A la pasada Gala de la Lucha celebrada en el Coliseo de la Ciudad Deportiva de la capital cubana asistieron los mejores atletas de esta disciplina en el país durante el presente año. Fue una gran oportunidad para ver sobre el colchón a algunos de los gladiadores que intervinieron en los pasados juegos olímpicos, entre ellos el joven camagüeyano Kevin de Armas Rodríguez de los 60 kilogramos.
“Después de regresar de París sin obtener el resultado por el cual trabajé con tantas ganas, volver aquí a combatir me sirve de motivación para salir a luchar en el nuevo ciclo”, aseveró de Armas Rodríguez.
Lo cierto es que su debut bajo los cinco aros no fue el soñado. Tuvo que batirse con rivales muy fuertes que contaban con más experiencia y también resultados. En su primer combate enfrentó al japonés Kenichiro Fumita, doble campeón mundial y subcampeón de Tokio 2020, ante el cual cayó por superioridad técnica en marcador de 1-11.
El triunfo de Fumita para avanzar a la final de la división, donde acabó alzándose con la medalla de oro, le dio el pase a la repesca al cubano donde fue también derrotado por ST, terminando así su paso por el certamen.
A solo unos meses luego de París 2024, Trabajadores tuvo la oportunidad de escuchar un análisis en retrospectiva de cómo vivió Kevin de Armas la cita estival.
“Los Juegos Olímpicos son el evento más importante en la carrera de un deportista y también el más duro. En mi experiencia no creo que sea porque los rivales sean más fuertes o más técnicos, porque al final eso es lo que vivimos en nuestro día a día como deportistas, sino porque como es el cierre del ciclo llegamos con la mentalidad de dar nuestro mayor esfuerzo y un extra si es necesario”, expresó.
“Siento que a mí me faltó soltarme un poco más, podía haber perdido, pero teniendo el sentimiento de haberlo entregado todo y no fue así. Podía haber dado más a pesar de que las peleas no se desenvolvieron como yo quería”.
Confieso que me sorprendieron la crudeza de sus palabras, libres de excusas o vacilaciones ; pero también fueron una medida para comprender que lo habían impulsado a llegar hasta lo más alto en el deporte cubano: una honestidad hacia sí mismo capaz de cortar el aire con el filo de sus palabras.
“Me preparé bien, entrené muy fuerte y estaba mentalizado, es verdad que caí en un grupo difícil lleno de asiáticos que acabaron ocupando el podio en mi división y aunque eran mis primero juegos no era mi primera vez luchando, es lo que estoy acostumbrado a hacer sólo cambió el lugar, aunque existiera más presión. Me reservé un poco y siento que eso influyó mucho en el resultado porque este es un evento donde un error te cuesta la medalla”, ratificó Kevin.
Detrás de su autocrítica, está un joven de 26 años que se sabe capaz de mejores resultados y aunque no sea esta redactora la voz más experimentada para dar fe de ello, he de decir que su juicio me convenció de su capacidad para obtenerlos porque solo quienes tienen la valentía de hincar en la llaga para sacar de la herida la experiencia necesaria, son los mismos que tienen la grandeza para dar pasos firmes hasta alcanzar lo más alto.
“Volveré a repetir mi división, los 60 kilogramos, esto trae mucha responsabilidad en la dieta para poder mantener el peso. Trabajaré para alcanzar las metas que tengo trazadas que son bien altas porque aspiro a ser campeón olímpico, pero antes de llegar ahí tengo que superar muchos eventos en el camino. El año que viene habrá mundial y voy a ir a luchar por mi medalla, creo que estoy en condiciones de obtenerla”, afirmó Kevin de Armas Rodríguez.