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Para tener azúcar: sembrar más caña

Los azucareros no fallarán

“La clase obrera no le fallará a la Revolución y menos este sector. Con­fiamos en ustedes”, remarcó Salvador Valdés Mesa, miembro del Buró Político del Partido y vicepresidente de la Repúbli­ca de Cuba, en la sesión plenaria, celebrada los días 11 y 12 de este mes en La Habana.

Y aunque no todo depende de los tra­bajadores, entre sus filas existe el com­promiso de no cejar en el empeño de salvar la agroindustria azucarera y de­volverle el esplendor de otros tiempos, porque continúa siendo historia, identi­dad y tradición.

Varios delegados e invitados expusie­ron sus buenas prácticas y los resultados que validan la generalización de esas ex­periencias, como indicó Valdés Mesa al enfatizar: “Si esas formas productivas lo hacen, por qué otras no”.

Demuestran la posibilidad de que pueden hacer más las unidades básicas de producción cooperativa (UBPC) Viet­nam Heroico, en Cienfuegos; Guabineyón 4, de Las Tunas; y Panchito Gómez Toro, en Villa Clara, por solo citar tres ejem­plos porque hay otros, incluidas unidades empresariales de base y empresas agro­industriales azucareras.

En esos y otros casos son comunes la esmerada atención al hombre, el fomento de la producción de alimentos y la diver­sificación con beneficios para los trabaja­dores y sus familiares, así como para las comunidades en las que se encuentran.

Foto: Alejandro Acosta Hechavarría

También son distinguidas porque, en sus predios, el principio de la unidad de todos los factores trasciende la consigna y la incorporan al desempeño cotidiano.

Tal manera de conducir y atender a los colectivos laborales constituyen fruto de direcciones administrativas y seccio­nes sindicales capaces y con liderazgos demostrados que, juntos, buscan solu­ciones alternativas a los problemas que amenazan la supervivencia de un sector clave para la economía nacional.

No faltó espacio en el debate para las asambleas generales de afiliados y tra­bajadores, defendidas como un puesto de mando para el diseño de estrategias y movimientos tácticos, garantía de éxitos frente a los desafíos actuales y futuros.

En los escenarios donde trabajan de esa manera, los rendimientos cañeros rondan las 40 y 60 toneladas por hectárea, se construyen viviendas para los asocia­dos, el salario promedio y la distribución de utilidades satisfacen las expectativas, se detiene el éxodo de la fuerza laboral y marcan pautas para sus similares.

Ulises Guilarte De Nacimiento, in­tegrante del Buró Político y secretario general de la CTC, reflexionó en las con­clusiones que Cuba no renunciará a la producción azucarera y en el complejo contexto actual es grande el compromiso que asumen los trabajadores del sector de sembrar más caña, pero también es gran­de la confianza depositada en ellos como protagonistas en la batalla por salvar esta rama en el país.

 

Evaluación a fondo: propuestas concretas

Al calor del debate y tras escuchar los ejemplos positivos de varias UBPC que han logrado ser eficientes y cumplir no solo con su aporte de caña, sino también con el encar­go social de atender a sus traba­jadores y a la comunidad, Jorge Luis Tapia Fonseca, vicepresi­dente del Consejo de Ministros, reflexionó de cara a la próxima zafra, cuando molerán en 15 centrales de todo el país.

¿Por qué casi el 50 % de las bases productivas no tienen buenos rendimientos y diver­sificación de la producción?, se preguntó en voz alta. “Hay que hacer un análisis profundo para salvar la industria azucarera. Hemos aprobado medidas para el sector; se ha renegociado la deuda hasta en tres ocasiones de muchas UBPC; se le ha subido el precio de la caña y se ha impul­sado una atención diferenciada a los jubilados.

“Pero propongo hacer una evaluación a fondo con aque­llas cooperativas cuyas juntas directivas no han logrado lo que otras sí, a pesar de las mis­mas limitaciones de combusti­ble. Tenemos que transformar el trabajo de los gobiernos mu­nicipales y provinciales para atender más a las cooperati­vas azucareras. Hay muchas tareas, pero debemos pasar del discurso a las acciones concre­tas y medir con más fuerza lo que hacemos.

“Los cuadros tenemos que transformar este asunto y sal­var la industria azucarera, por­que lo más grande que tiene este sector son sus trabajadores que, en medio de condiciones clima­tológicas difíciles, escasez de combustible, problemas energé­ticos y más, están todas las ma­ñanas trabajando por sembrar y tener más caña”, concluyó. Y un aplauso y acuerdos precisos sa­lieron en blanco y negro para el desempeño inmediato del sindi­cato azucarero.

 

La historia de Alexis… para imitar

Alexis Plutin es el admi­nistrador de la unidad bá­sica de producción coope­rativa (UBPC) Alfonso Escalante Villa, perteneciente a la comu­nidad guantanamera de Costa Rica, del municipio de El Salva­dor. Habla sin retórica, pero con verdades. Pidió la palabra en la Conferencia no para elogiar los 2 millones de pesos que repartieron en el 2023 como utilidades entre sus 464 trabajadores, ni tampoco para vanagloriarse de ser delega­do directo al 22 Congreso. Fue al grano, desde su historia personal.

“Hay que ser creativo, utili­zar bien las medidas aprobadas y aumentar el compromiso de la gente con su terruño y con el sector”, dijo y arrancó a contar lo que terminó siendo una de las intervenciones más pegadas a la tierra de la reunión.

“Cuando era una empresa azucarera, yo me brindé para cortar caña y me negaron el con­trato. Tenía 17 años. Mi mamá me parió entre dos guardarrayas. Somos 13 hermanos de mamá y papá. Para mi familia el central lo era todo. Y a esa edad había que trabajar para ayudar econó­micamente en la casa. Fue enton­ces que me acerqué al sindicato y fuimos para allá.

“Me representaron y en una brigada millonaria no me acep­taron. Me mandaron para otra brigada. Yo fui vestido de poli­técnico el primer día. Y todos mi­raban asombrados. En la prime­ra quincena gané 27 pesos, pero al terminar la zafra fui el mejor machetero joven en toda la pro­vincia de Guantánamo. Demos­tré que sí podía. Así tenemos que actuar hoy: demostrar que siem­pre se puede.

“El batey Costa Rica es un ba­tey azucarero, y es un batey revo­lucionario”, concluyó y, entre los aplausos, muchos descubrieron que estaban haciéndole honor a la sencillez y al alma de un héroe co­tidiano de los cañaverales. ¡Cuán­ta falta hacen más Alexis!

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