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Una economía bajo el azote de un bloqueo y el cambio climático

Al ofrecer este jueves en La Habana, ante medios de prensa nacionales e internacionales, cifras preliminares de las afectaciones que ocasionaron los recientes eventos naturales, Joaquín Alonso Vázquez, ministro de Economía y Planificación (MEP), aseguró que aún sin un pronóstico acertado de sus impactos en el Producto Interno Bruto (PIB), sí se puede intuir, desde ahora, que no habrá crecimiento en la economía en el 2024.

Paso del huracán Rafael por Alquízar. Foto: Antonio Rolando Hernández Mena

Informó que uno de los sectores particularmente dañados fue el de la vivienda, en el que a consecuencia de los huracanes Oscar y Rafael y de los sismos de gran intensidad ocurridos en el oriente cubano se reportan más de 34 mil viviendas con derrumbes totales, parciales y de cubierta.

En cuanto al servicio eléctrico, impactado por dos caídas previas del Sistema Electroenergético Nacional (SEN), se afectaron alrededor de dos mil 449 transformadores, un número aún indeterminado de postes caídos, 200 kilómetros de líneas de distribución y ocho torres de alta tensión.

En la agricultura, acotó el titular del MEP, se notifican pérdidas en 37 mil hectáreas dedicadas a la producción  agropecuaria, así como en 381 instalaciones agrícolas, con daños económicos considerables en el sector y estimaciones preliminares en torno a los 383 millones de pesos.

Se reportan además, daños en 22 hospitales, 605 postes de comunicaciones, 276 instalaciones de Educación, 189 establecimientos del Comercio Interior y 25 almacenes, 88 sistemas de bombeo y cuatro puentes entre otras afectaciones en diferentes esferas, agregó el alto funcionario.

Estas cifras, aclaró Alonso Vázquez, aunque dan una idea aproximada de los efectos destructivos de los fenómenos ocurridos, suponen una mínima parte de las afectaciones anuales estimadas que provoca el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos a la mayor de las Antillas.

A su vez Oscar Pérez Oliva-Fraga, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex), ponderó el papel jugado por el Sistema de Naciones Unidas en Cuba y que gran parte de la respuesta inmediata desplegada fue posible gracias a los recursos brindados que ya se habían ubicado en el terreno.

Ante estas calamidades ya están en marcha los planes de recuperación, los cuales dependen en gran medida de la disponibilidad de recursos, pero indudablemente está la voluntad del país de mejorar el fondo habitacional y potenciar su adaptación y resiliencia al cambio climático.

Las enseñanzas del ciclón Flora afloran por estos días

Precisamente durante estos días en que Cuba se halla inmersa en su recuperación tras el azote de los huracanes Oscar y Rafael, la televisión nacional ha mostrado un reportaje que rememora la tragedia vivida hace 61 años, cuando el huracán Flora ocasionó cuantiosas pérdidas humanas y materiales.

Catalogada como la segunda mayor catástrofe registrada en el país, el 3 de octubre de 1963 durante su devastador paso sobre las actuales provincias de Las Tunas, Granma, Holguín y Camagüey, las  torrenciales lluvias asociadas al organismo atmosférico provocaron inundaciones nunca antes vistas y 1 600 muertes, 175 mil evacuados y 1 000 millones de dólares en perjuicios económicos.

Entonces poco después, y por idea del Comandante en jefe Fidel Castro, quien desde el propio escenario de la catástrofe había dirigido las operaciones de rescate y salvamento, se crea un sistema nacional integral de protección a la población y la economía con el nombre institucional de Defensa Civil.

Por tanto, sin descuidar la preparación defensiva del país frente a las agresiones del imperialismo yanqui, resultaba necesario también desarrollar acciones preventivas ante fenómenos naturales como el Flora.

Otros pasos fueron la restructuración del Servicio Meteorológico Nacional para hacerlo más eficiente, y el impulso a un programa destinado a construir una infraestructura hidráulica capaz de moderar y gestionar las fuentes y las reservas hídricas del país.

Al decir del historiador Luis Enrique Ramos Guadalupe, coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad Meteorológica de Cuba, aquel evento natural catalizó un proceso social y económico que devino en una articulación entre el manejo del medioambiente, del recurso agua, y el propósito de darle al país seguridad y soberanía para enfrentar  emergencias sobre bases científicas.

Un plan estratégico para mitigar el cambio climático

Aunque desde 1964 y hasta hoy día suman 114  las muertes ocurridas en 18 huracanes de mayor impacto en Cuba, es decir, una cifra insignificante respecto a las del Flora, Cuba está en permanente riesgo de desastres naturales y es muy vulnerable a los efectos del cambio climático, evidenciado en el ascenso del nivel de los mares y océanos, y en el incremento de la frecuencia e intensidad de eventos meteorológicos como huracanes, grandes tormentas, precipitaciones y sequías.

La Tarea Vida, ese Plan de Estado cubano surgido en 2017 para la prevención y mitigación de los impactos del cambio climático, está sustentado sobre una base científica multidisciplinaria que da prioridad a 73 de los 168 municipios cubanos, 63 de ellos en zonas costeras y otros 10 en el interior del territorio.

Éste contiene cinco acciones estratégicas y once tareas, enfocadas en soluciones a corto, mediano y largo plazos.

Las acciones estratégicas consisten en reducir la densidad demográfica y limitar las construcciones en zonas costeras donde se pronostica inundación permanente; desarrollar infraestructura adaptada a las penetraciones del mar en zonas bajas; reducir las áreas de cultivos próximas a las costas, introducir variedades resistentes a los nuevos escenarios de temperatura y adaptar las actividades agropecuarias a los cambios en el uso de tierra por la elevación del nivel del mar y sequías; así como planificar los procesos de reordenamiento urbano de asentamientos amenazados.

Por su parte, las tareas se centran en realizar acciones de adaptación al cambio climático en zonas identificadas como priorizadas; implementar normas jurídicas para la puesta en práctica del plan; conservar y recuperar las playas arenosas; asegurar la disponibilidad y uso eficiente del agua mediante el mantenimiento a la infraestructura hidráulica y la introducción de acciones para la medición de la eficiencia; llevar a cabo obras de reforestación dirigidas a la protección de los suelos, el agua y la recuperación de los manglares más afectados; además de rehabilitar y detener el deterioro de los arrecifes de coral.

También, introducir resultados científicos de evaluación de peligros y vulnerabilidad costera en los planes de desarrollo territorial y urbano; implementar las medidas de adaptación y mitigación en los sectores de seguridad alimentaria, energía, pesca, agropecuario, salud, turismo, construcción, transporte, industria, bosques y ordenamiento territorial; fortalecer los sistemas de monitoreo y evaluación del estado de las zonas costeras, el agua, la sequía, los bosques, y la salud humana, animal y vegetal; priorizar las medidas para elevar la percepción de riesgo y el conocimiento de la población acerca del cambio climático; y gestionar y utilizar los recursos financieros disponibles para ejecutar las acciones contempladas dentro de la Tarea Vida.

Precisamente este jueves Miguel Díaz-Canel, presidente del Consejo de Defensa Nacional, exhortó a aumentar la cultura sísmica, durante su visita de trabajo al Observatorio Geodinámico del Servicio Sismológico Nacional (Cenais), en Santiago de Cuba.

El presidente estuvo allí con el objetivo de evaluar el peligro de terremotos en el país, el estado de los sistemas de vigilancia sismológica y de tsunamis, y aspectos de la gestión del riesgo, luego de los movimientos telúricos acontecidos el domingo 10 de noviembre.

cual lo ha hecho de manera reiterada a raíz de la amenaza y posterior azote de los huracanes Oscar y Rafael, el mandatario exhortó a ofrecer constantemente información para ganar en cultura sísmica y meteorológica, conocer las medidas en casos de desastres y sobre todo aumentar la percepción del riesgo en la población cubana.

En medio de limitaciones económicas y financieras ahora más agudas, bajo un escenario en el cual al parecer el bloqueo estadounidense continuará obstaculizando el desarrollo del país y el bienestar de la población, Cuba enfrenta los riesgo de desastres naturales y los efectos del cambio climático.

Tarea nada fácil pero ante la cual hay que crecerse y no descansar.

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