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Brics+ mira al Sur

El actual (des)orden internacional fue con­cebido para beneficiar a las potencias que lle­varon a la humanidad a la Segunda Guerra Mundial. El lideraz­go que emergió de ese conflicto hoy está en crisis. El empuje de las economías emer­gentes ha contribuido a ello. La evidencia más notoria es, qui­zás, la existencia de los Brics+, conjunto de países que avanzan como bloque, abriéndose espacio en la política y la economía del mundo.

Representantes de Brasil, China, Sudáfrica, India y Rusia en la XV Cumbre de los Brics. Foto: Tomada de Getty Images

El término Bric fue acuñado en el 2001 por el economista Jim O’Neill en un documento de inves­tigación que subrayaba el potencial de crecimiento de naciones como Brasil, Rusia, India y China. En el 2006 los ministros de Relaciones Exteriores de esos países tomaron la iniciativa de reunirse, anual­mente, de manera informal. En el 2009 se oficializaron los encuentros y tuvo lugar la primera cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, como sede en Rusia.

El grupo nació con voluntad in­clusiva, por eso en el 2011 incorporó a Sudáfrica y comenzó a llamarse Brics. Más recientemente sumaron a Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Sau­dita y Emiratos Árabes Unidos, por lo que el grupo ahora se denomina Brics+.

Del 22 al 24 de octubre, Rusia acogerá la XVI Cumbre. El manda­tario Vladímir Putin dijo que su pre­sidencia trabajará para aumentar el papel del grupo en el sistema finan­ciero internacional, desarrollar la cooperación entre bancos y ampliar el uso de las monedas Brics, así como promover la colaboración entre au­toridades tributarias y aduaneras.

 

Crecer para fortalecerse

En agosto del 2023, en Johannes­burgo, Sudáfrica, tuvo lugar la XV Cumbre que refrendó el interés mostrado por más de 40 naciones de unirse a un grupo. Así, en ene­ro del 2024 se duplicó la cantidad de miembros. En el 2023 también aceptaron a Argentina, pero el pre­sidente Javier Milei rechazó esa posibilidad. A la espera quedan Vietnam, Bolivia, Azerbaiyán, Si­ria, Argelia, Kazajistán, Tailandia, Turquía y Cuba, entre otros.

Actualmente, los Brics+ repre­sentan al 45 % de la población mun­dial y producen alrededor del 44 % del petróleo crudo del mundo. Para el 2028, aportarán el 33,6 % del PIB mundial, mientras que al G7 solo corresponderá el 27 %, refiere Claudio Piron, analista del Bank of America.

 

Relaciones financieras de nuevo tipo

Uno de los proyectos más atractivos de los Brics+ es el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), creado en el 2015. La organización finan­ciera busca fomentar un fondo común para hacer frente a las prácticas leoninas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

El NDB, con sede central en Shanghái, China, y presidido por Dilma Rousseff, proporciona prés­tamos para proyectos de infraes­tructura y desarrollo sostenible en los países Brics, particularmente para impulsar el comercio entre ellos.

Incluye el NDB los cinco países fundadores, así como a Bangladesh, Egipto y los Emiratos Árabes Uni­dos. Hasta el momento ha finan­ciado 100 proyectos a un costo de más de 30 mil millones de dólares, destinados, principalmente, a la construcción y mejora de infraes­tructura de transporte, así como a brindar asistencia de emergencia a personas afectadas por la pande­mia de la COVID-19 en los Estados miembros.

 

Cuba en los Brics+

Cuba ha expresado interés en unirse al grupo por ser un “actor clave en la geopolítica global y es­peranza en la región”. En el 2023, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Cen­tral del Partido Comunista y Pre­sidente de la República, asistió a la XV Cumbre como presidente pro tempore del Grupo de los 77 + Chi­na. Fue la primera participación de la Mayor de las Antillas y de un presidente cubano en una cumbre de los Brics.

En ese contexto, Díaz-Canel dijo que el orden actual “tiende a propiciar las condiciones actuales de crisis económica, con su impacto especial sobre los países en desa­rrollo, cuyas posibilidades de recu­peración y avance son cada vez más inalcanzables”.

El ingreso de Cuba podría ga­rantizar el acceso a nuevos mer­cados; atraer inversiones en sec­tores claves de la economía como la agricultura, la energía y la bio­tecnología. También, propiciar el financiamiento de proyectos de infraestructura y desarrollo a tra­vés del NDB; y potenciar la cola­boración en áreas como educación, salud y ciencia para facilitar la transferencia de tecnologías y co­nocimientos.

A eso habría que sumar el res­paldo político que significa la per­tenencia a un grupo que desafía el orden actual internacional y da fe de la crisis y deconstrucción de un sistema que no piensa en el bienes­tar del Sur.

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