La primera etapa del programa de desarrollo arrocero que inició en el 2012, y tiene una reprogramación hasta el 2030, se ha materializado con la introducción de tecnologías para garantizar el cultivo del cereal en un encadenamiento productivo que va desde la preparación de tierras y la siembra hasta la cosecha y el destino final.
Así lo informó Lázaro Díaz Rodríguez, director de la División Tecnológica del Arroz, del Grupo Empresarial Agrícola, durante un recorrido por las áreas exteriores de la Feria Internacional Agroindustrial Alimentaria (Fiagrop 2018), donde se muestran desde equipos láser (tecnología de punta), una computadora con un proyecto de campo con un emisor de señales que va guiando al equipo para lograr la nivelación de los suelos lo más perfecta posible.
Dijo que se exponen combinadas de pequeño porte para la cosecha del cereal, que son empleadas por los productores individuales y otras más grandes que se emplean en extensas áreas cultivadas, así como carretas, semirremolques, medios para transportar arroz cáscara seco desde los molinos hasta los secadores. Hoy no está completa la tecnología; se sigue importando y también produciendo en Cuba, sobre todo implementos agrícolas, y hay un cronograma de producción y entrega que serán el complemento final.
Con esta nueva tecnología no solo se obtienen mejores rendimientos agrícolas sino que también se logra un uso mucho más eficiente del agua, la cual es imprescindible en el cultivo del arroz, explicó el directivo.
Refirió que los rendimientos promedio que se obtenían en el 2012 no sobrepasan las 3 toneladas /hectárea, mientras al cierre del 2017 concluyeron por encima de 4 t/ha. Confirmó que donde se aplica esta tecnología, sobre todo la nivelación con láser o por GPS, se logran entre 6 y 8 t/ha.
Hay productores líderes, algunos de los cuales estuvieron vinculados con el Programa Vietnam-Cuba, que sobrepasan las 10 t/ha, y “hemos escogido 100, que los hemos calificado como productores extensionistas, que junto al Instituto de Investigaciones de Granos, no solo serán ejemplo en sus fincas, sino que van a traspolar sus conocimientos y experiencias, será los capacitadores de otros cosecheros, concluyó Lázaro.