Los azucareros no fallarán
Y aunque no todo depende de los trabajadores, entre sus filas existe el compromiso de no cejar en el empeño de salvar la agroindustria azucarera y devolverle el esplendor de otros tiempos, porque continúa siendo historia, identidad y tradición.
Varios delegados e invitados expusieron sus buenas prácticas y los resultados que validan la generalización de esas experiencias, como indicó Valdés Mesa al enfatizar: “Si esas formas productivas lo hacen, por qué otras no”.
Demuestran la posibilidad de que pueden hacer más las unidades básicas de producción cooperativa (UBPC) Vietnam Heroico, en Cienfuegos; Guabineyón 4, de Las Tunas; y Panchito Gómez Toro, en Villa Clara, por solo citar tres ejemplos porque hay otros, incluidas unidades empresariales de base y empresas agroindustriales azucareras.
En esos y otros casos son comunes la esmerada atención al hombre, el fomento de la producción de alimentos y la diversificación con beneficios para los trabajadores y sus familiares, así como para las comunidades en las que se encuentran.
También son distinguidas porque, en sus predios, el principio de la unidad de todos los factores trasciende la consigna y la incorporan al desempeño cotidiano.
Tal manera de conducir y atender a los colectivos laborales constituyen fruto de direcciones administrativas y secciones sindicales capaces y con liderazgos demostrados que, juntos, buscan soluciones alternativas a los problemas que amenazan la supervivencia de un sector clave para la economía nacional.
No faltó espacio en el debate para las asambleas generales de afiliados y trabajadores, defendidas como un puesto de mando para el diseño de estrategias y movimientos tácticos, garantía de éxitos frente a los desafíos actuales y futuros.
En los escenarios donde trabajan de esa manera, los rendimientos cañeros rondan las 40 y 60 toneladas por hectárea, se construyen viviendas para los asociados, el salario promedio y la distribución de utilidades satisfacen las expectativas, se detiene el éxodo de la fuerza laboral y marcan pautas para sus similares.
Ulises Guilarte De Nacimiento, integrante del Buró Político y secretario general de la CTC, reflexionó en las conclusiones que Cuba no renunciará a la producción azucarera y en el complejo contexto actual es grande el compromiso que asumen los trabajadores del sector de sembrar más caña, pero también es grande la confianza depositada en ellos como protagonistas en la batalla por salvar esta rama en el país.
Evaluación a fondo: propuestas concretas
Al calor del debate y tras escuchar los ejemplos positivos de varias UBPC que han logrado ser eficientes y cumplir no solo con su aporte de caña, sino también con el encargo social de atender a sus trabajadores y a la comunidad, Jorge Luis Tapia Fonseca, vicepresidente del Consejo de Ministros, reflexionó de cara a la próxima zafra, cuando molerán en 15 centrales de todo el país.
¿Por qué casi el 50 % de las bases productivas no tienen buenos rendimientos y diversificación de la producción?, se preguntó en voz alta. “Hay que hacer un análisis profundo para salvar la industria azucarera. Hemos aprobado medidas para el sector; se ha renegociado la deuda hasta en tres ocasiones de muchas UBPC; se le ha subido el precio de la caña y se ha impulsado una atención diferenciada a los jubilados.
“Pero propongo hacer una evaluación a fondo con aquellas cooperativas cuyas juntas directivas no han logrado lo que otras sí, a pesar de las mismas limitaciones de combustible. Tenemos que transformar el trabajo de los gobiernos municipales y provinciales para atender más a las cooperativas azucareras. Hay muchas tareas, pero debemos pasar del discurso a las acciones concretas y medir con más fuerza lo que hacemos.
“Los cuadros tenemos que transformar este asunto y salvar la industria azucarera, porque lo más grande que tiene este sector son sus trabajadores que, en medio de condiciones climatológicas difíciles, escasez de combustible, problemas energéticos y más, están todas las mañanas trabajando por sembrar y tener más caña”, concluyó. Y un aplauso y acuerdos precisos salieron en blanco y negro para el desempeño inmediato del sindicato azucarero.
La historia de Alexis… para imitar
Alexis Plutin es el administrador de la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) Alfonso Escalante Villa, perteneciente a la comunidad guantanamera de Costa Rica, del municipio de El Salvador. Habla sin retórica, pero con verdades. Pidió la palabra en la Conferencia no para elogiar los 2 millones de pesos que repartieron en el 2023 como utilidades entre sus 464 trabajadores, ni tampoco para vanagloriarse de ser delegado directo al 22 Congreso. Fue al grano, desde su historia personal.
“Hay que ser creativo, utilizar bien las medidas aprobadas y aumentar el compromiso de la gente con su terruño y con el sector”, dijo y arrancó a contar lo que terminó siendo una de las intervenciones más pegadas a la tierra de la reunión.
“Cuando era una empresa azucarera, yo me brindé para cortar caña y me negaron el contrato. Tenía 17 años. Mi mamá me parió entre dos guardarrayas. Somos 13 hermanos de mamá y papá. Para mi familia el central lo era todo. Y a esa edad había que trabajar para ayudar económicamente en la casa. Fue entonces que me acerqué al sindicato y fuimos para allá.
“Me representaron y en una brigada millonaria no me aceptaron. Me mandaron para otra brigada. Yo fui vestido de politécnico el primer día. Y todos miraban asombrados. En la primera quincena gané 27 pesos, pero al terminar la zafra fui el mejor machetero joven en toda la provincia de Guantánamo. Demostré que sí podía. Así tenemos que actuar hoy: demostrar que siempre se puede.
“El batey Costa Rica es un batey azucarero, y es un batey revolucionario”, concluyó y, entre los aplausos, muchos descubrieron que estaban haciéndole honor a la sencillez y al alma de un héroe cotidiano de los cañaverales. ¡Cuánta falta hacen más Alexis!