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Los que asistieron al concierto de ayer en la sala Avellaneda del Teatro Nacional, como parte de las actividades de la 33 edición del Festival Internacional Jazz Plaza, saben que no miento. El maestro Chucho Valdés sorprende en el piano como el primer día, deslumbra como solo él sabe hacerlo. En el escenario se muestra sereno, confiado, listo para cualquier desafío que le impongan las melodías.
Virtuoso en cada acorde que protagonizó con suma destreza, el célebre músico se hizo acompañar de los músicos Yaroldy Abreu en la percusión, Rodney Barreto en la batería y Yelsy Heredia en el contrabajo. Para el final reservó un invitado de lujo: el prestigioso saxofonista estadounidense Joe Lovano, quien realizó con una memorable versión del tema Tres palabras, del compositor cubano Osvaldo Farrés.
La armonía y el empaste de los músicos resultaron sensacionales desde el principio, con la presentación del proyecto Valdés Brothers, integrado por Leyanis y Jessie Valdés.
No pudo faltar en una velada como esta la improvisación, que se hizo sentir en todos los instrumentos presentes, dando paso a la libertad, a la imaginación, a deseo infinito de sentir la música como la expresión idónea para conocer los anhelos del alma. Una vez más el jazz demostró que es uno de los géneros capaces de llevar los sentidos hasta dimensiones poco exploradas.
