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Fortaleza que desafía al tiempo y al mar

A propósito de los 505 años de La Habana, la OHCH inaugura, en el castillo de San Salvador de La Punta, una sala expositiva dedicada a la artillería en La Habana colonial

 

El acceso principal al castillo de San Salvador de La Punta está custodiado por los cañones Sarraceno y Aparador, piezas de ordenanza fundidas en bronce que nos remiten a la función primigenia de esta fortaleza: garantizar, junto a los Tres Reyes del Morro y la Real Fuerza,  la defensa de la villa de San Cristóbal de La Habana.

 

Foto: Museos Arqueológicos de la OHCH

 

 

 

En La Punta permanecen además dos cañones Ordóñez de finales del siglo XIX y, en el falso foso, cuatro cañones de reglamento que, colocados de forma vertical, se utilizaron desde tiempos inmemoriales para amarrar la cadena que cerraba la bahía.

En uno de los baluartes de esta fortaleza, el Antonelli, se ubican dos cañones Parrott del siglo XIX, y uno Barrios, español, fundido en la Fábrica de Armas de Trubia (Oviedo). Este último posee un valor patrimonial adicional pues es el único de su tipo en el mundo y nos recuerda aquello de que “en tiempos de paz se funden cañones para hacer campanas, mientras que en tiempos de guerra se funden campanas para hacer cañones”.

 

 

La colección de artillería se encuentra en un inmueble que forma parte del primer sistema defensivo construido por España en la entonces villa. El lugar es hoy un museo de sitio donde el equipo de trabajo de Museos Arqueológicos de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) ha inaugurado una sala especializada, cuyo título es La Artillería en La Habana Colonial.

El espacio, abierto el día 16 de noviembre, como parte del programa de actividades con que la OHCH ha festejado el aniversario 505 de la fundación de San Cristóbal de La Habana, exhibe otras 8 piezas artilleras, las cuales estarán ubicadas en el otrora almacén de pertrechos de artillería, remozado ahora como sala de exposición.

Esos cañones fueron hallados en excavaciones realizadas en distintos lugares de La Habana. Algunos hallazgos resultaron de una intervención particular, cuando los habitantes de una casa en el Cerro trataron de ampliar las dimensiones del inmueble y, al escarbar para fundir una nueva zapata, encontraron las añejas piezas.

El azar también condujo a dos piezas que habían quedado sepultadas al construirse la Avenida del Puerto. Todos esos fragmentos de historia fueron recalando paulatinamente en La Punta, como si supieran que aquel sería el hogar definitivo donde serían reinterpretados e investigados.

 

Foto: Museos Arqueológicos de la OHCH

 

El montaje museográfico de la nueva sala —así como el de la monográfica que existe en La Punta desde su inauguración como  museo de sitio(año 2002)— se concibió con paneles ligeros y desmontables para facilitar la evacuación en caso de penetraciones del mar.

“No hay vitrinas ni objetos museables que puedan estar el peligro”, precisó Jorge Echeverría Cotelo, especialista de la dirección de Museos Arqueológicos de la OHCH, quien durante años ha estudiado el tema y conduce la investigación que permitió crear la nueva sala.

La indagación realizada durante décadas por este experto ha permitido registrar 267 piezas de artillería con valor histórico en La Habana, 94 de ellas pertenecen a instituciones de la OHCH como el Castillo de la Fuerza, la Cortina de Valdés, el Museo de la Ciudad de La Habana, y La Punta. En esta última hay 19 cañones.

Algunas piezas estuvieron un tiempo en el falso foso, refirió Echeverría. Durante las penetraciones del mar, muy frecuentes en esa zona, quedaban bajo el agua. Ahora estarán menos expuestas, aunque vale aclarar que, tras cada evento meteorológico, siempre recibieron el tratamiento de preservación que corresponde, asesorado por el equipo de conservación de metales de la Oficina y el ingeniero químico Manuel Almeida Estévez, especialista en esa materia.

 

Foto: Museos Arqueológicos de la OHCH

Andar por la artillería colonial

 

Los cañones tienen diferentes tipologías, los hay de hierro y de bronce, explicó Echeverría Cotelo. Al principio hubo desorden en la fabricación de armas, carecían de homogeneidad. Las fundiciones no eran de los ejércitos, cada fundidor diseñaba su pieza y los calibres eran muy diversos. Se daba el caso, por ejemplo, de emplazamientos de 20 cañones con 15 calibres diferentes. Estas armas muchas veces eran alquiladas para prestar servicios en una contienda determinada.

Pero llegó el momento en que fue preciso ordenar y regular, es cuando aparecen los llamados cañones de ordenanza y los de reglamentos de artillería, que definen de manera muy exacta los calibres y otros detalles.

Vale resaltar que en La Habana se conservan muchas piezas de artillería valiosas, y también la mejor colección de ordenanza de América, integrada por 21 cañones emplazados en La Cabaña.

El especialista añadió que los cañones preservados en Cuba proceden mayormente de España, especialmente de las fundiciones de Sevilla y Barcelona, donde se fabricaban de bronce. Hay de La Cavada, en Liérganes, Cantabria, que trabajaban el hierro y también piezas inglesas, francesas, alemanas (Krupp) y estadounidenses (Parrott).

Para Echevarría Cotelo y el equipo que le secunda desde la dirección de Museos Arqueológicos, la apertura de esta nueva sala no es un fin, sino el punto de partida para continuar indagando y proyectar los saberes a la comunidad:

“El proyecto sociocultural del castillo de San Salvador de La Punta busca conectar con un público diverso que incluye a vecinos, estudiantes de escuelas militares y de diferentes niveles de enseñanza, así como a los antiguos artilleros que hoy pertenecen a la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana. Aquí podremos organizar cursos o conferencias sobre el tema y su relación con el sistema de fortificaciones de la ciudad que fue declarado, en 1982, Patrimonio de la Humanidad”.

El director de Museos Arqueológicos de la OHCH Antonio Quevedo agregó que la nueva sala podría impulsar el viejo anhelo del estudio integral de la artillería colonial en Cuba: “Valdría la pena porque tenemos varias ciudades patrimoniales, como las de La Habana y Santiago de Cuba, que fueron plazas militares muy importantes y conservan gran parte de ese tesoro”.

Mientras ese momento llega, los especialistas anuncian que en la edición del 2025 del proyecto estival por excelencia de la OHCH, el de Rutas y Andares, participarán con un grupo de propuestas que les permitirán interconectar espacios como el Museo de la Ciudad, el parque Morro-Cabaña y los castillos de Atarés, de La Real Fuerza y de La Punta, donde existen importantes exponentes de la artillería de la época colonial.

 

Foto: Museos Arqueológicos de la OHCH

 

Será una forma de socializar la investigación que han realizado y mostrar, in situ, que la centenaria fortaleza de San Salvador de La Punta sigue en pie, desafiando al tiempo y al mar.

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