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Sin magia: batear, lanzar, fildear… trabajar

Foto: Roberto Morejón

Son tantas las pasiones y las ganas de vibrar con un resultado internacional del béisbol cubano, tal y como lo vivimos por décadas, que a veces olvidamos lo más importante, lo más trascen­dente en cualquier deporte: trabajar en casa con más in­teligencia, precisión y trans­parencia, en medio de un contexto social y económico bien complejo y que no apun­ta mejor para el 2025.

Lo hecho en el año que concluye por la Federación Cubana de Béisbol y Sóftbol (FCBS) no satisfizo al más exigente, con las excepcio­nes del título mundial rete­nido por nuestro equipo de Baseball5 (la modalidad más sólida dentro de la FCBS) y el cetro alcanzado en la Copa Mundial para Ciegos, un apartado inclusivo y que ratifica cuánto es capaz de hacer nuestro sistema de­portivo por el ser humano.

Sin embargo, hay más telas para cortar y no son precisamente “ideas vene­nosas”, como dijera un fun­cionario a este periodista, lo que animan estas líneas. El trabajo en la base, ahí don­de se decide el futuro a corto plazo de nuestra pelota, es deficiente. Y no solo por re­cursos materiales que hoy los padres deben comprar, sino por la atención metodológica y humana a esos profesores.

Solo un ejemplo. Toda­vía un hombre como Nicolás, entrenador por más de 40 años en El Pontón, en Cen­tro Habana, espera por ese agradecimiento sincero a los aportes hechos al béisbol cubano. Y cuántos Nicolás hay en el país. ¿Es tan difícil llegar a ellos, invitarlos a un juego de la Serie Nacional y a grada llena reconocerlos como los héroes cotidianos y más sacrificados?

La celebración de cam­peonatos en todas las cate­gorías no se pudo cumplir en el 2024 y a nadie le es ajeno el tema financiero que lo impidió. Pero la invitación en estos tiempos es a crear, innovar y pensar cómo po­demos reemplazar esas ca­rencias, pues el béisbol no es deporte de laboratorio, sino de jugar, jugar y jugar.

Hemos vuelto a reajustar el calendario entre los ma­yores, con la Serie Nacional hacia septiembre y la Liga Élite en marzo. Parece más orgánico ahora y recuerda la época de la Nacional-Se­lectiva. El guion pasa siem­pre la prueba, la puesta en escena es la que deja luego mucho que desear, pues aún no involucramos con el rigor que amerita a todos los fac­tores de la sociedad (minis­terios, empresas, mipymes, entre otros) en el mayor es­pectáculo sociocultural de la nación.

Eso sin olvidar que los parámetros de calidad dis­tan bastante de lo deseado por razones que van desde menos tiempo dedicado al entrenamiento (se prioriza bateo y pitcheo y no la defen­sa), hasta el poco uso de la sabermetría y de los adelan­tos tecnológicos; sin olvidar la emigración de no pocos ta­lentos, cada vez más jóvenes.

Quedan también pro­blemas internos, algunos ya en camino de solución, como atrasos en el pago a los jugado­res, la renovación acelerada de los árbitros, el mantenimien­to al césped de los estadios y otra vez ese eslabón espiritual de reconocimiento cuando se alcanzan cifras redondas o se impone una nueva marca.

Sin salirnos de esto úl­timo, para el 2025 debiera ser una prioridad retomar el proyecto del Salón de la Fama del Béisbol Cubano, detenido desde aquel 2014 y que luego, por más intentos y voces alzadas, tampoco se ha logrado consenso. Reglamen­tos y personas capacitadas para llevarlo adelante exis­ten, solo ha faltado voluntad política para concretar un asunto que apunta directo al corazón y al alma de lo que hace tres años es Patrimonio Cultural de la Nación.

He dejado para el final y no por eso menos impor­tante, la selección nacional. Aún esperamos la informa­ción pública sobre los aná­lisis hechos tras los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023 y más recien­temente sobre el Premier 12. No se trata de un capricho, el pueblo tiene el derecho, por lo que representa el béisbol, de conocer y aprender con esos análisis, por duros que sean. Y en ellos no hay pe­ligro para la seguridad na­cional ni apunta a linchar nombres específicos, aunque algunos lo minimicen en eso.

Quedan temas para más comentarios: relación con la emigración, contratación en el exterior y calificación de nuestros técnicos, entre otros. El 2025 anuncia más retos. Hay compromisos internacio­nales nuevos y será un año de antesala al VI Clásico Mun­dial. Ojalá estas ideas sean vistas como lo que pretende­mos: aporte al trabajo, mover el pensamiento, vivir la pelo­ta. Vivir y vivirla entre todos.

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