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Centrobasket femenino: Adiós a la AmeriCup

La selección femenina cubana de baloncesto vive un presente que dista bastante de aquellos recuerdos preciados que relucen en la memoria de quienes peinan canas. Las malas sensaciones se confirmaron cuando se materializó la caída ante el equipo de El Salvador, en el Centrobasket celebrado en la ciudad mexicana de Irapuato; una derrota que dejó a las cubanas sin boleto a la AmeriCup 2025.

Foto: Fiba

El descalabro frente a las salvadoreñas 70-67, donde se desperdició la ventaja mantenida en los tres primeros cuartos, se sumó a la caída contra la vigentes campeonas puertorriqueñas 79-66, y de esta manera se firmó la sentencia de un torneo gris para un conjunto que, en fase de grupos, solo fue capaz de doblegar a la débil Costa Rica en el debut por pizarra de 62-49.

Si bien es cierto que el plantel sintió la ausencia de atletas que habían sido fundamentales en eventos anteriores (sobresaliendo la no presencia de la joven estelar Isabela Jourdain, del Benfica portugués) y que hubo casos puntuales de algunas jugadoras que no estaban en la mejor forma física, Cuba mostró una vez más varias deficiencias, a pesar de los alentadores destellos de figuras como María Montero y Nahomis Vargas.

Según las estadísticas de los tres partidos de la llave, los puntos más débiles de las cubanas estuvieron en los aciertos de cara al canasto, más allá de algún que otro número que en determinado choque maquilló los porcentajes.

Y es que resulta prácticamente imposible ganar un desafío anotando un 28,9 por ciento en tiros de campo, con un 33,9 por ciento en lanzamientos de dos y un bajísimo 11,1 desde el perímetro. Estos fueron los créditos de las antillanas en el crucial choque ante El Salvador, cifras que anularon el dominio en la pintura y la lucha por los rebotes.

Si a esto sumamos la cantidad de pérdidas (56 en los tres partidos), podemos entender mejor el resultado de una escuadra que fue capaz de imponerse a sus rivales en varios departamentos estadísticos y que tuvo hasta la fecha de hoy a la tercera mejor reboteadora del evento, la santiaguera Vargas, con 10,3 unidades por partido.

Lo ocurrido en México es otro llamado de atención para el baloncesto cubano, que necesita jugar y, como también se puso de manifiesto en suelo azteca, seguir buscando oportunidades para insertar a las jugadoras en circuitos profesionales que les garanticen partidos y crecimiento en todos los sentidos.

Esto no quita, por supuesto, la urgencia de recuperar con sistematicidad los eventos a nivel nacional para evitar seguir perdiendo terreno y prestigio ante rivales históricamente inferiores.

Así las cosas, el equipo más laureado de estas lides con 19 triunfos se irá a casa sin poder mejorar el bronce de la pasada edición y con mucha tarea por hacer.

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