He compartido con muchos deportistas a lo largo de mi carrera profesional y pocas veces (casi ninguna) les pido una foto. A veces por el lógico rigor y premura del trabajo, otras por una pena que siempre me invade ante ellos y cuando me sacudo de esas dos primeras razones, me falta quien la tire o el celular falla.
Pero este jueves fue la excepción. Mijaín y Omara llegaron y nos saludamos con esa familiaridad que da haber compartido con ellos muchas buenas noticias desde hace más de una década, que incluyen exclusivas, entrevistas, crónicas y hasta algunos homenajes privados. Los felicité por esos honores que 24 horas antes recibieron en sus pechos y saqué el móvil. Ahora no me falló. Y flash, quedaron las fotos.
Como siempre, terminamos hablando del futuro, de los hijos, de los posibles planes de trabajo una vez concretado sus retiros. Omara no paraba de sonreír y Mijaín solo me preguntaba si no estaba muy azul en medio de tantas personas que lo felicitaban. No acostumbro a este tipo de post, pero si comparto estas fotos es apenas para que se sientan todos mis seguidores al lado de ellos. Un abrazo.