de Mompié, nombre con el cual es conocida aquella reunión, figura la creación de un comité ejecutivo de dirección integrado por Fidel, como centro; Faustino, Ramos Latour, David Salvador y Carlos Franqui, para desde la Sierra Maestra dirigir todas las acciones civiles y militares.
“De la atención al resto del Movimiento en el país se ocupaba una delegación radicada en Santiago de Cuba, con Fernández Font como coordinador. Los demás frentes también contaron con sus respectivas delegaciones: la del Obrero estuvo a cargo de Antonio Torres Chedebeau; la de Propaganda, correspondió a Raúl Rodríguez; la de Finanzas a Manolito Suzarte, y la de Acción, es decir, las milicias, al comandante Delio Gómez Ochoa, quien para ello pasó a residir en La Habana”.
Al abordar los significativos cambios relacionados con la táctica y la estrategia, puntualiza que “se ratificó la huelga general como punto culminante de la lucha. Fidel planteó que el Ejército Rebelde se preparaba para primero resistir y después derrotar la ofensiva de la tiranía, y una vez finalizada esta invadir todo el país hasta culminar con el triunfo revolucionario. Todo se hizo; ese fue el curso posterior de la guerra”.
Un aspecto importante consistió en la conversión de Radio Rebelde en medio fundamental de información y divulgación del Movimiento; para esa responsabilidad Fidel mandó a buscar a Carlos Franqui, quien se encontraba en el extranjero.
“A través de Radio Rebelde se difundieron todos los partes militares y toda la orientación política emitida por Fidel desde la Sierra, y su desarrollo progresivo permitió establecer filiales con vistas a garantizar las comunicaciones militares entre las columnas, los diversos frentes de combate y la Comandancia General, radicada en la Sierra Maestra.
“Todos esos cambios favorecieron la unidad en la dirección. Fidel asumió todas las responsabilidades, incluidas las relaciones exteriores, y designó a Haydée Santamaría como delegada del Movimiento en Estados Unidos. Con ella envió a Luis Buch, quien creó un sistema de claves para la comunicación secreta, porque en Mompié también se acordó que toda la actividad realizada en el exilio estuviera orientada por Fidel.
“Mira cuántas cosas se hicieron a raíz de la reunión de Mompié, que cohesionaron las fuerzas del Movimiento y le dieron una sola dirección para la derrota final de la tiranía”.
Acerca del autor
Graduada de Licenciatura en Periodismo, en 1972.
Trabajó en el Centro de Estudios de Historia Militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en el desaparecido periódico Bastión, y como editora en la Casa Editorial Verde Olivo, ambos también de las FAR. Actualmente se desempeña como reportera en el periódico Trabajadores.
Ha publicado varios libros en calidad de autora y otros como coautora.
Especializada en temas de la historia de Cuba y del movimiento sindical cubano.