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Calidad, la mejor garantía

Lo toma en sus ma­nos, lo examina cui­dadosamente; cal­za su pie izquierdo, pero la contracción de las comisuras de los labios que obtu­vo como respuesta al preguntar al ven­dedor “¿saldrán bue­nos?”, la desilusionó del todo, coloca el zapato en el estante, aprieta el monedero en su mano y aban­dona la tienda sin comprar.

Que tire la prime­ra piedra el cubano que no haya pasado por igual si­tuación, aun cuando sea solvente, a nadie le gusta tirar su dinero, máxime si es de quienes tienen que ahorrar en aras de reunir una cantidad suficiente que les permita, al menos, hacer el in­tento de cubrir una insuficiencia.

Podría considerarse como un acto irracional hablar de calidad hoy en Cuba, cuando las ofertas están cada vez más deprimidas en la red comercial y ante pro­blemas a solucionar se compra lo que aparezca.

Sin embargo, es necesario insistir en el tema, porque si los precios excesivos fuesen respal­dados por la excelencia, eso miti­garía el balazo sobre las maltre­chas economías familiares.

La reducción de produccio­nes de diverso tipo es un hecho, pero las disponibles, para esas que hubo materia prima —inclu­so importadas—, energía y fuer­za de trabajo, no siempre son las mejores. Como ejemplo, una vez más, el llevado y traído pan de la canasta familiar; pero cuidado, que no es el único, solo que la lis­ta podría ser demasiado extensa y tampoco es una deficiencia ex­clusiva del sector estatal.

Entre los privados encon­tramos algunos que apuestan por eternizar malas prácticas y vicios que frenan el desarro­llo hace varios decenios; porque sí, estamos bloqueados y nadie duda de ello, pero hay mucho de chapucería.

Hacer más con menos es una de esas fórmulas de cuestionada validez, funciona si se trata de ahorrar en favor de la eficiencia, pero cuando esto se revierte en bajar los estándares de calidad, entonces es solo un pretexto ba­nal para “cuadrar números” y “cumplir planes” con total irres­peto al cliente o consumidor.

¿Es ético incitar a una perso­na a comprar algo que carece de calidad? Nos urgen producciones nacionales con altos estándares, que se comercialicen en CUP y que tengan como cometido satis­facer las necesidades de ese tra­bajador y su familia, cuyos in­gresos no están sujetos a remesas u otras negociaciones.

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