Apenas unos minutos de conversación con Olga Lidia Pérez Díaz bastan para percibir que la profesión que desempeña hace tres décadas le es afín en todos los sentidos. La directora nacional de Notarías en el Ministerio de Justicia (MINJUS) es diáfana, atenta, le gusta dialogar y se siente feliz cuando sabe que un proceder puede solucionar determinadas situaciones en el seno de una familia o en otros espacios.
Ella lo confiesa con la mayor naturalidad del mundo: “Me apasiona atender, explicar y orientar a las personas”. Esa cualidad suya dice mucho de sus actitudes personales y humanas, que la han llevado durante estos años a ser una excelente profesional y, por consiguiente, a dirigir la Sociedad del Notariado Cubano, adscrita a la Unión Nacional de Juristas de Cuba (UNJC).
“El notario debe tener carisma para realizar su labor, no puede estar de mal humor porque quien solicita un servicio es digno de respeto. Incluso tiene que conocer un poco de psicología para tratar a los demás; hay que ponerse siempre en el lugar del otro.
Me encanta que la gente se vaya con el trabajo concluido, como diciendo ‘me quité un problema de arriba y tal especialista contribuyó a que yo lo resolviera con calidad y conforme al Derecho’. Eso me satisface”. Prácticamente dentro de un mes cumplirá 30 años de graduada. Estudió en la Facultad de Derecho, en la Universidad de La Habana, donde tuvo la oportunidad de realizar una práctica laboral en la emblemática notaría de 23 y J.
Le gustó el trabajo y casi al finalizar la carrera optó por la única plaza que llegó, la cual se la concedieron por sus resultados como estudiante. En septiembre de 1987 inició su vida laboral (período de adiestramiento) en el municipio de Playa, y a fines de ese propio año se sometió a un examen de habilitación; unos meses después fue nombrada notaria. Es decir, en el 2018 celebrará tres décadas en este ejercicio.
Asumió la jefatura del Departamento de Notarías (1991) en la Dirección Provincial de Justicia, en la capital, bajo la guía del doctor Raúl Francisco Marín Cuétara.
De él dijo: “Fue nuestro profesor; falleció en marzo último próximo a cumplir 90 años, todavía estaba activo. Desde el punto de vista ético, sus enseñanzas me sirvieron de mucho para mi vida profesional”. Un tiempo después se incorporó a Consultoría Jurídica Internacional, en la que encabezó el Departamento de Notaría hasta que en 1999 fue trasladada a la notaría especial del MINJUS.
En el 2008 asumió la responsabilidad actual, que ejerce la dirección técnica, normativa y metodológica de esta actividad en el país. “Ha sido un largo camino. Tengo el regocijo de haber empezado desde la base, lo cual resulta muy importante para cualquier cuadro que se desempeñe en la actividad jurídica.
Por esta razón mantengo los vínculos; conozco los nombres y apellidos del total de notarios del país, de los más viejos, de los nuevos.
“Tenemos 657, ubicados en 238 unidades en cada uno de los municipios y hay más de una en aquellos donde existe una mayor demanda de servicios. En un año visitamos varias veces los territorios. Es un trabajo que necesita seguimiento. El notario es un servidor público, pero no siempre en todos los lugares funciona como queremos.
“A veces se generan quejas de la población; algunas con razón, otras sin ella, y en ocasiones se producen incumplimientos, frente a lo cual estamos atentos. Primero, defendemos el derecho constitucional de la población a quejarse y tratamos de brindar una respuesta. No obstante, en los momentos necesarios hemos adoptado las medidas disciplinarias correspondientes. No tiembla la mano cuando se pierden los requisitos de idoneidad.
“Ocurre que nuestros profesionales —incluso algunos periodistas han incurrido en eso— son confundidos como tramitadores. No es así. Somos funcionarios públicos, con obligaciones y atribuciones claramente dispuestas y establecidas en la Ley 50 de las Notarías Estatales. “Debemos dominar todas las ramas del Derecho (Civil, Penal, de Sucesiones, de Contrato, Mercantil, Tributario, entre otras). Autorizamos documentos y actos que están gravados con impuestos, y asesoramos a las personas para que los paguen.
“Hoy el notario es una figura clave, que ha adquirido mayor protagonismo a partir de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución adoptados en el año 2011, cuando se eliminaron un conjunto de prohibiciones que hasta ese entonces existían, y por lo tanto asume mayor responsabilidad. “Es bueno señalar que nunca actúa de oficio, siempre a requerimiento, bajo el principio de control de la legalidad, lo cual debe trasmitir a los ciudadanos y, en ese sentido, aconsejarles. Debe tener una conducta ética intachable, no solo en su centro de trabajo sino además en el lugar donde reside, porque como servidor público debe gozar de moral y prestigio.
“Asimismo requiere de una formación constante desde el punto de vista académico doctrinal y de apropiación de todas las normas que se publican en la Gaceta Oficial. La autopreparación debe ser diaria, y en eso radica la confianza de las personas naturales y jurídicas en el servicio notarial. “Está en la obligación de tratar con respeto a los clientes, asesorarlos adecuadamente y cumplir con los requisitos que establece la ley en cuanto a la autorización de documentos.
El que mienta, incurra en una falta importante, en una acción de corrupción, en un delito, el que no se ajuste a la verdad, no puede seguir ejerciendo”.
Usted es delegada por derecho propio al VIII Congreso de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, cuyas sesiones finales tendrán lugar los días 7 y 8 del presente mes. ¿Qué representa tal oportunidad?
“No puedo dejar de mencionar una de las mayores gratificaciones que me ha dado la profesión como lo fue el hecho de conocer personalmente al Comandante en Jefe Fidel Castro, mientras laboraba en la Notaría Especial. En todo proceso importante de inversión extranjera, de impulso para el desarrollo económico del país, estaba él. Ahí están las fotografías que muestro con orgullo.
“En cuanto al congreso, me siento muy honrada y, al mismo tiempo, la actual coyuntura histórica implica una gran exigencia y compromiso. Primero, porque se ha reconocido el papel que en estos momentos desempeña el jurista en el necesario acompañamiento que requiere el proceso de conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista y del plan de desarrollo hasta el 2030.
“El Derecho tiene que estar a la par de la economía como forma de instrumentación de todo lo que se está haciendo. Por eso considero que los delegados al encuentro abordarán, precisamente, la relevancia del jurista en nuestra sociedad, los retos en relación con la capacitación y formación para brindar cada día un mejor servicio.
“También es fundamental el asesoramiento jurídico al Estado y al Gobierno cubanos, a las empresas estatales. El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz ha señalado que necesitamos juristas preparados para lograr, entre otras cosas, impulsar la inversión extranjera, que luego va a tributar al desarrollo del país. Estamos en ese camino”.