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Cuando la solidaridad convoca

“Cuando la solidaridad convoca no reparamos ni en sacrificios, ni en riesgos. A ese llamado respondemos casi espontáneamente”, remarca Ronel Núñez Torres, liniero especializado, chofer y jefe de la brigada de los trabajadores del sector eléctrico del municipio tunero de Majibacoa incorporados al contingente Vicente García.

 

Ronel Núñez Torres, liniero especializado, chofer y jefe de la brigada de los trabajadores del sector eléctrico del municipio de Majibacoa. (Foto: Jorge Pérez Cruz)

Y su afirmación trasciende el discurso y ha tomado –y toma- forma material en el acostumbrado apoyo que han brindado siempre los trabajadores de este sector para recomponer los daños causados por eventos meteorológicos en diferentes provincias del país.

Ahora Ronel habla en nombre de los integrantes del colectivo, quienes le dan el espaldarazo con gestos y palabras; y, con su perenne presencia y el compromiso declarado de asumir las misiones y cumplirlas al pie de la letra sin reparar en los peligros y la rudeza del trabajo en zonas de catástrofes.

Así lo demostraron hace solo unos días en el municipio de Baracoa, provincia de Guantánamo, tras los azote del meteoro Oscar, donde laboraron sin descanso en la zona urbana y en apartadas comunidades.

“No dejaba de llover. Hubo postes que tuvimos que parar a manos, pues las grúas no podían subir, entonces buscábamos los más livianos y con la ayuda del pueblo, porque muchos de sus habitantes se sumaron a nosotros y formamos un grupo unido, buscamos alternativas para vencer cada dificultad, que no fueron pocas”.

Recuerda, además, que en “la ciudad de Baracoa y otras comunidades muy alejadas y de difícil acceso el trabajo fue duro. Tuvimos que llegar a muchos lugares caminando largas distancias, porque las condiciones climáticas y del terreno no permitían el ascenso de medios de transporte, ni de equipos tecnológicos, pero nada nos detuvo”.

Aunque atesora muchas anécdotas, distingue la atención brindada por los pobladores de la ciudad primada de Cuba, y de sus más apartadas zonas en las que han hecho vida, por ejemplo, en Las Marianas, Majayara, Boca de Miel…, donde desafiaron las inclemencias climáticas y rehabilitaron los daños del fenómeno meteorológico.“Muchos de los vecinos

lo habían perdido todo o casi todo, tenían sus casas derrumbadas y llevaban ya varios días sin corriente; sin embargo, su trato fue afable, y en medio de la dura situación mostraban tremenda alegría al vernos llegar, nos preparaban meriendas, café a cada rato, y hasta almuerzos y comidas elaboradas en improvisados fogones de leña”, resalta Ronel.

Retornaron de Baracoa y “ya teníamos otra tarea: marchar a La Habana con la misma misión: apoyar la recuperación de los daños causados por Rafael, y nadie pensó en el descanso, ni en los riesgos de trabajar después de un desastre como el ocurrido, hace poco, en el occidente de Cuba”.

 

Integrantes del contingente Vicente García que trabajan ahora para restaurar daños del huracán Rafael en La Habana. (Foto: Jorge Pérez Cruz)

“Desde nuestra llegada a la casa y la partida a la capital del país transcurrieron unas 36 horas, pero en ese tiempo tuvimos, también, que pasarle las manos a la técnica y dejarla lista para enfrentar los nuevos retos”.

“La familia lo siente por nuestra ausencia, pero nos apoyan porque saben la importancia de este servicio y que como siempre unidos, los cubanos vencemos y hacemos realidad hasta los imposibles”, afirma categórico el experimentado liniero.

Y a la capital del país marcharon Ronel y los cuatro linieros, dos de ellos especializados, y ahora trabajan con la misma disposición y entrega, “no regresar mientras haya una vivienda, un centro de trabajo… sin corriente. No importa que nos cojan el fin y comienzo de años, lo que sea, si hace falta ahí estaremos”, acentúa como vocero del colectivo que dirige y con el cual, en el terreno, comparte peligros, cansancios… y otros desafíos porque siguen, como guerreros de la luz, prestos al llamado de la solidaridad.

“La mayoría tenemos experiencias de hacer trabajos en contingencias”, afirma y cuenta que él mismo lleva 32 años en la Empresa Eléctrica y en esa etapa siempre ha estado presente en todos los territorios afectados por eventos de esta naturaleza y siente gran satisfacción, “por la alegría que les proporciona a la gente y a nosotros el restablecimiento de este servicio. Uno lo disfruta tanto como ellos”, enfatiza.

 

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