Esta semana el mundo se dará cita en PyeongChang (República de Corea) unido por el espíritu olímpico: en solidaridad, respeto mutuo y competencia amistosa.
Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos muestran lo mejor de los logros atléticos del mundo y lo mejor de la humanidad.
La tregua olímpica, que se remonta a la antigua Grecia, permite que los atletas y espectadores viajen en condiciones de seguridad, y exige que reine la paz entre los participantes durante el período en que se celebran los Juegos.
Su mensaje fundamental es que nuestra humanidad común puede trascender las diferencias políticas.
Este ideal resuena hoy más que nunca en la península de Corea.
Exhorto a todas las partes en conflicto a que observen la tregua olímpica durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2018.
Que la llama olímpica brille como faro de la solidaridad humana.
Que la tregua olímpica ayude a difundir una cultura de paz.
Secretario General sobre la Tregua Olímpica