Si algo estaba claro desde que el equipo cubano de Baseball5 se montó en el avión hacia Hong Kong para la II Copa Mundial, era el amplio espacio dorado que había en los pechos de jugadores y entrenadores. Y este sábado la corona del evento llegó a ellos, tras derrotar 16-1 y 7-5 a Japón. Por tanto, antes del regreso hacia La Habana desde ese punto asiático, va una crónica que le debía.
No se trata de maximizar el único resultado internacional estable que muestra la Federación Cubana de Béisbol (FCB) desde que apareciera esta modalidad en el 2017, por demás, nacida aquí con muchas líneas de conexión al “cuatro esquinas” o “juego a la mano” que de niños lo intentamos casi todos.
El Baseball5 se abrió paso entre nosotros con tropiezos conocidos y un héroe anónimo: Eros Bernal. El responsable de esta modalidad en la FCB diseñó la captación de los practicantes cuando no se asomaba ni la más remota posibilidad de copas mundiales. Luego luchó un campeonato nacional élite, luego otro juvenil. Desafió a quienes veían con cierto desprecio o fuera de contexto eso de golpear una pelota de goma con la mano y no con un bate.
Pero lo cierto es que en menos de siete años, el Baseball5 acaba de sumar su segundo oro mundial de mayores. También archiva igual título universal en la categoría de los bisoños. Y aunque fue injusto no reconocerlo como el mejor equipo colectivo de Cuba en el 2022, nada los detuvo. Viajaron hasta Hong Kong convencidos de que podían repetir ese oro. Y lo consiguieron con alegría, maestría y una cubanía propia de conquistadores del sol.
Solo un set perdido ante los japoneses estropeó la actuación perfecta en la lid. Pero al final, nadie pudo descifrar su magia. Nadie pudo entender que habrá que esperar dos años más, hasta Roma 2026, para intentar arrebatarle “el trompo” al dueño. Regresan también cargados de premios individuales: Sergio Arturo Pérez fue elegido el mejor entrenador, y Briandy Molina repitió como el jugador más valioso por segunda ocasión en un mundial, a lo cual se agregó Haila González, MVP del Mundial Juvenil Ankara 2023 y ahora de Hong Kong 2024.
No hay más descripción ni frases altisonantes. Todo lo ganado por estos muchachos puede resumirse en una frase de un amigo bien ocurrente cuando de calificar actuaciones se trata: “jonronazo a las dos manos, de los que silencia dudas y se aplaude con delirio”.
Felicidades al Baseball5 de Cuba. Y esta crónica se las debía. Se la merecen con ganas.