“Seamos la pesadilla de los que pretenden arrebatarnos los sueños”, expresó el Che. Con el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba, Estados Unidos ha intentado anular durante décadas la aspiración del pueblo de la Mayor de las Antillas de construir un futuro independiente y vencer las ataduras del subdesarrollo.
No concibieron que ese empeño se convirtiera para ellos en una pesadilla, porque los hijos de esta nación pequeña le hicieron una resistencia creativa desde los inicios de su criminal cerco.
Los primeros protagonistas de esa resistencia fueron los trabajadores, que al llamado del Che se lanzaron primero a resolver la suspensión de la entrada de piezas de repuestos, agregados destinados a maquinarias y equipos cuya tecnología era mayoritariamente de procedencia estadounidense.
El éxito logrado por esta campaña demostró, como señaló el entonces Ministro de Industrias, la importancia de hacer que “la participación de la masa obrera sea fundamental para la conducción del país”, un principio contenido en la actual Constitución de la República.
Después convocó otro movimiento denominado Construye tu propia máquina, que involucró a los obreros y a los técnicos de más empuje revolucionario, para crear equipos de trabajo que fueran copiando todas las máquinas, reproduciéndolas y aumentando el equipamiento industrial con los materiales disponibles y si era necesario comprar algunos para completar maquinarias nuevas.
En esas acciones está el germen de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir) que, fiel a esa experiencia, ha inculcado a sus miembros el incentivo necesario para buscar soluciones técnicas u organizativas a los problemas de los diferentes sectores de la producción y los servicios.
Solo en el año 2023 el impacto de las innovaciones en el quehacer de las entidades, identificado a partir de la evaluación de su efecto económico, sobrepasó los mil 787 millones de pesos, en los diferentes sectores productivos, de servicios, la docencia y la investigación, y hasta el cierre de agosto del actual año los aportes de la Anir superaban los mil 291,9 millones de pesos.
“Si algo debe tener Cuba como luz que la oriente en lograr su desarrollo, en alcanzar con mayor rapidez la prosperidad deseada, es justamente la innovación”, señaló el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez en un encuentro con representantes del sistema empresarial cubano, y lo consideró una premisa cardinal para un país pobre, bloqueado y agredido.
Son precisamente la ciencia y la innovación uno de los pilares de la gestión del Gobierno, que se conduce desde el Consejo Nacional de Innovación. Su desarrollo concibe la articulación entre todos los sectores que participan, tanto de la gestión del conocimiento como del ramo productivo de bienes y servicios y la administración pública, se enfoca en el desarrollo territorial y está acoplado con las prioridades del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030, lo que significa que es una responsabilidad que involucra a toda la sociedad.
El valor de la ciencia y la innovación se demostró durante la pandemia de la COVID-19 en la que ante el recrudecimiento del cerco imperialista los científicos cubanos concibieron vacunas de nivel mundial que salvaron al pueblo, mientras que los técnicos aportaron soluciones a la carencia de ventiladores pulmonares cuya adquisición fue saboteada por Estados Unidos, y construyeron equipos propios que preservaron muchas vidas. Y qué decir de los trabajadores del sector eléctrico que no desmayan hasta resolver las frecuentes roturas de las termoeléctricas, derivadas de su obsolescencia tecnológica, para preservar la economía y el servicio al pueblo.
Convertir la ciencia y la innovación en una práctica cotidiana de las empresas y continuar estimulando la creatividad de los trabajadores para enfrentar las limitaciones del bloqueo es el llamado de hoy como lo fue en la década de los años sesenta la convocatoria del Che.
Este mes de octubre en que se conmemora otro aniversario de la Anir, está dedicado a homenajear a sus integrantes, hombres y mujeres que desde sus puestos de trabajo contribuyen a mantener la vitalidad del país y ponen su capacidad e ingenio al servicio del presente y del futuro. Ellos han sido como todos los que han aplicado la ciencia y la innovación en otras esferas para la defensa del proyecto social que construimos, guardianes de nuestros sueños.