Contrapuesto al grito del tripulante Rodrigo de Triana, cuando avistó tierra en el viaje inicial de Cristóbal Colón a América, la marianense Inocenta Juana Guerra Lima nos transmite un angustioso pedido, en la breve carta enviada a Buzón abierto.
Su queja: desde hace más de cuatro meses sufren aprietos con el suministro de agua en el área ocupada por las calles 59 y 61 y 120.
Refiere que no solo las roturas atentan contra el servicio, pues a pesar de las reparaciones siguen con “escasez casi total del preciado líquido”.
En su caso específico, aunque vive en un primer piso, se dificulta la entrada del agua, que es muy escasa y regularmente les llega en poco más de una hora a partir de las 4 y 30 de la mañana.
Pero ese no es el único problema, porque Inocenta tiene 76 años y trabaja, por lo que, o duerme poco o no lo hace para llenar los recipientes destinados a recopilar agua. Si bien asegura que alguna que otra vez el desvelo tampoco resulta recompensado.