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Centenario del Museo Casa Natal José Martí: Espacio de virtud

El 28 de enero de 1853, en uno de los barrios más pobres de La Habana, nació José Julián Martí y Pérez. Sus padres, Don Mariano y Doña Leonor, recién casados, compartieron con unos parientes el pago del alquiler de aquella morada del barrio de San Isidro.

 

Foto: Néstor Martí

El inmueble estaba cerca del baluarte homónimo y de la puerta del Arsenal, emplazamientos de la Muralla que marcaban la cotidianidad de una urbe que por entonces contaba con apenas unos 200 mil habitantes. En ese contexto humilde y de férrea disciplina impuesta por el padre celador, el pequeño Pepe descubrió los rigores de la vida y aprendió a soñar.

Pocos han hecho tanto y bueno como Martí en apenas 42 años de existencia. La muerte le sorprendió cuando la Guerra Necesaria apenas comenzaba. Aquel 19 de mayo de 1895, en Dos Ríos, marcó el inicio de su camino hacia la inmortalidad. Por eso, cuando cuatro años más tarde la República comenzaba a alborear, su figura se impuso como símbolo y referente.

 

Escarapela encontrada entre las ropas del cadáver de José Martí. Perteneció originalmente a Carlos M. de Céspedes, quien la obsequió a Fernando Figueredo y este la regaló a Martí. Pertenece a la Colección del Museo Casa Natal de José Martí. Foto: Tomada del Repositorio Digital del al OHCH

 

El primer homenaje

Cuenta Dioelis Delgado Machado, directora del Museo Casa Natal de José Martí, que apenas iniciada la intervención militar de Estados Unidos en Cuba (1899) se organizó la primera Jornada Martiana. Un reporte publicado en el diario La Lucha  refiere que el evento “contó con la participación de un grupo de patriotas y miles de cubanos que ofrecieron su sincero tributo al Apóstol”.

 

Dioelis Delgado Machado, directora del Museo Casa Natal de José Martí.

 

Entre las actividades destacó la colocación de una lápida en la humilde casita de la calle Paula, ofrenda de emigrados cubanos de Cayo Hueso, muchos de los cuales escucharon en directo el encendido verbo martiano y colaboraron en sus afanes patrióticos.

“El viernes 27 de enero de 1899 la comisión que presidía el homenaje publicó la convocatoria para todo el pueblo cubano. Al día siguiente, el sábado 28, colocó la lápida que señala el lugar donde nació el redentor cubano, la cual se conserva en la fachada del Museo. Este primer encuentro en la cuna del Apóstol fue protagonizado por algunos de sus familiares y los miembros de la Comisión Martí, presidida por Juan Gualberto Gómez Ferrer”, refiere la estudiosa.

“El domingo 29 –a las doce del día– partió una manifestación desde Prado hasta el Parque Central, a la que se fueron incorporando representantes de comisiones, juntas y clubes patrióticos. La primera parada se realizó en la casita de Paula, luego continuaron hasta la Alameda, donde se colocó una tribuna en la que se pronunciaron inolvidables discursos. Entre los presentes estaban Francisco Calderón, con la bandera que Martí utilizó en la delegación del Partido Revolucionario Cubano, en Tampa; Francisco María González, el taquígrafo que hizo posible la divulgación de los discursos pronunciados por Martí en 1891: Por todos y para el bien de todos, y Los Pinos Nuevos.

“También asistieron Fermín Valdés Domínguez, su hermano del alma; Abelardo de León, Fernando Freyre de Andrade, Pedro González Llorente, Evelio Rodríguez Lendián y Juan Gualberto Gómez Ferrer, patriota y amigo de Martí, quien hizo las conclusiones de la jornada”.

 

Desde el 28 de enero de 1899, en la fachada de la casa de la calle de Paula hay una tarja que dice: “José Martí nació en esta casa el día 28 de enero de 1853. Homenaje de la emigración de Cayo Hueso”. La imagen es de ese día y aparecen, arriba, en el balcón derecho Leonor Pérez acompañada de su hija Amelia. En el izquierdo, la viuda Carmen Zayas-Bazán, y el hijo de ambos, el capitán del Ejército Libertador José Francisco Martí Zayas-Bazán. Abajo, entre la multitud que ocupa la acera, se encuentran Juan Gualberto Gómez y Fermín Valdés Domínguez, patriotas y amigos del Héroe. Foto: tomada de Claustrofobias Producciones Literarias

 

En una de las imágenes publicadas por la prensa aparecen Doña Leonor Pérez, la hermana Rita Amelia Martí, la viuda Carmen Zayas Bazán, y el joven José Francisco Martí, en la planta alta de la casa de la calle de Paula. Otra fotografía muestra a los familiares asomados a los balcones del inmueble, y en una tercera están Juan Gualberto Gómez Ferrer, Fermín Valdés Domínguez, Enrique Loynaz del Castillo y un grupo de personas que posan junto a la tarja de mármol blanco que dice: “Nació en esta casa el día 28 de enero de 1853. Homenaje de la Emigración de Cayo Hueso”.

“Es la primera vez que los diarios publican la fotografía de la casita de Paula”, aseguró Delgado Machado.

 

Casa natal, casa del pueblo

La deuda ética y moral con que nació la República marcó el surgimiento de varias agrupaciones centradas en la recuperación y divulgación del legado del Apóstol. Entre esas organizaciones destacó la Asociación Por Martí, fundada en 1900, que impulsó una colecta a nivel nacional y contó con el decisivo apoyo de emigrados cubanos, esencialmente de Cayo Hueso y Tampa, para recaudar los tres mil duros oro que pedía la congregación religiosa de las monjas de Santa Catalina de Sena por la propiedad de la casa.

Antes, hacia 1810, y según la cronología del inmueble que exhibe el Museo Casa Natal, los propietarios de la edificación habían sido los frailes de la Orden de Santo Domingo, que poseían varios inmuebles en la calle de Paula.

“Entre los propósitos fundamentales de la Asociación Por Martí –refiere Delgado Machado– estaba no dejar desamparada a la madre de Martí y por tanto le reconoce el derecho a usufructuar la propiedad mientras viviera, así lo estableció la cláusula quinta del Reglamento. Doña Leonor, anciana y casi ciega, solicitó autorización para alquilar parte del inmueble como ayuda económica que le permitiese sostener a los cinco nietos que tenía a su cargo, pues para 1900 tres de sus hijas (Leonor, Carmen y Antonia) habían fallecido”.

Con la muerte de Leonor Pérez en 1907, la Asociación decidió que la casa permaneciera arrendada a favor de los nietos hasta que culminaran su educación. El inmueble siguió ocupado entonces como casa de inquilinato durante mucho tiempo y sufrió varias modificaciones: “A esa fecha corresponden los cambios realizados en la fachada y los balcones, donde aparecen las rejas de hierro fundido”, explicó la experta.

A pesar de los numerosos llamados a instancias gubernamentales, la casa llegó a tener un estado ruinoso. Las organizaciones pro Martí no conseguían desalojarla para comenzar las acciones de restauración.

 

La casa fue declarada inhabitable el 12 de mayo de 1921 y se ordenó desalojar a la fuerza a su último inquilino, Luis Izquierdo, quien la habitaba desde 1917 y se negaba a pagar la renta. Foto: Archivo de Granma

 

En franco deterioro estaba cuando el periodista y ferviente martiano Arturo R. de Carricarte de Armas (1880-1948) asumió el proyecto y desplegó una amplia campaña (hoy le llamaríamos comunicacional) entre personalidades influyentes y en los medios para movilizar opiniones y conseguir los recursos y amparos que se necesitaban.

 

Arturo R. de Carricarte fue el primer director del Museo José Martí y lo consolidó como parte de las tradiciones patrióticas del pueblo cubano. Foto: Archivo de Bohemia

 

El también diplomático y fundador de la Logia Habana, solicitó apoyo al alcalde habanero Marcelino Díaz de Villegas y al presidente de la Academia de Historia Emeterio Santovenia y Echaide, quien además ofreció sus servicios legales como notario. Carricarte logró que el ingeniero y arquitecto Emilio Vasconcelos Fraide dictaminara las necesidades constructivas del inmueble, que finalmente fue registrado a nombre del pueblo cubano en 1918.

En 1921 Carricarte fundó la Revista Martiniana, primera íntegramente dedicada a José Martí. En ella dio a conocer poesías, documentos y cartas relacionados con el Apóstol, casi todas inéditas, como la famosa carta inconclusa a Manuel Mercado.  En el contexto de esa batalla, el Ayuntamiento de la ciudad, a propuesta del concejal Ruy de Lugo-Viña, decidió cambiar el nombre de la calle de Paula por el de Leonor Pérez. Era 1922.

Finalmente, después de años de esfuerzos, el 28 de enero de 1925, abrió sus puertas el Museo José Martí, convirtiéndose en el primer memorial de Cuba y en la primera institución centrada en el estudio del Maestro. La fundación quedó refrendada en la Gaceta Oficial número 149, con fecha 21 de julio de 1928, según decreto 1187, del 11 de julio de ese año.

En el pequeño espacio de la casa natal se exhibían piezas de la iconografía martiana y de la colección acumulada hasta ese momento. También se organizaron la biblioteca y el archivo.

“El Museo José Martí no tenía crédito oficial, casi todo el personal trabajaba voluntariamente, explicó Delgado Machado. El único nombramiento fue el cargo honorario de director técnico, ocupado inicialmente por Carricarte. En muchas ocasiones la atención a los visitantes la ofrecían estudiantes universitarios y obreros martianos. En los años 40, la secretaría de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) tenía entre sus deberes ayudar a la conservación del Museo por medio de recaudaciones, y alistaba a martianos dispuestos a laborar como vigilantes de sala”.

“Los horarios de apertura al público fueron cambiando. Inicialmente abría martes y viernes en la tarde, y por la entrada se pagaba diez centavos. El viernes la entrada de los niños era gratuita pues coincidía con el día de la semana en que nació el Maestro. Pocos años después, la apertura cambió para viernes y domingos, y en la década del 40 volvió a ofrecer servicio los martes.

“Carricarte trabajó arduamente en pro de las primeras colecciones, en ocasiones a título personal, aseguró la actual directora en el artículo Vigencia martiana en Cuba, aniversario del primer Museo José Martí, hoy Museo Casa Natal de José Martí.

“Él fundó la Sociedad Martiniana –movimiento que en aquellos tiempos llamaba a la unión de todos para conocer mejor a Martí–; promovió la primera Ruta Martiana por los campamentos de Playitas a Dos Ríos, a la que se unió Marcos del Rosario, otro de los expedicionarios. Asimismo, fue colectando documentos, libros y objetos de Martí. Tuvo la oportunidad de entrevistar a Rita Amelia, la hermana del héroe, así como a otros parientes y amigos.

 

Entre los objetos personales que exhibe la Casa Natal se encuentran la toalla y gorrito utilizados en el bautizo de José Martí y la trenza de pelo que le cortaron a los 4 años. El bautizo tuvo lugar el 12 de febrero de 1853 en la Iglesia del Santo Ángel Custodio y las piezas fueron donadas por Teresa Grau, amiga de Leonor Pérez, madre del Apóstol. La guedeja del niño José Martí, por su parte, fue donada al Museo Nacional por Amelia Martí el 11 de marzo de 1913. Foto: Tomada de Portal Cubarte

 

“Su tarea, apenas reconocida, tiene hoy un extraordinario valor, ya que propició la conservación del patrimonio martiano y evitó que se perdiese, se dispersara en manos privadas, o recibiera un uso indiscriminado”, añadió.

En 1948, enfermo y decepcionado del poco apoyo gubernamental que recibía el legado martiano, renunció a la dirección del Museo. Murió el 8 de noviembre de ese mismo año, en su Marianao natal, “con un libro en la mano”, escribió el periodista Ramón Vasconcelos en la revista Bohemia (número 46, 1948).

La labor fundacional de Carricarte permitió consolidar al Museo José Martí dentro de las tradiciones patrióticas del pueblo cubano. En justo tributo desde el 28 de enero del 2016 quedó develada allí una tarja recuerda su imprescindible quehacer.

 

Monumento Nacional

El 28 de enero de 1949 el continuador de Carricarte, Joaquín Llaverías, publicó un folleto con el inventario de todas las piezas, libros y documentos atesorados por el Museo, muchos de los cuales desaparecieron en los años siguientes.

En artículo publicado en 1950 en la revista Carteles, el primer Historiador de la Ciudad de La Habana Emilio Roig de Leuchsenring exigió “conservar adecuadamente la casa en que nació Martí el 28 de enero de 1853, marcada el dicho año con el número 41 de la calle de Paula, posteriormente número 102, y en la actualidad Leonor Pérez número 314, declarada Monumento Nacional por acuerdo de la Junta Nacional de Arqueología y Etnología, sancionado por decreto presidencial de 5 de febrero de 1949”.

El prestigioso intelectual también defendía la necesidad de “embellecer sus alrededores, constituyéndose, si fuera posible, un parque circundante”. Tales pedidos fueron reiterados por el director fundador de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana de cara al centenario del natalicio de José Martí.

“A medio año de distancia del 28 de enero de 1953,  escribió Roig, iniciamos en esta revista (Carteles) una serie de artículos consagrados a estimular el celo de ciudadanos y gobernantes, haciéndoles ver a nos y otros la urgencia de movilizarse ya para esa trascendental rememoración patriótica. El segundo de dichos trabajos se titulaba: ¡Salvemos la casa natal de Martí!, y en él sugeríamos al Gobierno adoptase las siguientes disposiciones:

“Primera: Reorganización de la Junta Patronal de la Casa Natal y Museo José Martí, a fin de que aquélla designe al director técnico de ésta, quien tendrá a su cargo la supervisión y conservación de dicha reliquia nacional y del Museo, Biblioteca y Archivo en ella instalados. Segunda: Realización de las obras que salven definitivamente la Casa de todo peligro de derrumbe, -presente y futuro. Tercera: Expropiación de las casas colindantes y construcción, en esos terrenos, de un parque o jardín rodeado de verjas. Cuarta: Consignación de un presupuesto adecuado para personal, material y suministros, que permita la debida conservación de la Casa, Museo, Biblioteca y Archivo”.

Poco después fue designado el profesor Manuel I. Mesa Rodríguez, representante de la Academia de la Historia de Cuba, como director técnico del Museo José Martí, quien consiguió, según Roig, que el Comité Ejecutivo de la Comisión del Centenario de Martí sufragase la restauración de la Casa y también “el retrato de Martí, al óleo, pintado por (Herman) Norman, único para el que posó el Apóstol”.

En 1891 Martí posó para el pintor sueco Herman Norman (1864-1906). Aparece sentado, mirada y rostro al frente, la mano derecha sobre la mesa en actitud de escribir, la otra cerrada apoyada en el borde de la mesa, junto al tintero. La obra pertenece a la Colección del Museo Casa Natal de José Martí. Foto tomada del Repositorio Digital de la OHCH.

 

“Pero aún falta por realizar algo más, mucho más indispensable e ineludible, refiere el Historiador. Es lo primero, el saneamiento (del lugar donde) está enclavada la casa. Es aquella una zona de prostitución, abierta y pública, que debe ser totalmente adecentada (…)  continúan a plena zafra las dos posadas, con el nombre de «hoteles», que se encuentran desde hace años en esa cuadra: el Hotel Martin, a dos puertas de la casa, y el Hotel Camagüey, en frente de éste. Por cierto, el primero —edificio de varias plantas— cuando fue abierto (…) ostentaba el nombre de Hotel Martí, y al protestar de esa ignominia el entonces director técnico de la casa, Arturo R. de Carricarte, se le agregó una N al apellido Martí, quedando convertido en Martín”.

El adecentamiento de la zona quedó pendiente, pero aquella reapertura de 1953 fue todo un suceso. El presidente de entonces, el dictador Fulgencio Batista, intentó optimizarlo a su favor para borrar los horrores del golpe de Estado con que sentenció a la República en marzo de 1952.

Muchas fueron las actividades y publicaciones organizadas por la Comisión del Centenario. Entre las más notorias, la visita de María Mantilla, quien donó al Museo el grillete que llevaba Martí en presidio y que, como reliquia, había guardado su familia por encargo del Apóstol.

 

Acto efectuado en la casa natal de nuestro Héroe Nacional José Martí el 19 de mayo de 1934. Foto: Archivo de Granma

 

Museo Casa Natal de José Martí

“Después de 1959 el Museo adquirió una dimensión social diferente, rememoró Delgado Machado. Demoró un tiempo en abrir sus puertas pues los actos terroristas de 1960 (explosión del vapor La Coubre en la zona del arsenal) provocaron gran deterioro en edificios de la zona, hecho que hizo más complejo el proceso de reconstrucción. El primer proyecto de restauración y rehabilitación del Museo lo realizó el Consejo Nacional de Cultura, dirigido por la Dra. Vicentina Antuña, a través de la Dirección de Museos y Monumentos que atendía la Dra. Marta Arjona”.

“Para 1963 el gobierno había nombrado como director honorario a Waldo Medina, notable abogado y gran martiano que se había ocupado del Museo de El Abra, en la Isla de Pinos. Fue él quien presentó a la joven María de la Luz Ramírez Estrada, Lucy, que primero ocupó el cargo de administradora y, luego, hasta 1990, el de directora”, explicó la experta.

 

La imagen es de uno de las visitas realizadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro mientras se restauraba la Casa de la calle de Paula. Foto: Alberto Korda

 

El lunes 28 de enero de 1963, inmerso en los festejos martianos que se desarrollaron en todo el país, la institución reabrió sus puertas para celebrar el natalicio 110 del más grande de todos los cubanos. Desde entonces se llamó oficialmente Museo Casa Natal de José Martí.

“La Casita de Martí dejó de ser un almacén con vitrinas y objetos, que no permitía la comprensión cabal del legado martiano. A través del Consejo Nacional de Cultura se logró rescatar la colección dispersa entre el Archivo Nacional, el Museo Nacional de Bellas Artes y otras instituciones y organismos del Estado”, argumentó Delgado Machado.

En esa ocasión recuperan para el Museo el retrato de Martí hecho por el artista sueco Herman Norman, el grillete, la trenza de pelo que le cortaron a los cuatro años, el gorrito del bautizo y varias piezas del mobiliario.

Pero el entorno urbano y social de la institución continuaba siendo hostil: “Fue un barrio donde proliferó la prostitución, el juego y cuanta actividad ilícita aparecía, asediado por personas que llegaban a la capital en busca de posibilidades de trabajo y se quedaban a residir en condiciones marginales”, explicó la actual directora.

“Además, varios inmuebles entorpecían el acceso al Museo. Contiguo a la Casa existía una cafetería en estado estructural muy precario, con juegos de billar frecuentados por una clientela de bajo nivel social. En la esquina, hacia la calle Egido, se ubicaban cuatro viviendas de dos plantas dedicadas al negocio de la prostitución. En la otra mitad que ocupa actualmente el parque, había un parqueo para camiones de carga, del puerto y los ferrocarriles. En los bajos del edificio donde se encuentra actualmente la librería, se localizaba un bar que después transformaron en cafetería. El edificio 315, donde hoy están la biblioteca y el salón de actividades del Museo, también era un bar, que luego convirtieron en carpintería.

“En ese contexto urbano inapropiado apenas se podía distinguir a la Casa Natal desde la calle Egido. En 1968, a propósito del centenario del inicio de la Guerra de los Diez Años, concluyó un proyecto de rehabilitación donde participaron organizaciones políticas y sociales del territorio que permitió demoler algunos de esos inmuebles y construir en su lugar un espacio público (parque) que acogería las acciones culturales de la institución. La obra fue concebida por la Comisión Nacional de Monumentos y ejecutada por los trabajadores de la Administración Metropolitana de La Habana”, explicó.

“La casa contigua por la calle Leonor Pérez (numero 315) fue tintorería y resultó refuncionalizada a finales de la década de 1970. Inicialmente se utilizó como almacén de bienes museales de la institución. Después, en 1998, se convirtió en biblioteca y en salón de exposiciones y conferencias. Su fachada fue rehabilitada con una reja y portón que remiten a la época en que fue vivienda”.

Como parte del proceso se construyó un cuerpo nuevo de edificio destinado a servicios sanitarios, ubicado fuera de la parcela de la Casa Natal, pero conectada a esta mediante un vano de comunicación que accedía al parque.

Estos nuevos espacios propiciaron mejores condiciones para desarrollar la labor comunitaria de la institución, que cobró fuerza entre los años ´80 y ´90.

“El Museo Casa Natal de José Martí fue pionero en la realización de ese trabajo de proyección comunitaria e integración de los diferentes sectores y grupos etarios del público como el Sábado de la Barriada, que tenía en cuenta las desventajas sociales de muchos niños de la zona; y otras actividades a las que se vinculan el Centro de Estudios Martianos y especialistas de la talla de Cintio Vitier Bolaños, Fina García Marruz, Pedro Pablo Rodríguez y Luis Toledo Sande.”

El museo comenzó a organizar exposiciones de artes plásticas, conciertos que propiciaban la musicalización de los versos martianos, encuentros con jóvenes trovadores, cancelaciones postales, campeonatos de ajedrez y representaciones martianas a partir de lecturas realizadas por los niños.

A partir de 1994 dejó de ser administrado por el Gobierno Municipal y pasó a formar parte de la red de museos de la Dirección de Patrimonio de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, bajo la dirección de Eusebio Leal Spengler. En 1997 se produjo una intervención que incorporó nuevos criterios técnicos para la preservación del patrimonio. El nuevo guion museológico fue preparado por los especialistas y su directora de entonces, Zenaida Gómez Taño.

Ese nuevo proyecto museográfico aprovechó los resultados del detallado estudio realizado a la colección, la más completa que existe en Cuba y el mundo de objetos originales utilizados por Martí, sus familiares y amigos. El resultado fue una exhibición cada vez más coherente, desde el punto de vista cronológico, en cada una de las ocho salas con que cuenta el Museo.

En 1999 se intervino nuevamente el parque anexo a la Casa. Se colocaron las verjas con que soñaba Roig y el espacio se integró de manera armónica a la institución, garantizando, de paso, mayor seguridad y protección.

El 19 de mayo de 2000 se develó allí el busto de Martí realizado por el escultor santiaguero Alberto Lescay. Ese entorno al aire libre es parte de la visualidad que distingue hoy al Museo y se ha convertido en sede permanente de actos y galas conmemorativas, culturales o solemnes de instituciones diversas, así como de los matutinos de la vecina escuela primaria Don Mariano Martí.

Para la directora Delgado Machado “la estructura actual de la institución permite un trabajo mucho más integrador alrededor del Museo, con funciones que responden a un programa sociocultural que articula la Biblioteca Especializada Fermín Valdés Domínguez, el Aula Museo que funciona allí desde 1995, y el salón para exposiciones y actividades. El personal técnico que labora está compuesto por profesionales calificados: técnicos en bibliotecología, guías y especialistas en museología, didáctica cultural y conservación”.

 

Hoy el Museo Casa Natal de José Martí consta de otros inmuebles, donde se ubican la Biblioteca Especializada Fermín Valdés Domínguez, el Aula Museo que funciona allí desde 1995, el salón para actividades y el patio, articulados todos en función del programa sociocultural comunitario que cada año diseñan sus especialistas en coordinación con la OHCH. Foto José Raúl Rodríguez Robleda

 

Estas actividades, estratificadas por grupos etarios, se integran además al programa cultural de la Oficina del Historiador, con una incidencia particular en las jornadas de enero y mayo, dedicadas al natalicio y muerte del Héroe Nacional; así como en el proyecto de verano de Rutas y Andares, donde la Ruta de Martí se ha convertido en una de las preferidas por el público.

El Museo Casa Natal es parte además del sistema de instituciones de la Oficina del Programa Martiano que, junto al Centro de Estudios Martianos, la Sociedad Cultural José Martí, la Fragua Martiana, el Movimiento Juvenil Martiano y el Memorial José Martí, entre otras, coordina las iniciativas de investigación, preservación y promoción relacionadas con la vida y obra del Héroe Nacional.

Como parte de esa experiencia surgió el proyecto La Casa en el barrio, que les ha permitido recorrer gran parte del país con una réplica didáctica de varios de los espacios del Museo.

El Museo Casa Natal de José Martí recibe un promedio de 70 mil visitantes al año, fundamentalmente niños y jóvenes, eso lo convierte en la institución de su tipo más visitada del Centro Histórico.

 

Martí digitalizado

“El proyecto audiovisual Nuestro Martí en 3D fue concebido por la OHCH y contó con la cooperación de un equipo de Google, comentó Delgado Machado. La conducción del audiovisual es del propio Historiador Eusebio Leal. Su voz nos va guiando en un recorrido virtual por La Habana que comienza en la calle de Paula, con el nacimiento de Martí, y continúa por los lugares donde vivió, incluidas varias ciudades de Estados Unidos.

“Leal detalla los espacios habitados por Martí y aquellos en los que va formando su proyecto emancipador para Cuba. Lo singular es también el aporte tecnológico, pues está hecho en 3D, de manera que con los espejuelos adecuados tienes una visibilidad de 360 grados”, reveló Delgado Machado.

El material se disfruta de forma individual, desde un teléfono móvil que permite interactuar, avanzar o repetir determinadas secuencias: “Es una forma novedosa de sensibilizar a las personas para el conocimiento de la historia, el patrimonio y a Martí”.

 

Nuestro Martí es el título del audiovisual estrenado en enero del 2017 por la OHCH. Su disfrute en 3D permite desplazarnos sobre la imagen en un ángulo de 360 grados. Fue desarrollado sobre Google Cardboard, plataforma de realidad virtual, y para su proyección se emplea una base de cartón plegable, sobre la cual se monta un teléfono móvil inteligente (Android o IOS). La propuesta combina historia, patrimonio y tecnología. Permite viajar de forma virtual hasta lugares de La Habana, Tampa y Nueva York visitados por Apóstol, mientras se escucha la voz de Eusebio Leal narrando episodios del héroe cubano. El audiovisual se encuentra a disposición del público en la plataforma digital Google Arts & Culture.  Fotos EFE y José Raúl Concepción

 

“La propuesta de Martí en 3D es de hace varios años, aseguró la directora, y permanece entre las preferidas del público, por eso la incluimos habitualmente en la experiencia de La Casa en el barrio, junto al Repositorio Digital desarrollado por dirección de Patrimonio Cultural y dirección de Informática y Comunicaciones de la OHCH en el contexto del proyecto El Centro Histórico de La Habana hacia un modelo de ciudad inteligente con énfasis en el fomento de la economía creativa, en el marco del 500 Aniversario de la Fundación de la Ciudad, el cual contó con financiamiento de la Unión Europea y del Ayuntamiento de Barcelona.

Más de dos siglos de existencia tiene el inmueble de la calle de Paula. Cien de esos años de historia han sido al servicio de la virtud que allí cobró el nombre de José Martí.

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