Sentado en la sala de su casa, Alexander Ramos accedió a revelar buena parte de su vida, incluido el hecho puntual que lo hizo inmortal en la pelota cubana: haber jugado mil 112 partidos seguidos. Nacido y criado en la Isla de la Juventud, el otrora segunda base y actual entrenador de esa selección pisó por vez primera un terreno de béisbol, El Bambú, en Nueva Gerona, con solo 7 años.
Sus entrenadores iniciales José Pérez y Cecilio Soto nunca le impusieron una posición específica. Alexander pidió jugar la intermedia y nunca más la cambiaría.
Conversador, amante de las novelas y sincero, su testimonio emociona por sus enseñanzas. “El equipo de la Isla no tenía tradición, pero me gustaba ver jugar a Juan Carlos Calvo, Reinaldo Herrera, Pablo Pérez, Silvio Montes, Pedro Pérez y Jorge Tamayo.
Siempre iba al estadio y algunos de ellos fueron años más tarde mis entrenadores. “Desde las categorías infantiles elegí la segunda base, quizás porque defendía bastante bien, aunque no voy a negar que Urquiola y Anglada eran muy mencionados entonces y pueden haber influido. En la etapa juvenil estuve en dos preselecciones nacionales, pero había grandes peloteros y nunca integré un equipo Cuba. Sin embargo, no me desmotivé, seguí luchando”.
Casi con una memoria fotográfica, Alexander Ramos recordó su debut en Series Nacionales: estadio de San José de las Lajas, ponche en la primera vez al bate y tubey en la segunda oportunidad, todo frente al zurdo Luis Javier Rodríguez. Ese año (1988) fue elegido el novato de la campaña. Su hazaña más grande e impresionante en el deporte fue punto obligado en sus palabras. “Siempre he tenido mucha voluntad de jugar, de salir al terreno hasta con fiebre.
Pero esa constancia tenía que ser proporcional al rendimiento porque ningún mánager te pone en la alineación por simpatía. La cadena de juegos consecutivos empezó en 1994 y se extendió por 10 años. “Tuve dos momentos difíciles que pusieron en peligro el récord. En el play off semifinal contra Industriales, cuando se me partió un dedo (nunca más se enderezó). Por la mañana me lo entablillaban y antes de empezar el partido me lo quitaban.
El otro fue cuando mi madre enfermó. Estaba ingresada en terapia y salía a las 6:00 a.m. para La Habana en el primer vuelo, jugaba la Súper Liga y viraba a las 8:00 p.m. para quedarme con ella en el hospital. Estuve así una semana”. Espinas y lecciones “El momento más amargo y feliz al mismo tiempo fue cuando perdimos esa semifinal con Industriales (1999) que íbamos ganando 3-1. Nos faltó experiencia, el estadio Latinoamericano nos cayó arriba y el equipo era muy joven. Estuvimos a punto de discutir el título. Lloramos todos.
Y cuando pasaron los días nos percatamos de la proeza que habíamos hecho. Ese tercer lugar fue grandioso. “Armando Johnson siempre me ha ayudado mucho, desde que era jugador hasta ahora que trabajo a su lado como entrenador. Pero también recibí consejos de Antonio Pacheco, de Lázaro Castro en el bateo y de Víctor Mesa. “Sí, me machacaron con la integración de un equipo Cuba. Nunca pensé dejar el béisbol por eso, todo lo contrario, me motivaba más a seguirles buscando problemas a los técnicos. Bateaba 380, quedaba entre los tres primeros segundas bases y me mandaron 15 veces para la selección B. Algunos decían que allí viajaba y yo respondía: quiero estar donde me lo he ganado. Casi a punto de retirarme fue que pude ir a los Juegos Panamericanos del 2003”.
Capitán del equipo pinero desde 1990, Alexander reconoció que en cuatro provincias lo aplaudieron mucho fuera de su terruño: La Habana, Holguín, Ciego de Ávila y Matanzas. No escondió que su mejor pareja en el campo fue el torpedero Juan Carlos Moreno, en tanto se arriesgó a hacer un equipo ideal de Isla de la Juventud.
“Recibí ofertas para quedarme en Estados Unidos y en México. Eso era constante, pero no me fui porque aquí me siento bien. Nunca traicionaría a la Isla. Y con menos condiciones que ahora, antes se jugaba con más amor. Y eso debemos rescatarlo. Hay muchachos que se conforman con ponerse el traje del equipo provincial. No podemos cansarnos de hablarles, exigirles y ponerles ejemplos. “Me atrevo a dar esa selección ideal. Receptor: Vladimir García, primera base: Raúl Ajete o Luis Felipe Rivera; segunda base: que lo diga el pueblo, torpedero: Juan Carlos Moreno o Juan Carlos Calvo, tercera base: Michel Enríquez, jardinero izquierdo: Orlis Luis Díaz, en el central: Dioel Reyes y en el derecho: Pablo Pérez. Lanzador derecho Carlos Yanes y zurdo Wilber Pérez.
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.
corren otrs tiempos,cuba se transforma la gente ve con otro prisma la vida,no creo yo que el pueblo de cuba sienta como un traidor a contreras,el duque y otros tantos,es hora ya de cambiar el lenguage por nuestros periodistas y que quienes tienen que tomar las deciciones ,autoricen alos peloteros cubanos y atletas en general a jugar en el estrnjero y a la hora de conformar el equipos todos los que hallan nacido en cuba viva donde viva tenga derecho,todos somos cubanos