“El 21 de diciembre de 1991 es un día que jamás olvidaré”, Alexis Sánchez Peña hace la afirmación y la acompaña con gestos que denotan su emoción, “porque saludé personalmente a Fidel, le di un abrazo y conversamos bastante tiempo”, recuerda mientras hojea una pequeña agenda que atesora como una reliquia y me muestra el escrito con puño y letra del Líder Histórico de la Revolución.
Y cito: “A los estudiantes martianos de Manatí. He sentido una gran emoción al recibir el mensaje de ustedes con las palabras de Martí. Es un gesto tan generoso y tan superior a mis méritos que nunca lo olvidaré. Lo que soy y lo que siento se lo debo más que a nadie a Martí, por él me convertí en revolucionario y su enorme influencia en mí durará hasta el último aliento de mi vida. Les trasmito mi más profundo agradecimiento y mi más fraternal saludo. Fidel, diciembre 21 de 1991”.
“Todo ocurrió en la sesión plenaria del VII Congreso del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte (Sntecd), evento al que llevé una carta imaginaria de Martí a Fidel, basada en los elementos del sindicato que yo representaba”, rememora sin mucho esfuerzo, porque tiene a flor de labios esas memorables jornadas.
“Fidel me dio la honrosa oportunidad de leerle y entregarle la carta, cuando terminé me mandó a subir a la presidencia y tuvo parada la sesión 21 minutos dialogando conmigo. Me hizo cuántas preguntas quiso de aquella carta; y, finalmente, me elogió creo que en demasía. Yo le pedí, si era posible, me escribiera en una agenda de bolsillo, regalo de una maestra de Jobabo, algo de lo que me había dicho y ahí está el texto que guardo con celo”, remarca.
Antesala del intercambio y el abrazo del Comandante
Sin advertirlo, el profe, como suelen llamarle exdiscípulos, familiares, compañeros de trabajo y amigos, comenzó a gestar el imperecedero encuentro: “Yo trabajaba en Manatí, donde organicé una Cátedra Martiana que en aquellos momentos era el vehículo de trabajo político, ideológico y cultural más hermoso que tenía la provincia; y, el ya fallecido Alfredo Jordán Morales, entonces primer secretario del Partido en Las Tunas, me pidió que mostrará una iniciativa de esa labor al Congreso del Sntecd”, detalla Alexis y califica esa propuesta como antesala del suceso.
“Cuando estuve frente a Fidel tuve muchos sentimientos encontrados. En primer lugar, estar cerca de un hombre excepcional, un hombre que quizás nazca cada cinco o seis siglos, y de que me diera la posibilidad de abrazarlo, de dirigirle la palabra, de que todo un teatro estuviera de pie honrando aquel momento…, imagínese cómo se puede sentir un maestro.
“Que me dedicara todo ese tiempo y escribiera esa frase y me pidiera que les trasmitiera a todos los estudiantes martianos esa experiencia”, es algo estimulante que asumí como un compromiso perenne.
“Fidel me instó ´recuerde, porque usted es martiano, que yo le debo todo a la obra de Martí, y ante todo el patriotismo que es la mejor virtud de un ser humano y que ser bueno es el único modo de ser dichoso y que ser culto es el único modo de ser libre, y que la Patria es todo, la Patria es la palabra más bella´. Esas frases martianas me las recalcó y yo las llevé con pasión a mis alumnos y las incorporé a mi vida diaria.”
Fidel en la posteridad
“Cuando me enteré de su deceso lloré, porque yo, nosotros, la inmensa mayoría de los cubanos, lo creíamos inmortal, jamás habíamos pensado en la posibilidad real y natural de su desaparición física”, así recuerda Alexis la fatídica noche del 25 de noviembre de 2016, a la hora en que se dio a conocer la noticia.
El profe Alexis es un apasionado y estudioso de las vidas y obras de José Martí y de Fidel, cuyos legados ha convertido en brújula para su ejercicio educativo por más de cuatro décadas repartidas en la Enseñanza General, en el grupo de capacitación de la CTC en Las Tunas y como dirigente sindical, labor a la que llevó sus dotes magisteriales, por esa razones le pido sus vivencias sobre el póstumo homenaje.
Y Alexis se niega a creer en su muerte, “Fidel es inmortal más allá de su imagen corpórea, porque solamente hay una forma de vivir después de muerto, haber sido un hombre de su tiempo, un hombre de todos los tiempos, y eso es Fidel, pero su partida físicamente, creo que nadie, ni en Cuba ni en el extranjero, estaba preparado para esa noticia.”
Las honras fúnebres
Pero, a pesar de su congoja, el 2 de diciembre Alexis tuvo la entereza, el valor, de acudir a las honras fúnebres de Fidel que marcaban su paso por Las Tunas a otra dimensión, a la eternidad, “ese día estuve en Jobabito, en un punto de la Carretera Central, junto a un pueblo que lo esperaba con diversas muestras de respeto y veneración. La gente lloraba, aplaudía, alzaba banderas cubanas, por dondequiera fotos de Fidel, en una montaña, en piedras, en montículos, en la escuela… y la frase Yo soy Fidel presidiendo aquella multitud reunida a ambos lados de la vía.
“Cuando pasó el cortejo fúnebre, se hizo un vacío inmenso, un profundo silencio como expresión del sentimiento tan grande que se apoderaba de la muchedumbre. La gente lo sintió en lo más profundo y lo demostró”, remarca Alexis y enfatiza que sacó fortalezas del abrazo inolvidable Fidel.