Por: Ariadna Andrea Pérez Valdés
Cada 4 de septiembre, desde hace 16 años, el colectivo de trabajadores del Hotel capitalino Copacabana, se reúne para rememorar los trágicos sucesos que cobraron la vida al joven comerciante italiano Fabio Di Celmo.
Mercedes Caballero, secretaria general del sindicato del hotel y quien fuera su camarera en la instalación turística, no puede olvidar el momento del estallido de la bomba y la desesperación que experimentó al enterarse que Fabio había caído.
“Estaba en las habitaciones y todo se estremeció. Nunca había sentido un estruendo tan fuerte. Cuando nos enteramos de lo sucedido sentimos un dolor muy grande porque él era como un hermano. Después de ese día enfermé de los nervios”, comentó Mercedes.
Los recuerdos del atentado terrorista no han abandonado tampoco a Fátima Lorenzo, gastronómica del lobby bar, quien presenció la explosión mientras se dirigía a la piscina del hotel: “Pasé minutos antes de que explotara la bomba, fui a cambiar un billete a la carpeta y cuando iba de camino a la piscina a dar un vuelto Fabio me llamó y le dije que no podía ir que esperara; en el momento que llegué a la piscina sentí el bombazo, regresé corriendo y él ya estaba en el piso tirado, aún vivo.
“No pensamos que iba a morir- continuó Fátima- hasta último momento albergamos la esperanza de que viviría. Nadie merece una muerte así y menos alguien como Fabio, un hombre excepcional. Aquí siempre lo recordaremos, aquí siempre estará vivo´´.
Fabio Di Celmo se ha convertido en un símbolo para los trabajadores del Hotel Copacabana. Su trágica muerte es un motivo más para denunciar y continuar luchando contra el terrorismo y por la liberación de los Cinco cubanos presos en cárceles norteamericanas.