Bayamo.— La esperanza muy cercana de poder incorporar a su nieto de 13 años a la práctica de rehabilitación, con el uso de caballos, anima a Roberto Collazo Manso a ser partícipe de las convocatorias para realizar labores diversas en una de las antiguas pistas del Parque de Ferias Agropecuarias Granma.
“Tenemos grandes expectativas con esta área —asegura— que se prepara para el ejercicio de la equinoterapia. Ya antes de la pandemia el pequeño recibía este tipo de estímulo aquí, lo cual era de mucha ayuda para él, que se le diagnosticó a temprana edad un trastorno del espectro autista (TEA). También lo era para otros niños y adolescentes con diferentes discapacidades físicas y mentales que, además de alivio, encontraban diversión mientras interactuaban con el animal.
“Luego de cada sesión veíamos cómo aumentaban sus capacidades para la comunicación, la organización, la disciplina en diferentes ámbitos de la vida cotidiana, así como la ejecución de tareas. Es por eso que estamos dejando nuestros esfuerzos en este lugar”, acotó.
Luego de funcionar con reconocidos resultados y por varios años durante la pasada década, el área de equinoterapia pasó a ser un espacio yermo y olvidado.
Fue entonces que despertó en Iliana Fonseca García, del proyecto de trabajo Remolinos, el empeño de hacer que recobrara vida esta instalación que continuaba siendo necesaria y acogedora por su entorno natural.
“Como bayamesa que soy recuerdo el auge que tenía ese servicio aquí del cual se beneficiaron varias generaciones de personas con diferentes patologías y limitaciones físicas, así como sus familiares. Cuando supe del estado en que estaba me dediqué, primeramente, a investigar sobre las bondades, ya probadas, de lo que se conoce también como terapia asistida con caballos. Quedé abrumada. Y supe de manera inmediata que había que rescatarlo”.
A esta sensible y valiosa mujer la respalda desde el inicio la sociedad Ayuda a Crecer. Se trata de un grupo de trabajadores del sector privado, del cual forma parte, que hoy se dedica a realizar una susceptible labor social con aportes materiales y de acompañamiento a quienes viven en situación de vulnerabilidad, ya sea por enfermedades, siniestros o precaria solvencia económica.
Luego de la arrancada para devolverle su esencia a la pista se involucraron también en el propósito la Asociación Cubana de Producción Animal y la Empresa Flora y Fauna, a la cual pertenece el terreno, por lo que se definen como una fuerza más y con alcances superiores.
Desde hace tres meses los emprendedores se esfuerzan en el remozamiento de las gradas y la reparación capital de dos garitas que servirán para el uso de pacientes y personal de salud, además del acondicionamiento del terreno, las áreas verdes y la conectividad de agua.
Aunque no se manejan aún cifras exactas, se presume que decenas de niños y adolescentes con las características descritas podrán recibir rehabilitación en fecha cercana, para lo cual se buscarán alianzas con los sectores de Salud Pública y Educación, a fin de elaborar un programa en el que todos tengan posibilidades.
“Aquí hablamos de inclusión; de interacción entre niños con discapacidad y sin ellas; de arte y cultura, con la participación de la filial granmense de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba que realizarán espectáculos. Hablamos también de atención y apoyo a la familia y cuidadores.
“El reto es llegar a materializar un parque inclusivo, un término que aunque es novedoso para nuestro país no deja de ser posible y para ello buscamos asesorías con especialistas del tema de la Universidad local”, explica Fonseca García.
Por su parte Alexis Cisneros Tornés, el entrenador-rehabilitador principal destaca que una vez puesto en funcionamiento sería el segundo servicio de este tipo del país, ya que existe una experiencia análoga en Camagüey, que es, sin duda, basado en su experiencia anterior, una modalidad que mejora la salud física, emocional y social.