Cierto es que son variadas las funciones de los cajeros. No solo para extraer dinero, aunque es esta la acción mayoritaria para la ciudadanía. La inflación, los altos precios, así lo exigen.
Desconozco el número de cajeros automáticos que hoy funcionan en la capital cubana, pero asumo que entre las principales tareas de los directivos bancarios del territorio esté lograr la mayor eficiencia de aquellos que siguen operando. Al menos por los horarios, no se garantiza el mejor de los servicios.
Si voy a extraer dinero por la caja, no existe otra opción que esperar a que lleguen las cajeras a la sucursal. Pero si mi intención es utilizar el cajero, ese que está en las afueras de la sucursal, ¿por qué hay que esperar a que los encargados de ponerle el dinero lo hagan a partir de las 8:30 a.m.? ¿No podrían situarlo antes, digamos a las 7:00 a.m.?
Lo pregunté en la sucursal enclavada en Ayestarán y 20 de Mayo, y la respuesta fue que ese personal iniciaba su labor cuando la agencia comenzaba su horario de trabajo a las 8:30 a.m. Así, a secas, sin pensar en alguna variante que se pudiera emplear.
Los cajeros pueden funcionar mientras tengan dinero, sin importar la hora, de ahí que como las colas para extraer empiezan muy temprano, desde la madrugada, debe adelantarse el ponerlo a punto, lo que sería muy bien recibido por la población.
En días pasados, en la sucursal del Banco Metropolitano ubicada en la muy concurrida Esquina de Toyo marqué en ambas colas. Por la caja o por el cajero automático. Llegué a las 6:30 a.m. y minutos después de las 8:30 a.m. entraron a la agencia los primeros clientes. Mientras, el cajero seguía detenido, porque en ese lapso le ponían el dinero y su primer cliente pudo realizar operaciones media hora después. En este tema, algo no está funcionando bien.