El aula de la vida

El aula de la vida

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Foto: Agustín Borrego

Por mucho que se hable de ello, el inicio del curso escolar siempre será noticia en Cuba. Más de una arista se mueve alrededor de un suceso que involucra, de una forma u otra, a casi todo el país. Por un lado, la comunidad estudiantil, por el otro los miles de trabajadores que se desempeñan en el sector, lo cual hace que sea el sindicato de mayor membresía, con más de medio millón de afiliados.

Hoy abren las puertas las grandes escuelas y las más pequeñas; las de las ciudades y las de poblados apartados. Porque la educación —al margen de ser aquí conquista y logro revolucionarios— es un derecho humano, una posibilidad de todos.

El nuevo curso (2017-2018) trae consigo novedades. Como parte del tercer proceso de perfeccionamiento que el Ministerio de Educación (MINED) viene llevando a cabo desde hace unos años, ahora en 152 instituciones educativas de la enseñanza general se iniciará la implementación de nuevos planes, programas, orientaciones metodológicas, libros de texto y cuadernos de trabajo; lo cual arrojará resultados que luego se tendrán en cuenta.

El pensamiento y el legado de Martí y de Fidel; la historia Patria como basamento y sostén de nuestra ideología; el trabajo educativo y formador, la participación de la familia, son la esencia de un quehacer pedagógico que será diferente en cada lugar, según las características y particularidades.

La flexibilización escolar, a la cual ha convocado el Ministerio en los últimos años, implica originalidad, creatividad, y la oportunidad de que cada centro pueda tomar decisiones propias. Al respecto, la titular del sector, doctora Ena Elsa Velázquez Cobiella, ha alertado: “Sería un grave error por aislado que fuera el caso, que alguien identificara flexibilización con simplificación, con bajar el rigor, minimizar la exigencia o dejar hacer sin orden ni control”.

Por su parte, la Educación Superior con una de las matrículas más altas de los últimos períodos lectivos, y favorables resultados en el ingreso, abre las puertas con todas las universidades integradas, paso imprescindible para el reordenamiento de su fuerza laboral y el empleo más racional de los recursos.

Asimismo un mayor número de carreras se incorporan al plan de estudios E, lo cual implica cambios en planes y programas, y la reducción del tiempo (a cuatro años) de determinadas especialidades, a fin de que los graduados ingresen de forma más rápida al mercado laboral con los conocimientos básicos adquiridos, y posteriormente pueden continuar superándose en la formación postgraduada.

A la par de todo esto, un rol importantísimo lo desempeña el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte (SNTECD), que se ha propuesto mantener como un objetivo permanente de trabajo el fortalecimiento de la ética, la moral y los valores en el sector educacional y deportivo.

Por ese motivo ha acordado realizar desde el 20 de septiembre y hasta el 17 de noviembre asambleas de afiliados y trabajadores para abordar el tema, sobre la base del estudio del discurso de Fidel en el acto de graduación de los egresados del destacamento pedagógico universitario Manuel Ascunce Domenech, en Ciudad Escolar Libertad (7 de julio de 1981), en cuyas palabras el líder de la Revolución cubana deja plasmadas una serie de ideas esenciales para la labor de los educadores en todos los tiempos.

“(…) el maestro tiene que ser un ciudadano ejemplar que todos respeten y admiren. Ser maestro por eso significa ante todo, serIo en todos los órdenes de la vida. En el ejercicio de la profesión está implícita su ejemplaridad, divisa del educador comunista y condición indispensable para cumplir los altos objetivos de la escuela socialista.

“La ejemplaridad se demuestra en la puntualidad, disciplina, calidad de la clase, cumplimiento de las normas, asistencia al trabajo productivo, en las relaciones con los alumnos y con los compañeros maestros, en su higiene personal y en la exigencia para consigo mismo y para con los demás”, señaló el Comandante en Jefe en aquella oportunidad.

Cada maestro cubano debe tener estas palabras como guía para el quehacer diario. Ellas resumen la conducta a seguir dentro y fuera de las aulas, porque como tantas otras veces se ha dicho, son los educadores el espejo donde se miran a diario las futuras generaciones, esas que queremos sean dignos seguidores de los mejores cubanos de todos los tiempos.

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