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Alina Perera Robbio, especial para Trabajadores
Caracas, Venezuela.— A “un gran diálogo constituyente de la economía” ha convocado la presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) Delcy Rodríguez. Lo ha hecho para que confluyan en plenaria todos los sectores posibles del país, porque el desafío urgente de la Revolución Bolivariana está en superar los efectos de una guerra prolongada cuya principal diana es el bienestar del pueblo.
Pensar la economía nacional es la gran tarea que ahora se presenta ante el proyecto bolivariano que desde el 30 de julio goza de paz gracias al apoyo de más de 8 millones de personas, pero que también debe defender la esperanza, como han dicho sus artífices, desde la justicia y el pan.
La economía, como reflexionaba Delcy Rodríguez durante la sesión ordinaria de la ANC que comenzó el 31 de agosto y se extendió por más de un día, ha sido la punta de lanza para atacar a la nación suramericana y su consiguiente modelo de derechos humanos, de inclusión, de progresividad. La excanciller se remontó al 2014, cuando el país vivió una especulación desbordada, una inflación inducida “como nunca antes” se había visto.
Entonces los artículos llegaron a tener sobreprecios de hasta 7 mil y 10 mil por ciento. Era una realidad, denunció la joven dirigente, que sobrepasaba cualquier consideración y cualquier lógica económica, pero que tenía su fundamento político. Después se sumó la utilización del petróleo como una herramienta política en el escenario mundial. No obstante las iniciativas emprendidas por Nicolás Maduro en el 2015 —pasos denominados como “la diplomacia energética venezolana”—, la guerra para tirar los precios al suelo y castigar a países como Rusia o Irán, perjudicó seriamente los ingresos de Venezuela.
En diciembre del 2016 comenzaron a verse los frutos, explicó la Presidenta de la ANC, de la labor desplegada mundialmente por Maduro. Se lograron acuerdos importantes para rescatar el equilibrio de los precios del petróleo, y eso permitió revertir en algo la situación, aunque no de modo sustancial.
Otros golpes como el contrabando de extracción de bienes (más del 40 % de los productos importados o producidos en el país salían de su territorio), o la manipulación y agresión a la moneda nacional, alteraron el sistema de precios, lo cual ataca al corazón del pueblo.
“En esta Constituyente —afirmó Delcy— existe una representación empresarial, empresarios comprometidos con la economía nacional y con la vida nacional de Venezuela, pero también sabemos que en el país hay empresarios que se han prestado para la subversión de la estabilidad de la República mediante el acaparamiento, mediante el boicot de las cadenas de distribución de alimentos y medicamentos para perjudicar al pueblo venezolano”.
Por si fuera poco, la orden ejecutiva firmada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, formaliza el cerco que el país suramericano venía sufriendo en lo financiero y en lo comercial.
En asuntos de economía la ANC tendrá que plantearse batallas largas y profundas, culturales, como romper con el modelo de dependencia de la renta petrolera; y también batallas más tácticas que vayan poniendo coto a distorsiones, especialmente las inducidas, que hacen la vida muy difícil al ciudadano común.
La tarea pendiente es de una complejidad y una magnitud que abruman. Por eso la ANC ha iniciado “un debate constituyente de gran utilidad para el pueblo venezolano y que será —como ha afirmado Delcy— la ruta que marcará la superación de esta coyuntura”.
Tenemos todo para ser una gran potencia, ha expresado con razón y orgullo la joven luchadora. Ahora los caminos son los de encontrar modos de convertir lo potencial en victorias que acrecienten la felicidad de un pueblo gigante.
