Con 35 años de fogueo en la industria azucarera cubana, trayectoria laboral asentada en el central Uruguay, del municipio de Jatibonico, y en otros ingenios del país, los aportes del ingeniero Vladimir Gómez Morales, lo convierten en un hombre clave.
Tal calificativo desentona con la personalidad comedida y apacible, de quien, desde el 2012, lleva las riendas del coloso del territorio, pero conciertan con la proyección del directivo curtido en la base, con probada calificación e impronta hacia la innovación.
Como fiel escudero del Uruguay, herencia de su progenitor, entre desvelos, estrategias conceptuales y prácticas, con una perspectiva visionaria ha asumido el gran desafío de aminorar el impacto de la paralización, desde el 2022, del ingenio, que destaca por el aval del récord nacional de producción de azúcar en la zafra 1990-1991.
“El primer pensamiento fue proteger la fuerza de trabajo, aunque siempre perdimos técnicos calificados. Buscamos motivación para conservar la idiosincrasia, gran parte del capital humano y la estructura del central. Las puertas nunca se han cerrado. Transformamos el centro en una empresa de negocios capaz de generar ingresos. Se crearon colectivos laborales, entre ellos: una finca para producir alimentos, otra entidad dedicada a la pintura, otra a la reparación de viviendas, el taller de enrollado, así como la fábrica de hielo. Nos sumamos a la acuicultura y convertimos, además, el taller de maquinado en referencia nacional para la recuperación de piezas de repuesto.
“Por tres zafras consecutivas hemos prestado servicios de la fuerza técnica capacitada en centrales de siete provincias, incluyendo a nuestro coterráneo Melanio Hernández, desde la preparación de la campaña hasta el proceso fabril”.
Nada ha menguado al intrépido ingeniero electroenergético, inventor por vocación y por necesidad. “Desde que comencé a trabajar traigo el ‘bichito’, de aportar los conocimientos técnicos y es un orgullo desarrollar el pensamiento de mi papá, azucarero del Uruguay durante 43 años”.
Con el más reciente de sus inventos, recuperación de acoplamientos flexibles, Gómez Morales obtuvo, en 2024, el Premio al Mayor Impacto Económico y/o Social que otorga la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR). “Son engranajes que alcanzan 3 mil 600 revoluciones por minuto. Se emplean para generar potencia y arrancar la turbina. Cuestan entre 11 mil y 27 mil euros en el mercado internacional.
“Utilizamos las normas técnicas validadas en la Universidad Central de Las Villas. Se instaló uno en el central Ecuador y ha funcionado por dos años consecutivos. La innovación se ha generalizado en el Céspedes, en el Grito de Yara y terminamos esas piezas para los molinos del central Ciudad Caracas.
“Agradezco al equipo que represento. La fortaleza del Uruguay es el capital humano. Los trabajadores, a pesar de estar tres años paralizados y con bajos salarios, se quedaron en el ingenio y seguimos echando para adelante. Es muy grato dirigir un colectivo digno, que cada día se lanza a buscar soluciones a los problemas”.