“La ciudad amaneció bajo un tiroteo general. Armas de todos los calibres vomitaban fuego y metralla (…) Era hermoso el espectáculo de un pueblo cooperando con toda valentía.”
Así describió el líder y guía revolucionario Frank País, jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio, la heroica gesta del levantamiento popular del 30 de noviembre de1956 en la ciudad de Santiago de Cuba, contra la tiranía de Fulgencio Batista.
El joven combatiente tuvo la alta responsabilidad de organizar y dirigir la insurrección contra las fuerzas militares del régimen lo cual debía coincidir con el arribo del yate Granma procedente de México y de esa manera distraer el envío de tropas hacia la zona del desembarco.
A través de un telegrama con el texto “Obra pedida agotada. Editorial Divulgación” llegó el mensaje recibido por Arturo Duque de Estrada al mediodía del 27 de noviembre. Era la contraseña acordada para indicar que la embarcación navegaba hacia Cuba con 82 expedicionarios encabezados por Fidel Castro Ruz.
Paso a paso, los revolucionarios santiagueros llevaron a cabo los preparativos para el levantamiento. Todo estaba listo la víspera: los lugares de acuartelamiento, los hombres, las armas y las misiones correspondientes a cada grupo, es decir, el asalto a las sedes de la Policía Marítima y Nacional, el hostigamiento a carros patrulleros y a la guarnición del cuartel Moncada.
La indómita ciudad fue testigo del coraje de los bisoños luchadores que, por primera vez, estrenaron el uniforme verde olivo como traje de combate con un brazalete rojinegro, emblema del Movimiento 26 de julio.
Hasta la orden de retirada, los rebeldes mantuvieron en jaque a los efectivos de la tiranía y lograron algunos objetivos trazados. Tres jóvenes cayeron heroicamente en la épica gesta: José Tey, Otto Parellada y Tony Alomá.
El embate de fuertes marejadas durante la turbulenta travesía fue uno de los factores que obstaculizó la llegada de los expedicionarios prevista para el día 30. Tras el azaroso viaje arribaron a la costa suroriental de Cuba el 2 de diciembre.
El levantamiento del 30 de noviembre y la llegada del Granma son dos acontecimientos de una misma acción y de un mismo plan para comenzar la lucha revolucionaria desde las montañas orientales.
Nacía a partir de ese momento la guerra de guerrillas, núcleo gestor de lo que sería el Ejército Rebelde que derrocó a la dictadura de Batista el primero de enero de 1959.