Con el inicio de un programa en el que están previstas siete memorables actuaciones dedicadas a conmemorar las cuatro décadas de su debut en el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, en Washington, mañana martes 29 de mayo el Ballet Nacional de Cuba (BNC) dará continuidad en esa prestigiosa institución —tras una semana de receso— a la última etapa del festival Artes de Cuba: desde la Isla para el mundo, el cual comenzó el pasado 8 de mayo y concluirá el venidero 3 de junio.
Calificado de éxito apabullante, este es el más importante encuentro cultural de Cuba organizado en Estados Unidos con más de 50 funciones efectuadas por unos 400 exponentes de la vanguardia artística insular en música, danza, teatro, plástica y cine, entre otras manifestaciones, además de contar con la incorporación de varios artistas de la diáspora en Estados Unidos.
El BNC, que dirige la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, llevará al Opera House —principal espacio del Kennedy Center— sus emblemáticas coreografías: Giselle y Don Quijote, asumidas por figuras de relieve como Viengsay Valdés, Patricio Revé, Sadaise Arencibia, Raúl Abreu, Grettel Morejón, Dani Hernández, por mencionar algunas.
Con sus sobresalientes técnicas, muestra de la fuerza artística de la Escuela Cubana de Ballet, se reanuda el programa de Artes de Cuba… —el cual había recesado el día 20— con un suceso de lujo en la sala Teatro de la Familia: la puesta en escena de 10 Millones, de Argos Teatro, escrita y dirigida por Carlos Celdrán, director de la compañía; además de las interpretaciones del músico (de padre cubano) nacido en México y radicado en Nueva York, Arturo O‘Farrill —cinco Grammy— y su Afro Latin Jazz Ensemble; así como de la banda Tiempo Libre, que reside en la Florida.
Al concluir en el Kennedy Center, el BNC —que también celebra el aniversario 70 de su fundación— viajará a Nueva York, donde actuará, entre el 6 y 8 de junio, en el Centro de Artes Escénicas de Saratoga Springs, con capacidad para más de 25 mil personas.
Trajes extremos en el Kennedy Center
Otro de los espectáculos que cautivó a los estadounidenses fue el desfile de trajes extremos recreados a partir de cuadros de los maestros de la vanguardia artística insular invitados al encuentro: Roberto Fabelo (Gran ángel), Manuel Mendive (La Luz), y Roberto Diago (La piel que habla). Asimismo se exhibieron piezas trabajadas sobre la base de cuadros de Michel Mirabal, Alfredo Sosabravo, Ernesto Rancaño, Rogelio Dalmau, Eduardo Ponjuán, Ángel Acosta León, Manolo Comas y José A. Choy; ejemplos del imaginario de los artistas Sandra de Huelbes, Ignacio Carmona, Otto Chaviano y Celia Ledón. De Adigio Benítez, los diseños de las indumentarias se inspiraron en esencias caribeñas de su obra.
Con realizaciones admiradas por el público cubano en los eventos Arte y Moda que dirige Rafael Méndez, esos vestidos han sido calificados como extraordinaria combinación de bellas artes y diseño por la reconocida especialista Julia Potit, profesora de diseño de la escuela Parsons, de Nueva York; mientras que el Kennedy Center valoró la pasarela como “espectáculo de luz y color”, reflejo del “espíritu nacional del país caribeño”.
Las prendas que se mostraron en la sala Milenio del famoso Centro están hechas con telas de alta calidad, además de materiales reciclados y recursos naturales, en concordancia con las exigencias del proyecto Arte y Moda, cuyo director apuntó que fueron seleccionados con el fin de exponer ante el público estadounidense cómo se crean los trajes extremos en Cuba mediante materiales que generalmente no son usados en las confecciones textiles. También se exhibió una pieza del orfebre José Carlos Rafart.
El maestro Rafael Méndez precisó que en Cuba existen influencias de los diseños de vestuarios europeos y norteamericanos, “pero nosotros tenemos una manera diferente de hacerlos con una impronta muy cubana”.
La puesta en escena de Arte y Moda en La Habana conlleva varias semanas de preparación de los modelos y bailarines diestros en este tipo de pasarelas; sin embargo, para su realización en el Kennedy Center, solamente se dispuso de unas tres horas con maniquíes y danzantes norteamericanos, en una labor en la que se destacó el ágil organizador de pasarelas Juan Carlos Marrero.