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Vengo a “ofrecer” mi sangre

Yo vengo a ofrecer mi corazón/tanta sangre que se llevó el río/yo vengo a ofrecer mi corazón/no será tan fácil, ya sé qué pasa/ no será tan simple como pensaba/como abrir el pecho y sacar al alma…

 

Tarareaba uno de los rostros reunidos en el vestíbulo. Llevaba audífono, tal vez pensaba nadie escucharía la voz de Mercedes Sosa, esa cantante y referente de música folclórica argentina.

 

Foto: Gloria Morales Campanioni

Un ir y venir de hombres y mujeres había en el Banco de Sangre Municipal (BSM) Roberto Hernández Smith; del sector educacional, el eléctrico, la construcción, servicios comunales, salud, MININT…, a quienes les hacían la inscripción de donante y solicitaban el carné de identidad antes de pasarcon el doctor Juan Carlos Ramos Reyes, encargado del habitual interrogatorio:

– ¿Nombre? Félix González Hernández

– ¿Edad? 27, lo recomendado es entre los 18 y 60.

– ¿Peso?: Más de 50 kg; ¿dolor de cabeza o de pecho, cansancio, tatuajes, u orificios en el cuerpo?, si es así debe esperar más de un año, le explicaba el galeno.

– ¿Se ha medicado con aspirina u ibuprofeno en los últimos cinco días? y apto seguido procede a medir la tensión arterial, aceptan hasta 160 con 90, sin síntomas y en caso de hipotensión, por debajo de los 90 con 60, no clasifica.

Le toman el pulso, la temperatura, verifican su peso, hacen examen físico, chequean hemoglobina, grupo sanguíneo, factor, si padece de enfermedades crónicas y está compensado de estas, entre otros requisitos solicitados antes de pasar al salón de donación.

Foto: Gloria Morales Campanioni

 

Luna de los pobres siempre abierta/yo vengo a ofrecer mi corazón/como un documento inalterable/yo vengo a ofrecer mi corazón…, continúa susurrando mientras aguja en mano la especialista pasa el algodón por el brazo de Félix González Hernández.

Otros esperan su turno, en representación del sector estatal y nuevos actores económicos, agrupados en 697  secciones sindicales de la Isla de la Juventud que se suman a las estadísticas de donantes voluntarios regular y  repetitivo (habitual), quienes contribuyen con su gesto a la necesidad de recurrir a donantes familiares.

Félix, es Subteniente de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) del territorio, al extender su brazo, de manera voluntaria, consciente y solidaria, contribuye a realizar intervenciones quirúrgicas y trasplantes gracias al programa del donante voluntario de sangre que garantiza más de 400 mil donaciones de sangre anuales.

“Comencé a donar antes del 2017, pasaba el Servicio Militar Activo y tenía 17 años, ahora acudo por una situación personal, mi suegra se operará.

He donado como 25 o 30 veces, ya sea para compañeros de trabajo o convocado por la sección sindical”, destaca el joven con una jovialidad que te hace cercano a él ante su sonrisa en los labios tras cada pregunta.

 

Foto: Gloria Morales Campanioni

“Seguiré brindando mi sangre mientras pueda, ahora debo esperar tres meses. Soy Jefe de Sector y a diario converso con otros jóvenes que también pueden. En la PNR llevo alrededor de ocho años y formo la lista de donantes voluntarios de ahí.

“Nunca olvidaré cuando María, jubilada del Minint necesitó donaciones por complicaciones de salud, es diabética, le amputaron la pierna izquierda y quienes estábamos aptos acudimos a donar. Ella está agradecida, le hacen fisioterapia y su rostro habla del agradecimiento”, subraya este joven, que, como otros donantes de plaquetas y plasma, además de estar comprometido con la salud del pueblo cubano, son héroes anónimos, altruistas y humanos.

Uniré las puntas de un mismo lazo/y me iré tranquila me iré despacio/ y te daré todo y me darás algo/algo que me alivie un poco más/cuando no haya nadie cerca o lejos/ yo vengo a ofrecer mi corazón…, alza un tanto la voz mientras se aguanta el algodón y se sienta a esperar le sirvan un café, un vaso de yogurt, helado y pan con queso después del proceder.

Lo dejo deguste su merienda, aprovecho para conversar con la directora de la institución de salud, quien me expresa que ha alcanzado más de 1 500 donaciones, cifra que representa un acto de solidaridad y generosidad por parte de los pineros.

Ohalis Morales Estrada, directora del BSM, agradece a las personas desinteresadas que a diario se suman para incrementar la esperanza y la calidad de vida de pacientes con enfermedades mortales, apoyar procedimientos médicos y quirúrgicos complejos, además de serle útil al Programa Materno Infantil u otras emergencias.

Habla de trabajadores del centro también donantes: la licenciada Iniuzka Duran Diez y Juan Carlos Fernández, este último al frente del mantenimiento, ambos O Negativo.

Pasan unos minutos y Félix se despide, solo se había tomado el helado, el deber lo llamaba.

Sigue su canto: Cuando los satélites no alcancen/yo vengo a ofrecer mi corazón/hablo de países y de esperanza/y hablo por la vida hablo por la nada/ y hablo de cambiar esta nuestra casa/ de cambiarla por cambiar no más…/yo vengo a ofrecer mi corazón.

“El Municipio Especial tiene un plan anual de 1 740, de enero a septiembre se han realizado1 587; de todos los grupos sanguíneos, aunque aquí lo más complicado son los grupos sanguíneos con Rh Negativo (A Negativo ,B Negativo , AB Negativo O ), por lo cual exhortamos a sumar más voluntarios para satisfacer la necesidad hospitalaria”, subraya Ohalis Morales Estrada.

 

Foto: Gloria Morales Campanioni

“De las donaciones se obtienen otros componentes necesarios para la vida como: plaquetas, crío precipitado, plasma rico en plaquetas, plasma fresco congelado entre otro. Se hace llegar a la planta hemoderivado plasma para hacer medicamentos como vacunas inmunoglobulina, factores de la coagulación, albúmina, fibrinógeno, y demás elementos”, concluye.

En estos tiempos difíciles, la solidaridad y la generosidad de estos hombres y mujeres, son un verdadero ejemplo a seguir, demostrando que juntos podemos marcar la diferencia y salvar vidas, porque parafraseando la letra de la conocida como La Negra Sosa, ellos saben que nada está perdido cuando vienen a ofrecer su corazón.

Epílogo:

En medio del proceso de entrega de este testimonio, mi mamá, anciana de 85 años, cardiópata, nefrópata, ciega por demás producto de glaucoma, comienza con un deterioro de su salud que la llevan a hospitalizar. Los complementarios arrojan siete de hemoglobina y la placa de tórax habla de una bronconeumonía. Bolsas de sangre iban y venían; pasadas 24 horas, la mejoría era palpable, además de los efectos de los medicamentos.

“Parece que la sangre era de alguien alegre, me decía el clínico al ver recuperaba su habitual sonrisa. Verla así, de nuevo en pie, me estimuló a tararear, al igual que Félix: yo vengo a ofrecer mi corazón, pues otros latidos desconocidos, devolvieron la alegría al rostro de Ofelia, mi viejuca, quien está de alta médica; baja con su bastón el elevador, apoyada de mí, contrastante de aquel panorama cuando lo subió en silla de rueda y con un semblante preocupante.

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