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Zonas Bancarizadas: detrás de la fachada

Un procedimiento rápido, dicen algu­nos. Otros se en­cuentran en una encruci­jada cuando la tecnología no acompaña los hechos y deben volver a la manera tradicional. Lo cierto es que, aunque los pagos elec­trónicos constituyen una alternativa que pisa fuerte en la sociedad cubana, aún existe mucha tela por dón­de cortar.

 

Foto: Alejandro Acosta Hechavarría

El empleo de pasare­las como Transfermóvil y Enzona facilita el pago de servicios básicos como la electricidad, la telefonía, el agua e, incluso, los alimen­tos. Un verdadero avance, cabe decir, pues garantiza una solución viable, eficaz, segura y de ahorro, en me­dio de la creciente crisis económica del país.

Si bien se observa un margen de adaptación, re­sulta necesario el análisis. Este texto nace de la nece­sidad de comprender el co­rrecto funcionamiento de la bancarización, en la que no todos están inmersos y otros casi ni la entienden. Entonces, ¿cuál es la situa­ción actual? ¿Por qué si es un proceso favorable persisten deficiencias? ¿Acaso no sig­nifica la solución en medio de la carencia de efectivo?

 

Una primera parte

“Se ha vuelto difícil con­seguir efectivo, las largas colas en los cajeros son ex­tenuantes y no siempre se pueden hacer. Lo mejor es venir aquí. Es práctico, re­lativamente económico y permite realizar la compra por pagos digitales. Por eso siempre compro mis pro­ductos del agro acá”.

Así explicó a Traba­jadores Claudia Barroso, vecina del municipio de Boyeros, en La Habana, mientras realizaba su com­pra del día en el agromer­cado de Tulipán, atendido por el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), en Plaza de la Revolución. Allí, los pun­tos de venta, todos de tra­bajadores por cuenta propia (TCP), poseen el código QR para la transacción. Decla­rado como zona bancari­zada, es uno de los luga­res en la capital en los que pueden realizarse compras, mediante el pago en línea, con la certeza de recibir la bonificación.

Jorge de la Hoz Vidal, director del agromercado, declaró que el área posee unas 60 pesas agropecua­rias, todas bancarizadas, las cuales semanalmente registran más de 500 ope­raciones y recaudan cerca de un millón de pesos en transferencias. “No obs­tante, aún tenemos de­ficiencias asociadas a la tecnología y la situación electroenergética, como los problemas con la conectivi­dad y la demora del dinero al entrar a la cuenta”.

Uno de los TCP y jefe de tarima, Ariel Rodríguez Montero, explicó que es obligatorio realizar el pago en línea, aunque no se re­chaza el efectivo. “Nosotros recibimos, recientemente, 42 operaciones, lo cual re­portó más de 28 mil pesos en un día, cifras que son va­riables de acuerdo a la dis­posición del consumidor”.

La Resolución 111/2023 del Banco Central de Cuba (BCC) aprueba las normas sobre límites para los co­bros y pagos en efectivo en moneda nacional, su depó­sito, extracción y tenencia. Por tanto, es la bancariza­ción un proceso necesario que permite, tanto a las personas como a las empre­sas, incorporarse al sistema financiero, para acceder a los servicios bancarios y que no exista mucha depen­dencia de la moneda física, en aras de adquirir los bie­nes y servicios.

En entrevista con la te­levisión nacional, Alberto Quiñones Betancourt, vi­cepresidente del BCC, ma­nifestó que “la bancariza­ción no es de ahora, ya lleva un camino transitado que se remonta a 1997. Ella no niega el efectivo y apuesta, cada vez más, a los pagos digitales, donde existan las condiciones y la oportuni­dad para propiciarlo”.

Dicen que, a palabras necias, oídos sordos, y aun­que muchos sí cumplen con lo establecido, otros disfra­zan el pago en línea como transferencia y así no ge­nera pérdidas. Y ahí está uno de los problemas: no es lo mismo pago en línea que transferencia. ¿Acaso se procede de la misma mane­ra en ambas ocasiones?

Al respecto, Quiñones Betancourt señaló que la diferencia radica en que el pago en línea es una ac­ción que realiza una per­sona donde entrega un di­nero (en efectivo o digital) por la compra de un bien o servicio; mientras, la trans­ferencia resulta un servicio bancario a través del que se transfiere un bien moneta­rio de una persona a otra (natural o jurídica).

A los negocios en los que existe el servicio de pago en línea desde cual­quiera de las plataformas, se les aplica una bonifica­ción del 6 %, lo cual signifi­ca que el consumidor reci­be su producto de servicio con ese descuento, sin afec­tación al comercio (todo eso lo asume el Banco como un costo financiero), agregó.

Usted como cliente de­cide el modelo de pago que desea efectuar. Es un he­cho, si no se hubiera imple­mentado la bancarización, pese a los problemas que enfrenta Cuba, la situación fuese peor, dada la deman­da de efectivo y los nuevos actores económicos, con­cluyó.

 

La otra cara de la moneda

Con muestras evidentes de pesar se encontraba una joven, con su bebé de dos años, en una extensa cola de personas que buscaban sacar efectivo de uno de los dos cajeros automáticos en funcionamiento, en el Ban­co de Crédito y Comercio, ubicado en las calles Gene­ral García y José Antonio Saco, de Bayamo, ciudad Monumento Nacional.

Foto: Tomada del periódico La Demajagua

Dijo llamarse Yamila Toranzo Martínez y estar dispuesta a pasar el tiem­po que fuera necesario para cumplir su objetivo.

“Vivo en una comuni­dad de Buey Arriba (muni­cipio granmense a unos 35 kilómetros de la capital del territorio) y mi familia se dedica a la ganadería. A mi papá le pagan la producción contratada a una cuenta fiscal asociada a una tarje­ta magnética y se nos hace difícil sacar dinero de esta forma. Por eso tengo que aprovechar cuando vengo a Bayamo, pues el tema del transporte también compli­ca la cosa”, añadió con gesto de conformismo.

Experiencias de este tipo son comunes; pero no todos sus protagonistas adoptan igual posición. En la provin­cia de Granma urge la adop­ción de medidas para redu­cir el problema, si se tiene en cuenta que, de los 13 muni­cipios que la integran, solo tres (Bayamo, Manzanillo y Media Luna) disponen de cajeros automáticos para re­tirar efectivo, por lo que es casi mínimo el porcentaje de los usuarios con tarjetas magnéticas que tiene acceso a esas facilidades; en tanto, el déficit de billetes de alta denominación en las institu­ciones bancarias constituye una problemática que pre­dispone.

Rolando González Agui­lar, delegado del Ministerio de las Comunicaciones en la provincia, señaló que, entre las disposiciones adoptadas, sobresale la de usar las pa­sarelas de pago en el sector estatal y no estatal.

“Poco a poco estamos cerrando el proceso, por áreas, para que los comer­cios de todo tipo ubicados en ellas comiencen a utili­zar las operaciones en las plataformas digitales; es de­cir, vamos informando a las personas los lugares adonde pueden asistir con confian­za, porque todas sus unida­des tienen establecida la pa­sarela de pago. Un ejemplo de ello es el Paseo Bayamés”.

Según el funcionario, identificaron 39 períme­tros, y es Bayamo, la capi­tal, donde se ha trabajado con mayor prontitud. De igual modo, las deficiencias están unidas al tema de la conectividad, pues existen aproximadamente 26 zonas con menor cobertura para telefonía móvil; la negativa de algunos establecimientos a recibir pagos por esta vía, sobre todo en el sector priva­do donde, además, sobreva­loran el precio del producto o servicio si el cliente solicita pagar por el canal electróni­co; así como la falta de con­trol por parte de las autori­dades correspondientes.

 

Y la solución, ¿en manos de quién?

La realidad del cubano, ese que ante la falta de efectivo en el país ha encontrado en las operaciones bancarias un respiro, no siempre es alentadora, pues persisten negocios que exigen el pago en efectivo. Conocer bien las bondades que ofrece la bancarización nos benefi­cia a todos.

Vivimos momentos en los que, al no tener un sis­tema cambiario funcional, existen grandes limitacio­nes. No obstante, infórmese bien y recuerde que no hay un límite de cantidad de di­nero a utilizar. No permita que le exijan la manera de pago y menos el pago en línea, disfrazado de trans­ferencia. Todos los billetes valen. Queda en manos del pueblo examinar y ver en la bancarización una alter­nativa en marcha, no una imposición.

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