Por Rodny Alcolea Olivares y Ramón Barreras Ferrán
Quiviján es un asentamiento poblacional atravesado por el río del mismo nombre, uno de los 72 afluentes del caudaloso Toa, y ubicado a 30 kilómetros de Baracoa. Si se observa el mapa de esa región, en la provincia de Guantánamo, puede apreciarse que limita con cayo Güin, Imías, Majubabo y San Antonio del Sur.
Con solo mencionar esos nombres salta la evidencia: todos fueron muy afectados por el huracán Matthew, principalmente las viviendas, instalaciones vinculadas a la producción y los servicios y la agricultura.
Los lugareños cuentan con orgullo que en Quiviján preservan el honor de haber tenido, en las montañas cercanas, a Antonio Maceo y sus compañeros del Ejército Libertador después del desembarco por Duaba, el 1º de abril de 1895.
Está también en la memoria histórica, entre otras páginas gloriosas, la lucha contra las bandas contrarrevolucionarias que operaron en la zona con el propósito de sabotear la Campaña de Alfabetización (1961), y las obras que la Revolución comenzaba a ejecutar para mejorar las condiciones de vida.
Esas memorias enaltecen en alguna medida, como nos expresó un combatiente, el espíritu de quienes lo perdieron todo o casi todo al paso destructor de un demonio llamado Matthew y que de cierta manera formará parte de los anales históricos de la localidad, como también lo fue la crecida provocada por las intensas lluvias asociadas al ciclón Hilda en septiembre de 1955.
Para llegar hasta Quiviján hay que subir las montañas en busca de la Vía Mulata. Los vientos y las corrientes embravecidas naturales del agua que bajan permanentemente de las lomas, la dejaron interrumpida al paso de Matthew, pero la rápida acción de fuerzas constructoras permitió abrir el camino con notable celeridad.
Jóvenes y bloques
Aunque se ha avanzado en la recuperación de las viviendas y distintas instalaciones, sobre todo en el restablecimiento de los techos y la creación de facilidades temporales para los que sufrieron derrumbes totales, la demanda de materiales de la construcción es superior a la oferta, por lo que se hizo preciso encontrar alternativas.
Esa es la razón por la que en Quiviján funcionan hoy varias bloqueras en las que trabajan los integrantes de pequeñas brigadas formadas fundamentalmente por jóvenes, quienes no tenían vínculo laboral alguno con anterioridad. Existen unidades productoras que emplean la energía eléctrica, peroen otras utilizan el método más tradicional: la preparación del hormigón, el llenado de los moldes y el traslado de manera manual.
La unión de ambas formas de producción permite en ese asentamiento, como también en otros, fabricar más de mil bloques en cada jornada.
El imperativo de construir en el menor tiempo posible una cantidad notable de viviendas para los damnificados ha obligado a que, junto con la rápida y sostenida asignación de los miles de tejas y materiales producidos por la gran industria, surjan en las montañas del alto oriente cubano, como hemos reseñado que sucede en Quiviján, nuevas industrias pequeñas dedicadas a la fabricación local de bloques. A ellas pronto se sumarán otras para la elaboración de plaquetas y viguetas, que proporcionan en poco tiempo, levantaruna casa con cubierta resistente a los embates de los vientos huracanados.
Carlos Martínez Turro, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial, informó que en la actualidad funcionan 13 minindustrias (siete en Baracoa y seis en Maisí), a las que se les sumaran otras hasta totalizar 22.
Agradecimiento
Muestra de cuanto se puede lograr en la recuperación del muy dañado fondo habitacional de las serranías próximas (relativamente) a Baracoa es la vivienda recién terminada de Félix Paumier Hernández, combatiente del Ejército Rebelde que reside en Quiviján, la que fue construida en pocos días.
“Estoy muy contento. La casita en la que vivía fue destruida totalmente y miren ahora esta, ¡qué linda quedó! Me siento orgulloso de haber luchado por esta Revolución, la que no deja a nadie desamparado”, afirmó Félix.
Y el agradecimiento se multiplica
Desde el mismo momento en que pasó Matthew y dejó una larga y ancha estela de destrucción, se hizo presente la solidaridad de los cubanos y también de personas y de instituciones allende los mares.
Así lo destacó Mailer Díaz Matos, funcionaria de Relaciones Internacionales, Proyectos de Colaboración y Donativos de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Baracoa. Explicó que la ayuda ha sido diversa y de mucha utilidad.
El agradecimiento de los damnificados es inmenso, pues muchos lo perdieron todo. Para ellos, hasta lo que pueda parecer insignificante les resulta necesario.
Bloques, como los que hacen en Quiviján, los techos restablecidos de manera gradual y los donativos solidarios, junto con otras acciones y manos que se tienden, ayudan de modo inestimable a quienes Matthew quiso “noquear”, pero no pudo, a pesar de la enorme fuerza de sus “puños”.
¡De última hora!
A punto de cerrar estas líneas conocimos de una información digna de ser difundida. Más de 114 kilómetros de vías dañadas por el huracán Matthew ya se encuentran recuperadas, en tanto, brigadas de la construcción trabajan en los municipios de Maisí, Baracoa y Yateras.
Y también que contingentes del Ministerio de la Construcción (MICONS) de las provincias de Santiago de Cuba, Granma, Holguín, Villa Clara y Guantánamo acometen las labores de ejecución y reparación de obras muy necesarias, como nuevas rutas de acceso, puentes, alcantarillas…
Todo parece indicar que las huellas de Matthew comienzan a borrarse.