Los trabajadores -muchísimos jóvenes- del central Antonio Guiteras, de Las Tunas, entregan lo mejor de sus energías y se aferran al plan de producción de azúcar de la actual zafra, el mayor de todos los asignados a sus similares del país y destinado, fundamentalmente, a satisfacer las demandas de la canasta básica familiar.

Ese ambiente reina en sus áreas, donde se respiran aires de optimismo y trabajo; y es evidente la resuelta decisión de vencer las dificultades, que no son pocas, para coronar el compromiso productivo.
Me lo habían asegurado los ingenieros Juan Carlos Medina y Carlos Górgora Serrano, administrador y jefe de Producción del ingenio, en ese orden, y ambos ponderan el espíritu de los trabajadores y los mecánicos, quienes “han dado siempre, y a cualquier hora, el paso al frente para buscar soluciones a los problemas que cotidianamente hemos estado enfrentando”, argumentan.

Y todos esos esfuerzos comienzan a convertirse en cristales dulces que estimulan y convocan a seguir dando la batalla para alcanzar moliendas estables y sostenidas, una señal que el colectivo interpreta y no ceja en sus empeños.
“Ahora el central está más estable, más organizado”, dice Górgora Serrano con el optimismo y la experiencia de más de cuatro décadas aliñando sus convicciones frente a los desafíos de la zafra, y menciona como evidencia de la recuperación “las 130 toneladas de azúcar logradas con buena calidad por el turno del domingo en la noche. Es una muestra de las mejoras experimentadas por la industria y la voluntad de nuestros trabajadores”.
En los días transcurridos de la contienda es la primera vez que logran esa cantidad en un turno, y los directivos y los trabajadores valoran el hecho como signo del despegue de la industria en medio de los numerosos contratiempos experimentados.
La fábrica comenzó las operaciones el pasado 24 de enero y ha presentado problemas técnicos, fundamentalmente en la planta moledora, con roturas de los conductores de arrastre, pero ahora parece que definitivamente irán consolidando la estabilidad productiva que reclaman la economía nacional y local.
De acuerdo con el criterio de Górgora Serrano una parada técnica prevista en esta semana con el propósito de realizar un mantenimiento general e incorporar al proceso el sexto molino es otro importante paso en la estrategia diseñada para restaurar problemas y avanzar.
Explica que la importancia de utilizar los seis molinos, “es una fortaleza para conseguir la eficiencia de manera integral, incluyendo la energética, porque favorece el funcionamiento de las calderas y nos permitirá autoabastecernos de electricidad y brindar nuestro aporte al Sistema Electroenergético Nacional”, confirma el directivo.
Agradece el acompañamiento que las máximas direcciones del Partido, el Gobierno, la CTC y el sindicato han brindado al colectivo en las duras jornadas acometidas.
También destaca la presencia de especialistas de los centrales Uruguay (Sancti Spíritus) y de sus similares de Majibacoa, Colombia y Amancio (todos de Las Tunas). Esperaban la incorporación de fuerzas del central Cristino Naranjo (Holguín).
El apoyo de otros territorios hace posible suplir el déficit actual de fuerza técnica calificada en puestos claves, consecuencia de la fluctuación laboral hacia otros sectores, principalmente privados, con mejores salarios. Górgora Serrano remarca: “Con este apoyo hemos garantizado que la industria no se detenga”.
Para hacer la zafra, confirma, tienen la caña pactada con la Agricultura, que debe asegurar unas nueve mil 200 toneladas cada día y que el central muela al 70 por ciento de su norma potencial.
Elevar la calidad del azúcar es otro los grandes desafíos que enfrentan, pues “alrededor del 77 por ciento de la materia prima que recibimos son cañas quedadas y requedadas, con bajos niveles de pureza, lo que exige una labor más eficiente”, explica.
Aunque hay atrasos considerables –no han llegado a las mil toneladas-, “no vamos a renunciar al plan”, remarca Górgora Serrano, y, ellos confían en que podrán vencer el compromiso porque tradicionalmente los meses de febrero, marzo y abril son buenos para hacer zafra en esta zona del oriente cubano.
El veterano azucarero muestra su seguridad de que “después del mantenimiento planificado, el ingenio dará un cambio de 180 grados y va a corresponder el esfuerzo de los trabajadores”.