Previo a unos comicios presidenciales siempre existen especulaciones y Uruguay no escapa a esa realidad, aunque los comentarios coinciden en que el ganador será electo en la segunda vuelta electoral.
Varias son las razones y están bien argumentadas, no importa del bando que sea el analista. Una pequeña nación sudamericana, con menos de 4 millones de habitantes y más de una generación que obtiene este año el derecho de votar.
El próximo 27 de octubre es la fecha en que los uruguayos irán a las urnas para elegir el que será sustituto del actual presidente Luis Lacalle Pou, importante para el país, aunque la cobertura periodística no llega al nivel dado a las recientes elecciones en Venezuela y México.
Las expectativas crecen y las especulaciones acerca de quién ganará la presidencia también. Ya se llevaron a cabo las elecciones internas, que son obligatorias según la ley electoral de esta nación y se conocen los candidatos de los principales partidos que tienen realmente posibilidades de ganar.
No obstante, las sólidas instituciones uruguayas afirman que salga quien salga no cambiará lo existente en el plano político y económico del país.
Disputa entre centro derecha y centro izquierda
Los ciudadanos están divididos en dos grandes bandos, el del centro derecha, Alvaro Delgado del Partido Nacional y otro de centro izquierda, con el líder del Frente Amplio, Yamandú Orsi.
Como en las tres elecciones anteriores, es poco probable que ninguno obtenga la mayoría necesaria para ganar en la primera vuelta electoral, lo que llevará a nuevos comicios en noviembre.
Según las últimas encuestas casi es seguro que solo queden para ese momento dos, Orsi y Delgado. A pesar de las diferencias políticas, ambos buscan estrechar lazos con Washington y Pekín, atraer inversiones extranjeras y reducir las barreras comerciales.
Ori ha centrado su campaña en plantear cuestiones como la pobreza infantil y el crimen organizado local. La campaña de Delgado se centra en los éxitos de Lacalle, como la gestión internacionalmente aclamada del Covid y los sólidos indicadores macroeconómicos.
Lucha contra el narcofráfico
Además de elegir al Presidente y un nuevo Parlamento, los uruguayos votarán también por dos plebiscitos, uno que podría cambiar fundamentalmente el sistema de seguridad social y otro para permitir las redadas nocturnas de la policía.
Forma parte de los programas de Gobierno la instalación de un sistema contra el narcotráfico, incorporar 2 mil nuevos policías y adaptar los impuestos al nuevo contexto tributario mundial.
En reciente operativo se incautó una tonelada de cocaína en mochilas flotantes, una carga valorada en 30 millones de dólares, señala un despacho de la agencia Prensa Latina.
Esa una de las caras más visibles del enfrentamiento que se libra en Uruguay, convertido en país de acopio de drogas provenientes de países cercanos y con destino principal a puertos de Europa.
A la par, el narcotráfico opera a nivel de barrios (el narcomenudeo) donde ocurren disputas territoriales que no pocas veces se libran con homicidios cometidos frente a las llamadas bocas de expendio de la llamada pasta base, precisa en un despacho el colega Orlando Oramas, corresponsal de PL en Uruguay.
El microtráfico, en particular, gana terreno y se convierte en un problema cotidiano que afecta a comunidades enteras.
Solo faltan días para los comicios. Los indecisos cobran mayor importancia, pues son aquellos que a última hora pudieran inclinar la balanza y dar el triunfo a uno de los dos candidatos. El 24 de noviembre, si hay segunda vuelta, se sabrá por cuál de los dos candidatos se deciden.
