El cinco de noviembre de 1900 se reconoció, de forma oficial, el Himno Nacional de Cuba en la apertura de la Asamblea Constituyente; por primera vez y de modo oficial, fue reconocida la marcha de Perucho Figueredo (1819-1870), como Himno Nacional de Cuba, llamada hasta entonces La Bayamesa.
Como antecedente a este momento, el 14 de agosto de 1867 comenzó la preciosa y heroica historia de dicha marcha guerrera, devenida Himno Nacional de Cuba.
Algunos historiadores hablan que en la noche del 13 de agosto de 1867, se reunieron tres de los principales conspiradores de la ciudad de Bayamo: Francisco Vicente Aguilera Tamayo, Francisco Maceo Osorio y Pedro (Perucho) Figueredo Cisneros, en la casa de este último.
Uno de los acuerdos del encuentro fue constituir, la noche siguiente y en el propio lugar, el Comité Revolucionario de Bayamo para organizar el ansiado levantamiento armado contra el dominio español en la mayor las Antillas.
En el intercambio, además, Figueredo, quien era músico, quedó encargado de componer el himno de los patriotas. Perucho Figueredo cumplió la encomienda en la madrugada de ese día, y por la noche, tras la presentación del Comité, realizó al piano la primera interpretación de la música sublime.
Casi doce meses después, el músico Manuel Muñoz Cedeño hizo la instrumentación de la obra y, en atrevida acción conspirativa, la ofreció al público como parte de una ceremonia religiosa el 11 de junio de 1868 dentro de la Iglesia Parroquial Mayor y delante de las autoridades peninsulares de la comarca.
Cuentan que el gobernador militar de Bayamo, coronel Julián Udaeta, sospechó que se trataba de una marcha guerrera, pero la ignorancia le impidió confirmarlo, detalle aprovechado por los patriotas para interpretar la pieza varias veces más en las narices del peninsular.
En medio de la volátil situación política del archipiélago, sobre todo en la zona oriental, la gestión del Comité Revolucionario de Bayamo y de la Junta Revolucionaria de Oriente posibilitó el inicio de la primera guerra cubana contra el dominio colonial de España el diez de octubre de 1868.
Días después, cuando las tropas insurrectas acababan de concretar su primera gran victoria, la toma de Bayamo, el pueblo y su naciente ejército libertador estrenaron la letra de la vibrante marcha; participaron negros y blancos, ricos y pobres, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, cubanos y extranjeros, trabajadores manuales e intelectuales.
El estreno oficial ocurrió el ocho de noviembre de 1868 cuando la interpretó en el atrio de la Parroquial Mayor la banda de Manuel Muñoz y el coro integrado por seis jóvenes negras e igual cantidad de blancas. Así nació el Himno de Cuba, ese que ha sembrado en nuestros corazones la convicción de que “morir por la patria es vivir”.
Cada 20 de octubre se celebra el Día de la Cultura Nacional Cubana, efeméride que marca definitivamente el nacimiento de una nación rebelde y de su identidad, además de unir a los cubanos en sus raíces más profundas.
La fecha abraza uno de los acontecimientos más relevantes atesorados por la historia patria: la entonación por vez primera del Himno Nacional cubano, La Bayamesa, como se le llamó por el pueblo cuando tropas mambisas, al mando de Carlos Manuel de Céspedes, liberaron a la ciudad de Bayamo en 1868.
Con él quedó expresado el espíritu de la independencia en su inflamada música, canto pleno a la insurrección libertadora y la abolición de la esclavitud; manifestación artística de ese profundo e irreversible acto de la conciencia cubana, expresión y símbolo más alto y genuino de la cultura nacional.
A partir de aquel día las fervientes notas del Himno de Bayamo presidieron los actos del movimiento independentista, y pasado el tiempo, ha trascendido hasta la actualidad como muestra concreta del carácter patriótico del pueblo.
Sin duda constituyó un hermoso día aquel 20 de octubre de 1868, ese día se fundieron los elementos básicos de nuestra cultura, cultura y nación se abrazaron para convertirse en un concepto inseparable a lo largo de la historia de Cuba, el cual significa música, poesía, arte y rebeldía unidos en el fragor del combate.
En recordación a la efeméride este miércoles desde bien temprano se escucha en cada espacio:
Al combate corred bayameses, que la Patria os contempla orgullosa.
No temáis una muerte gloriosa, que morir por la Patria ¡es vivir!
En cadenas, vivir es vivir, en afrenta y oprobio sumido.
Del clarín escuchad el sonido,¡a las armas valientes corred!