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Eterna impronta heroica

Luis Manuel Tars Antomarchí. Foto: Archivo Periódico Trabajadores

Luis Manuel Tars Antomarchí no está ya físicamente pero están su impronta, su legado, y desde el rincón donde permanece a partir de este ocho de febrero de 2025, seguirá siendo ejemplo de hombre bueno, noble, sencillo.

Tars, como lo llamaban todos, fue de los que fundó, cimentó y construyó una vida marcando la diferencia con su quehacer y con un abultado expediente laboral, escrito en oro y donde podrá leerse por siempre: Héroe del Trabajo de la República de Cuba.

En la memoria de familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, del movimiento obrero de Santiago de Cuba y el país permanecerá quien parecía hecho de ébano, no ya por el color de la piel, en la cual raza y sol dejaron huellas, sino por lo recio y firme de su talante.

Inolvidables serán sus aportes aquí y allá, la participación en la lucha  clandestina allá por sus años mozos, su presencia en la Sierra Maestra como parte del Tercer Frente guerrillero, sus faenas en la santiaguera fábrica de cemento José Mercerón, su labor comunitaria como delegado de circunscripción, su rol de maestro del oficio de mecánico…

Grande, como su propia existencia, fueron sus aportes en decenas de zafras cañeras y cafetaleras; numerosas las donaciones de sangre materializadas así como sus horas de duro bregar, varias de ellas donadas voluntariamente a las Milicias de Tropas Territoriales; muchos los congresos en los cuales participó…

A los 84 años Luis Manuel Tars Antomarchí se despidió de la existencia terrenal para instalarse en otra dimensión a la que llega con la impronta de siempre, la heroica.

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