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La huella de modestia y lealtad del General Espinosa

La modestia, la entrega y la incondicionalidad a la Patria del General de Cuerpo de Ejército Ramón Espinosa Martín son cualidades suficientes para que, en la mañana de este sábado, el líder de la Revolución Cubana, General de Ejército Raúl Castro Ruz, y el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, encabezaran el homenaje póstumo al revolucionario leal, fallecido el pasado 24 de septiembre.

Foto: Estudio Revolución

En silencio, firmes como lo fue Espinosa, con la solemnidad como único atributo, se ubicaron en la sala Granma, del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR), sus compañeros del Buró Político y sus familiares para rendirle honores, justo allí donde fueron depositadas sus cenizas.

Foto: Estudio Revolución

Junto a Raúl y Díaz-Canel, estaban el presidente de la Asamblea Nacional y del Consejo de Estado, Esteban Lazo Hernández; el primer ministro, Manuel Marrero Cruz; el secretario de Organización del Comité Central del Partido, Roberto Morales Ojeda; el vicepresidente, Salvador Valdés Mesa; los titulares del MINFAR y del Ministerio del Interior, General de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera y el General de División Lázaro Alberto Álvarez Casas, respectivamente. Presente también el vice primer ministro, Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez.

Foto: Estudio Revolución

Fue el General de Ejército el primero en colocar una rosa blanca ante la urna y, tras la breve estancia, cual merecido reconocimiento a la brillante hoja de servicios de quien fuera viceministro primero de las FAR, siguió el tributo del Presidente y de los demás compañeros. A saludar a la familia también fue Raúl, sentido gesto que se multiplicó en cada uno de los asistentes.

La ceremonia, íntima y sencilla, a la medida de los buenos hombres, fue también un homenaje al joven que se incorporó desde muy temprano a la lucha revolucionaria, al Héroe de la República de Cuba y del Trabajo, al corajudo de Cabinda, al jefe del Ejército Oriental por más de 26 años.

Fue una ofrenda al militar noble, querido por el pueblo, a quien vimos en los últimos tiempos, tras el paso de fenómenos meteorológicos, dirigir la recuperación de muchos territorios, y estuvo al frente de planes estratégicos de desarrollo económico del país.

Custodiada por flores blancas y por las disímiles condecoraciones recibidas, muy cerca de la bandera, rematada con un lazo negro en señal de luto, descansan las cenizas del General Espinosa, cuya trayectoria confirma, como decía Martí, que la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.

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