Desde las primeras décadas del siglo XX hasta la actualidad, numerosos artistas cubanos de diferentes expresiones, como el cine, la televisión, la literatura, la danza, el teatro, la música y las artes visuales han triunfado en México, país donde han hecho su carrera paralelamente a los éxitos alcanzados en su tierra natal. Ejemplos hay muchísimos, pero en esta ocasión voy a referirme a la sobresaliente acogida que en la nación azteca han tenido las pinturas, dibujos y esculturas del notable creador Ernesto Milanés Ruiz (Santiago de Cuba, 1967).
Al igual que en otros países de diferentes latitudes, en México este prolífico artífice inicialmente se dio conocer a través de sus fastuosos humidores, artilugios en cuya realización artística establece armonioso diálogo entre el pasado y el presente, entre la tradición y la modernidad, cuya calidad fue acuñada, hace algunos años, por el eminente cultivador de tabaco de Cuba Alejandro Robaina Pereda (Alquízar, 1919 – San Luis, 2010)— en cuyo honor se creó en 1997 la marca Vegas Robaina— quien afirmó: “Para mí, los mejores humidores los hace Ernesto Milanés, lo digo yo, su padrino…”
El primer contacto de Milanés con la cultura de esa nación centroamericana se produjo en el año 2008, cuando fue invitado por la Casa del Habano de Partagás, de La Habana, para participar en una reconocida subasta, para la cual realizó una pieza (humidor) que fue adquirida por un comprador mexicano que desde entonces le dio un gran impulso a su carrera. A partir de ese momento comenzó un fructífero acercamiento y reconocimiento mutuo entre el artífice cubano y la patria del prócer Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811).
Con el ímpetu creativo que siempre le ha caracterizado desde que en los inicios de los años 90 del pasado siglo completamente se introdujo en el mundo del arte, en tanto consolidaba su quehacer dentro de las artes visuales de la Isla, hacia finales de la primera década de la presente centuria se iniciaron sus viajes a México, donde comenzó a exhibir y comercializar su obra, fundamentalmente humidores, además de esculturas, dibujos y pinturas. “Todo lo que he ganado, ha sido trabajando. Así fui conociendo personas en el mundo del arte”, dijo.
Importantes figuras de la cultura, la economía, la política y la sociedad mexicanas se interesaron por las obras de Milanés, a la vez que reconocidas galerías promocionaban su quehacer artístico. Comenzó a estudiar y sensibilizarse con la cultura y la historia del hermano país, a través de una suerte de pasión que lo condujo a realizar esculturas de ilustres personajes como Emiliano Zapata, Francisco (Pancho) Villa, Mario Moreno (Cantinflas), Juan Gabriel, Jacobo Zabludovsky y Chespirito, creador y protagonista de la popular serie cómica de la televisión El Chavo del Ocho, entre otros.
“Conocer a México e interrelacionarme con su cultura, es una gran suerte que le agradezco al gran amigo, el doctor Luis Wertman, uno de los más importantes activistas de ese país en materia de seguridad ciudadana, con mucho prestigio como especialista en ese tema. Hombre incorruptible, con extraordinaria nobleza de espíritu, quien me abrió las puertas de su país”, dijo.
Desde pequeño, aseguraba que iba a ser artista, y logró consolidarse como tal mediante su esfuerzo y dedicación. En su Estudio taller Arte Puro, ubicado en el capitalino municipio de Playa, pasa largas jornadas inmerso en la realización de piezas únicas de humidores, en los que fusiona dibujos, pinturas y esculturas para concluir en magistrales obras que hoy se encuentran diseminadas por todo el mundo y entre cuyos coleccionistas se destacan, además de otras muchas, figuras de la talla del Papa Francisco, Arnold Schwarzenegger, Marc Anthony, Dyango y el Emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, quien lo invitó a exponer en la ciudad cultural de Katara.
Varios museos mexicanos, como el Soumaya y el Emiliano Zapata, respectivamente, recibieron trabajos realizados y donados a esas instituciones por el artista cubano, quien asimismo fue invitado a exponer en la primera de estas por el filántropo Carlos Slim Domit, hijo mayor del ingeniero Carlos Slim Helú, quien la creó (1994), sin fines de lucro, en honor a su esposa Soumaya Domit Gemayel (1967-1999).
En el año 2015 la Asociación Nacional de Locutores, le entregó el Micrófono de Oro, “por su trayectoria artística en México como pintor y escultor universal”; trofeo que recibió durante la ceremonia de entrega de trece doctorados Honoris Causa conferidos por la Universidad Instituto Americano Cultural a igual número de figuras mexicanas de la política, las artes, las letras, las leyes, la ciencia y los medios, entre otras disciplinas y sectores de la sociedad. Ese reconocimiento ya había sido obtenido por él en el mes de febrero de ese mismo año, en el Senado de la República Mexicana. Además ostenta otros dos títulos Honoris Causa respectivamente entregados por el Instituto Mexicano de Líderes de Excelencia, y la Academia Nacional de Historia y Geografía (ANHG), patrocinada desde sus orígenes por la UNAM.
En 2016 plasmó sus huellas en la Galería Plaza de las Estrellas, en el Distrito Federal, construida en 1982 y considerada equivalente del Paseo de la fama de Hollywood. Conocida como el Paseo de las Luminarias, entre las celebridades que allí han dejado sus marcas se encuentran María Félix, Juan Gabriel, Roberto Gómez Bolaños y Chespirito. Milanés afirmó entonces que “México ya tiene mi corazón y ahora tendrá mis manos”.
También obtuvo el premio Amantes de México, de la fundación homónima y fue titulado como miembro de la Legión de Honor Nacional de México, entidad que tiene el objetivo de coadyuvar al desarrollo permanente de la cultura, la ciencia, el arte, el saber, la civilidad social, en la vida diaria de los mexicanos, y su principal misión es buscar la paz, como el medio idóneo para lograr el desarrollo
integral del ser humano, en México y el mundo. En el mes de noviembre del año 2023 recibió la Gran Cruz que lo acredita como miembro ilustre de esa entidad a la cual pertenece por sus relevantes aportes a las artes visuales y a la cultura en general de ese hermano territorio centroamericano.
La toga de la Gran Cruz le fue impuesta por el presidente de la Legión, Juan Carlos Sánchez Magallanes, en el auditorio Uis Semper Loquitur, de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), uno de los mejores centros de altos estudios del mundo debido a su excelencia en materia artística, tecnológica y de investigación; oportunidad en que el artífice cubano agradeció a esa nación por haberle abierto las puertas de importantes galerías y centros culturales que le han permitido promocionar su obra.
Graduado en la Escuela elemental de artes plásticas de La Habana, en la formación artística de Milanés también influyó el rigor de la Academia de Artes de San Alejandro, donde cursó estudios. Sus constantes indagaciones y experimentación individuales en el quehacer plástico —vocación que comenzó a practicar desde la infancia con la talla de maderas— lo han llevado a incursionar en la pintura, el grabado, el dibujo y la escultura, géneros en los que logró consolidar un estilo y una técnica reconocidos por connotados artífices cubanos, entre los que se encuentra el Premio Nacional de Artes Plásticas 2004, Roberto Fabelo, “maestro del que he aprendido mucho y que siempre me ha estimulado a seguir adelante y no cejar en mi desarrollo artístico”, dijo.
Muchas de sus obras poseen gran carga de humor y sarcasmo, generalmente alusivas al uso del habano cubano (del que el artista es gran consumidor), en algunas de las cuales incluye retratos suyos en ambientes alegres en los que suelen aparecer reconocidas figuras del arte y los espectáculos, como puede disfrutarse en el cuadro titulado Los tres mosqueteros, festiva parodia de la novela del escritor francés Alejandro Dumas, donde él asume el papel del joven d’Artagnan, rodeado, de izquierda a derecha, por Athos (Vincent van Gogh), Porthos (Pablo Picasso) y Aramis (Salvador Dalí), acompañados por la gran pintora mexicana (Frida Khalo) y la estrella de Hollywood Marilyn Monrroe, acostada en un Cheslong de los años 50 del pasado siglo. Esta pieza, de 1.80 por 1.5 metros de alto, pertenece a la serie Todos estrellas (acrílico sobre lienzo).
A la autoría de Milanés corresponden algunas obras escultóricas emplazadas en diferentes lugares de la geografía nacional, como el Palacio de las Convenciones de La Habana; el busto en bronce del eminente político y militar mexicano Venustiano Carranza Garza, (Cuatro Ciénegas, Coahuila, 1859-Tlaxcalantongo, Puebla, 1920), presidente constitucional del país azteca entre 1917 y 1920, emplazado en los jardines de la residencia del embajador de los Estados Unidos Mexicanos en La Habana; y la pieza de cuerpo entero del famoso músico y director de Los Van Van, Juan Formell.
Igualmente se encuentran las monumentales esculturas a Don Quijote —concebidas en lo fundamental con chatarra— respectivamente situadas en el Palacio provincial de pioneros de Holguín y en la Casa Central del MININT en Guantánamo; además del relieve de José Martí ubicado en la sede del Partido en Holguín. Estas últimas piezas constituyeron los primeros trabajos tridimensionales de este inquieto, amigable y carismático creador en cuya obra trasciende, con lírica humanística, la fértil pasión que profesa por su adolescente hija Amelia y su esposa Eunices, “dos amores en los que encuentro recurrente fuente de inspiración y apoyo”, subrayó el artista.