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Fuerza

Son días de pecho apretado y desafíos ante la naturaleza. Tam­bién de solidaridad, historias es­tremecedoras y una resistencia que va más allá de los vientos, las lluvias y las inundaciones que nos golpearon hace tan solo unos días y amenazan de nuevo con regresar sin pedir permiso, ahora no solo en el oriente de Cuba, sino en toda nuestra geografía.

Foto: Lilibeth Alfonso Martínez

Son días para sacar fuerza de donde a veces no creemos tener, pero los valores humanos siem­pre son superiores a cualquier teoría egoísta o de cansancio. Sin campañas ni llamamientos, los trabajadores, los estudiantes, las federadas, los cederistas se han desprendido de ropas, zapatos, alimentos, útiles del hogar, ju­guetes, libros y de cuanto pudie­ra ayudar a quienes lo perdieron todo en una noche de ciclón y todavía el fango colorea lo poco que les queda entre cuatro pare­des o en la única mochila sobre­viviente.

Guantánamo ha sido quizás la palabra más repetida por estos días en nuestras casas y centros laborales. Y nos descubrimos todos en cada vivencia, en esos rostros humildes que pusieron al sol lo poco que pudieron salvar. Incluso sacaron esa bandera mojada porque como le dijeron a nuestra cronista: “En estos tiem­pos uno necesita que una estre­lla, como esa, nos ilumine”.

La alerta meteorológica vuelve a poner en tensión a esos dolien­tes y a quienes mañana pueden sumarse al mismo batallón si no toman las medidas tempranas para preservar sus vidas, que al final es el bien más preciado a cuidar en tiempos de tempesta­des naturales.

Más que optimismo, espe­ranza y resistencia, hoy nece­sitamos fuerza, mucha fuerza y comprensión a todo lo que la Defensa Civil informa con fa­ses decretadas y orientaciones precisas. Solo así podremos le­vantarnos luego para decirles a nuestros hijos y padres: “Es­tamos vivos, ahora a trabajar, luchar y amar más a Cuba”.

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