Dos de la madrugada. En desafío al frío y la llovizna el pueblo espirituano se lanza a recibir a los reyes magos rejuvenecidos, como los llamó el poeta, cuya magia había sido pelear con valor por la emancipación de su tierra, sin reparar en sacrificios, hasta conquistar la victoria. Al frente de la Caravana de la Libertad, que había partido de Santiago de Cuba cinco días antes, se alzaba un líder cuyo nombre de cinco letras estallaba en todas las gargantas: ¡Fidel!
¡Qué equivocados estaban en Washington cuando el 31 de diciembre de 1958, ante el derrumbe de la dictadura, el Departamento de Estado y la CIA habían calificado al Movimiento 26 de Julio como una organización carente de responsabilidad y habilidad necesarias para gobernar a Cuba!
Como bien aclaró Fidel, aquella no era una marcha triunfal sino la oportunidad de dialogar con las masas para llevarlas a la reflexión sobre el pasado reciente y las perspectivas inmediatas.
Y entre esas ideas está la caracterización de los conductores del proceso revolucionario, la negación de los corruptos y serviles personajes impuestos por el Norte para proteger sus intereses en la Mayor de las Antillas. Al responder a los espirituanos dónde se encontraban Raúl, Camilo, Che, Almeida… recalcó: “Lo importante es que esos hombres están hoy y estarán siempre al servicio incondicional del pueblo; que en esos hombres se puede tener la confianza que se tiene en un hijo, en un padre o en un hermano, porque yo, que los conozco bien, sé que son hombres incorruptibles y sé que jamás traicionarán a su pueblo”.
Continúa el recorrido y en Santa Clara se aloja en casa de la suegra del combatiente Enrique Oltuski para descansar, pero el interés por el curso de los acontecimientos no le permite dormir. De repente un escolta le avisa:
—Hay alguien afuera llamado Bosch que insiste en entrar.
—¿Quién? —dijo Fidel—. ¿Bosch?
—Sí —le responde Oltuski—, Orlando Bosch es un médico, dice que fue amigo tuyo en la Universidad y que ha colaborado con el Movimiento.
—Eso no es verdad, no es mi amigo, sino un gánster y un politiquero cuando era dirigente estudiantil en la Universidad. Desháganse de él.
Es el mismo individuo que años después, confabulado con Luis Posada Carriles, haría estallar en pleno vuelo una nave de Cubana de Aviación con su tripulación y pasajeros a bordo.
¿Qué habrían dicho los halcones de la Casa Blanca de las palabras dichas por Fidel en el Parque Vidal sobre la manera de gobernar?
“Desde que el pueblo manda hay que introducir un nuevo estilo: ya no venimos nosotros a hablarle al pueblo, sino venimos a que el pueblo nos hable a nosotros. El que tiene que hablar de ahora en adelante, el que tiene que mandar de ahora en adelante, el que tiene que legislar de ahora en adelante, es el pueblo (…).
“Yo decía que si el pueblo supo ganar la guerra, que era difícil, ¿por qué no va a saber gobernar ahora? El gobierno es difícil. ¿Por qué? Porque no se ha gobernado. Es inexplicable que se haya gobernado durante tanto tiempo no para el pueblo, sino por encima del pueblo y contra el pueblo; que uno no se explica cómo ha sido posible gobernar durante tanto tiempo fuera del pueblo”.
Se reclama la presencia de Fidel en Cienfuegos, adonde él desea ir para rendir tributo a los protagonistas del heroico levantamiento del 5 de septiembre de 1957. Le advierten que allí estaba el cuartel general de William Morgan, comandante del Segundo Frente del Escambray, sobre el cual existía una gran desconfianza y era como meterse en una ratonera. (Pronto se descubriría su condición de agente de la CIA). Pero Fidel no dudó y el encuentro terminó con aclamaciones de los marinos, quienes lo levantaron en hombros y lo pasearon por la plaza donde se habían reunido.
Al final del recorrido del 6 de enero Fidel advirtió a los villareños no excederse en el optimismo y que si bien los problemas eran de mucho peso, si todo el pueblo participaba, todo se iría resolviendo.
Fuente: Caravana de la Libertad. Báez, Luis y de la Hoz, Pedro-Casa Editora Abril, 2009.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …