Cargando...Siempre se le antoja llegar con tonos de alegrías, como si hubiera soportado cuánto cargamos encima 11 meses atrás, pues tiene en sí las buenas vibras para abrazar otros inicios, para compartir un 2025 con nuestros 66 eneros de triunfos.
Cuando unos amanecen el mes 12 conmemorando la jornada de lucha contra el Sida, otros felicitan a los locutores, y seguido el Granma jinetea en las olas como en aquel 1956, de ahí que este archipiélago tatúe la jornada dos, como el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Uno grande de la ciencia Carlos J. Finlay, nació este mes en Camagüey, un 3 de diciembre, y en su homenaje parte del mundo celebra por la Medicina Latinoamericana, sin olvidar que comparte paso con una sensible ovación hacia personas con discapacidad.
Es diciembre 5 el Día del Constructor, 48 horas después Cuba se repleta de simbolismo al conmemorar la caída en combate del Lugarteniente General Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro.
¿Sabías que marca el 8 el día los administradores, el 9 Ciro Redondo García, Patriota Insigne de Artemisa, lo inmortaliza por su natalicio, el 10 va por los Derechos Humanos, y el 11 a las montañas?
La cultura, espada y escudo de la nación, tiene en el 14 el día de sus trabajadores, poco después el 17, el regreso a Cuba de Los Cinco Héroes, con lecciones de hidalguía a todo el orbe, y también vive su aniversario la Federación de Estudiantes Universitarios, justo el 20.
En este mes, muchos de almas entre tiza y pizarrón se pasean por la Jornada del Educador, que clausuran con la gloria de un 22 de diciembre, proclamado para Cuba como territorio libre de analfabetismo, por el 1961.
Diciembre huele a invierno, y aunque el trópico lo gire al revés habrá quienes vuelvan a lucir el ajuar que más le cubre, con solo aires por debajo del clima común.
Diciembre tiene antojos de tantas conmemoraciones, de reencuentros y también de despedidas, huellas de 11 meses pasados, abrazos fuertes, planes nuevos, contagios de alegrías, y en Cuba el “tenemos que vernos antes de cerrar el año”, el brindis, el cubo de agua puertas afuera, y hasta la vuelta a la manzana con la maleta vacía.
Ojalá diciembre nos enderece un poco el alma. ¡Qué año este 2024 para Cuba y los cubanos! Sí, suspiramos.
“¿Con qué me quedaría?” Con la unidad que nos fortalece, y viceversa; con la solidaridad que viajó de un lado a otro de la isla según nos conmovían sismos, huracanes, fuertes vientos e intensas marejadas.
Me quedo con la familia que jamás se aleja, ni estando lejos, con la bondad de mis vecinos, con la luz que llegó de algún rincón del mundo, con la palabra de aliento, con los colegas que no se rinden y sí se reinventan, con la imagen de los eléctricos casi más cerca del cielo que de la tierra.
Me quedo con quienes creen en un mundo mejor, y actúan en consecuencia cada enero, julio o diciembre. ¡Me quedo con Cuba!
