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Cuando los corazones vibran

Granma. — Escuchar a través de un teléfono móvil lamentaciones propias de quienes acaban de pasar por un momento abrumador y casi insólito será, quizás, uno de esos recuerdos que permanezcan por mucho tiempo en el bayamés Ahmed León Téllez.

 

Derrumbes totales se contabilizan entre los daños por el sismo. Foto: Lianet Suárez Sánchez

 

Percibir de sus trabajadores estados de ansiedad y miedo fueron entonces los que dieron el puntillazo para trasladarse de manera decidida hasta la ubicación de estos en Pilón, a poco más de 158 kilómetros del municipio cabecera de esta provincia.

Según detalla el representante de la mediana empresa Chito, dedicada a la construcción, al llegar a aquel costero territorio, bien entrada la noche, aún el susto era visible en los rostros de todos: “La mayoría de las personas permanecían en las calles porque no se atrevían a entrar a sus casas. En la zona de los edificios multifamiliares se mostraba más complicada la situación. Era un panorama muy difícil de apreciar que nos afectó mucho”.

Tales actitudes de los habitantes estaban en correspondencia, y en la medida justa, con los acontecimientos del día, pues en la mañana de ese 10 de noviembre dos terremotos, con intensidades registradas de 6.0 y 6.7 grados en la escala de Richter, habían sacudido esta porción suroriental del país con menos de una hora de diferencia entre uno y otro.

La perceptibilidad de ambos fenómenos se reportó desde todos los puntos de esta geografía, pero fue en Pilón, precisamente, donde se reflejaron los movimientos más agudos y, por tanto, donde se cuantifican hoy los mayores perjuicios. El epicentro se localizó a solo 32 kilómetros de este punto.

Deysis Martínez, de 60 años de edad y natural de allí, no se aparta todavía del asombro: “Nunca en mi vida había pasado por algo como esto; tuve mucho miedo de perder la vida y de perder a mis seres queridos”.

De acuerdo con especialistas del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais), un evento de este tipo y con características similares en cuanto a localización ocurrió en el año 1976 con una magnitud de 5.7 grados en la escala de Richter.

En cuanto al recién ocurrido, hasta el viernes último había desencadenado más de mil 900 réplicas y se espera que se mantengan estos movimientos durante los próximos meses aunque en menor medida.

En cifras

El saldo preliminar suma varios miles de viviendas en fase de evaluación por los técnicos, de lo cual dependerá la asignación de recursos y soluciones acordes con las normas sismorresistentes. Asimismo han causado afectaciones los nueve deslizamientos de tierra en las zonas más elevadas.

Las familias damnificadas tienen como solución hoy la permanencia en casas de campaña ubicadas en terrenos seguros, en tanto otras conviven con parientes y amigos.

No obstante la agilidad con que se trabaja y el interés en calmar las angustias, esa humana pretensión está en dependencia de las carencias económicas y de recursos que tiene el país como consecuencia directa  del bloqueo estadounidense.

Los  empeños  y la solidaridad

Ahmed y otras personas del sector no estatal han tomado dos veces el camino a Pilón para brindar comida casera a más de 200 personas, y han puesto en sus manos otros alimentos duraderos.

La Guerrilla 13 de Marzo, compuesta por estudiantes de Medicina, permanece allí desde el día siguiente al suceso acompañando al pueblo, incluso desde el punto de vista asistencial. Por su parte la Empresa Eléctrica emprendió un ágil proceso de restablecimiento del servicio cuya efectividad fue elogiada.

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