Por Elaine Caballero
En la Casa de Cultura de Centro Habana –como para ofrecer su buena música a todas luces– los amantes del danzón se reúnen los primeros sábados de cada mes en la peña La esperanza de amar, la cual el pasado sábado arribó a su sexto aniversario.
Bajo la conducción de Fernando De Gala, la peña está dedicada a una figura esencial del género en Cuba, Richard Egües, considerado uno de los más célebres flautistas y figura clave de la Orquesta Aragón.
La orquesta La Danzonera de Cuba es la anfitriona de esta cita. Temas como El Bodeguero, Virgen de Regla y La última noche cobran vida entre violines, guitarras y saxofones, melodías que han hecho bailar durante décadas a todos los visitantes a la isla con su ritmo y sonoridad distintiva.
El público asiduo al encuentro pertenece, generalmente, a la tercera edad y no por ello dejan de entregar su pasión al baile haciendo eco en una urbe donde hasta la brisa tiene sinfonía propia. La mezcla perfecta del danzón con chachachá, rumba y un poco de salsa, resulta propicia para que vecinos y transeúntes se unan al festejo.
Con respecto a la labor realizada por De Gala, este expresó: “Hemos trabajado incasablemente para que la peña no muera. Quiero agradecer el apoyo brindado por la Casa de Cultura de Centro Habana y en especial a su directora por acogernos”.
Una de las particularidades es que los bailarines no tienen pareja fija. Tras finalizar la canción cambian sucesivamente y todos los presentes se conocen entre sí. Deviene oportunidad especial para adaptarse a distintos métodos de danzar, pues con esta práctica se adquiere mayor profesionalidad.
También el bolero tuvo privilegio, temas del repertorio nacional y foráneo resaltaron en la voz de la intérprete Dora Beltrán, quien amenizó el momento al ofrecer una música colmada de pasiones, donde el público tarareó, una y otra vez, el estribillo de los temas.
La invitación está hecha, la Casa de Cultura de Centro Habana abre sus puertas para brindar su espacio al danzón, a la alegría y La esperanza de amar.
El danzón, nuestra danza nacional. No hubo, hay ni habrá música tan cubana como nuestro danzón. Su cadencia, ritmo, melodías exudan un aroma, una vibración armónica sin palabras que dicen : ¡ SOY CUBA ! Antonio María Romeu, el mago de las teclas, su más destacado intérprete y compositor. Escuchar un danzón me envuelve musicalmente en nuestro clima tropical, en nuestra sociedad típicamente cubana, en nuestra idiosincracia que la concepción, en forma de sonata clásica, de su estructura musical, plasma con mano maestra el sentir de nuestro pueblo. ¡ VIVA NUESTRO INMORTAL DANZÓN ! ¡ VIVAN MIGUEL DE FAÍLDE, ANTONIO MARÍA ROMEO Y TODOS LOS GRANDES MAESTROS DEL GÉNERO QUE HAN PUESTO UN POQUITO DE SU CORAZÓN CANTÁNDOLE A NUESTRA CUBA, NUESTRA QUERIDA PATRIA !