Algunas ideas me asaltan a propósito del comentario del colega Joel García León, que con el título de “Un post para los días oscuros” fuera publicado en este mismo sitio, y donde conmina a la creatividad comunicativa para las
ocasiones en que las circunstancias obliguen precisamente a eso, a comunicar con urgencia, y las vías tradicionales “se caen”, o no pueden cumplir acertadamente su función habitual.
En momentos como los sufridos en los últimos días por la falta de fluido eléctrico, agravado además, por la llegada inminente a tierra cubana de un ciclón, era fundamental que los partes, anuncios, noticias, en fin, las informaciones llegaran a todos los ciudadanos en forma rápida y precisa.
Del gran apagón todos supimos al instante, incluso de su alcance nacional, por la rapidez archiconocida de Radio Bemba, esa emisora ambulante con tantos canales y locutores como personas ofrezcan información a su paso, exacta o no, fidedigna o no, pero información al fin.
Las comunicaciones que constantemente emitían las autoridades y los consejos de defensa a todos los niveles, no llegaban con la celeridad necesaria a la población, su principal destinataria. Los canales de comunicación no resultaron efectivos, pues la ciudadanía no dispone de radios, ni baterías para enfrentar estas situaciones.
Para millones de personas el desasosiego, incluso el estrés devenido desesperación, pues sin electricidad no podían conectar ni el televisor, ni la radio para informarse.
A la gran mayoría ―sin contar los poseedores de radios portátiles― solo quedó la opción del teléfono móvil y las redes sociales “con sus pro y sus contra”, y con el hándicap de no poder cargar baterías ni conectarse por igual razón: falta de electricidad.
Un círculo vicioso que acrecentaba la tensión de las personas al no llegarles la información oficial, fidedigna, de lo que estaba sucediendo y el por qué demoraban las labores de recuperación ante lo que a todas luces era una situación excepcional.
Con frecuencia escuché las interrogantes de mis vecinos, pues pocos sabían con exactitud lo que sucedía, y aunque redes comunitarias y solidarias saldaron parte de la deuda comunicativa, la efectividad se vio disminuida, algo peligroso en las zonas donde según previsiones afectaría el paso del ciclón.
El sistema nacional de la radio lo integran unas 100 emisoras, de ellas una internacional, seis nacionales, 19 provinciales y 74 municipales. Imagine usted cuántas personas podrían estar perfectamente informadas, de poseer su radio de pilas.
Décadas atrás en nuestro país se fabricaron o ensamblaron radios, pero de seguro las disminuciones hoy de nuestra economía hacen imposible rescatar aquellas producciones, se debería pensar en esta realidad, y disponer, en la medida de lo posible, la comercialización de radios y pilas recargables, incluso sin pensar en ganancias monetarias.
La ganancia estará en que cada casa disponga de un radio con sus pilas para enfrentar con mayor información situaciones como las sucedidas en el país en días recientes.